Que el pueblo y la historia juzguen

“…Y nos salimos de nuestras casillas cuando nos acordamos de que somos socialistas. Socialistas convencidos. Socialistas ardorosos…tanto que nos ponemos a…agitar una bandera roja y lanzar el primer grito del socialismo peruano…” José Carlos Mariátegui.

QUE EL PUEBLO Y LA HISTORIA JUZGUEN

Camaradas de la historia inconclusa, embriones del parto doloroso de la libertad y felicidad:

Un proyecto de liberación nacional como el que pretendemos continuar desde las canteras, las filas y la historia del pueblo peruano, devenido por cuestiones de carácter estratégico en Fuerzas Armadas Revolucionarias – Ejercito Popular Tupacamarista (FAR – EPT), sería un sueño irrealizable, inconcluso, si no se entrelazan tres momentos históricos importantes en ascenso dialectico: 1.- la guerra de resistencia inca, con 42 años de implementación guerrillera en las montañas de Vilcabamba, 2.- la lucha por la construcción y formación nacional expresadas en el Proyecto Liberador de Túpac Amaru II y, 3.- la lucha por el socialismo, como “creación heroica de nuestros pueblos” como lo señalara el Amauta José Carlos Mariátegui.

Y no es una historia corta, a mas de 500 años de ocupación colonial, el ejemplo y sacrificio de hombres y mujeres vienen construyendo un camino cada vez mas cimentada por la realidad en que sobreviven las grandes mayorías nacionales, y que no tiene ninguna cercanía ni asomo, con el supuesto crecimiento económico de las empresas transnacionales asentadas en nuestro suelo; la política de saqueo y rapiña no es la política del pueblo trabajador que construye su futuro en la diaria jornada, ni la demagogia en la que se asienta el discurso y la praxis de la clase política que en toda la historia republicana demostraron su fracaso como proyecto.

Inventamos sueños para hacerla realidad, desde la antigua hasta la moderna esclavitud que nos impone con brutalidad el capitalismo, sueños y esperanzas que se vislumbra en el Socialismo Indoamericano como una propuesta histórica a alcanzar, no es un imposible, requiere voluntad y actitud consciente de la clase y el pueblo; en esta Patria Grande que empieza a ser descubierta por sus propios hijos, los hombres y mujeres inventan para no errar, desempolvan técnicas, estilos, métodos de lucha y sobrevivencia y con la dura labor constructora abren surcos en las paginas de la historia porque allí y solo allí, florecerá el fermento del cambio y la transformación.

Nuestros sueños y esperanzas, constituyen la eslabonada concatenación de partos y abortos sociales y políticos, de victorias y derrotas, de avances y retrocesos, de ascensos y caídas, de hombre y pueblo, pero nunca calladas ni vencidas; no iniciamos la violencia, pero la aceptamos como “partera de la historia”, la aceptamos con sus “errores y horrores” porque sabemos que solo con la violencia revolucionaria será eliminada la violencia de los ricos, solo con la violencia será desterrada la opresión y con ella se eliminara la inquisición política como instrumento de odio, como método de “dialogo” de los poderosos.

“Inventamos o erramos” callamos o nos movilizamos, luchamos o nos dejamos despojar de nuestra dignidad y libertad, no somos iniciadores pero constituimos la chispa que debe incendiar la pradera de opresión.

Lo que nos impulsa, es lo que no pudo ser reducido, ni ser escombro: el futuro, por ella, recogemos las esperanzas y sueños resumidas en permanente proceso de resistencia, como legado inconcluso de lucha de nuestra historia patria, y no podemos ofrecer el sufrimiento, lagrimas, dolor ni claudicación como herencia, ofrecemos nuestro sacrificio en esta dura lucha de clases, si ella, abre las puertas de un mañana mejor.

El futuro que soñamos, obliga la construcción del Partido Revolucionario, de un Partido Comunista, de un Partido Marxista – Leninista, sin ella no podría desarrollarse una real confrontación clasista, no podría desarrollarse la guerra, no podría llevarse a cabo la revolución proletaria, sin ella sería imposible la dictadura proletaria, sin ella, seria nada, seria polvo, la lucha por la emancipación de nuestros pueblos.

Un Partido Marxista – Leninista capaz de implementar, consolidar y desarrollar una estrategia político-militar, capaz de combinar todas las formas de lucha, integrando los campos de la revolución en un todo integral, flexibilizando su accionar táctico, endureciendo su marcha estratégica, construyendo y dando vida con originalidad dialéctica sus instrumentos que nos permitan conquistar el poder y resolver las tareas democráticas y socialistas en sus etapas de: revolución democrática burguesa y revolución socialista – proletaria. Recordemos que la solución del problema nacional, es la tarea de la revolución, y este nuevo poder, este nuevo Socialismo Indoamericano, deberá si desea triunfar en el tiempo y desarrollar con éxito su programa, sustentarse en un Estado tipo Comuna que combine el proyecto histórico de Marx con las particularidades y características propias de nuestra realidad, aquí, el ideario de Túpac Amaru II, su proyección continental y su premisa de nación y pueblo, toman vida, se entrelaza con el marxismo en una integralidad táctico - estratégica.

Un Partido que lleve la responsabilidad histórica de articular, centralizar y elevar los niveles de organización y lucha del campo social y popular, cuyo programa sea la suma de voces que lleve en su seno el tejido ininterrumpido del contrapoder expresado en ese tejido social llamado Poder Popular, plasmado en las Asambleas Populares, donde la organización asuma el papel de militante activo, de constructor y defensor del proceso de lucha.

APOSTAMOS POR LA PAZ, COMO FRUTO DE LAS LUCHAS

“Los que ahora están lejos de nosotros no quieren creerlo, murmuran que no es cierto; que no somos los mismos. Pero es que jamás supieron como éramos nosotros. Creyeron siempre que éramos como ellos” .

No es posible soñar sin tocar la realidad, cuando decidimos ser parte de la historia de resistencia y lucha de nuestro pueblo, ser parte de ese torrente bravío de trabajo y lucha, de esperanzas; empezamos por reconocer la existencia de las guerras justas e injustas, estudiar e interpretar el contenido de las guerras de resistencia Inca primero y, la lucha por la construcción y formación nacional expresadas en el Proyecto Liberador de Túpac Amaru II, entonces comprendimos que con Túpac Amaru II hay mucho que caminar, hacerla una verdadera arma de combate, rescatarlo como filosofía de vida, como un nacer epistemológico que permita articular al pueblo, hacerla programa en pos de un orden nuevo.

La cuestión de la paz, se plantea hoy en los círculos de izquierda sobre dos premisas no estudiadas a fondo: “democracia” y “socialismo” (no mencionan revolución), a nuestro juicio y con riesgo a equivocarnos por la rapidez con que se desenvuelve el capitalismo globalizador y absorbe a los elementos vacilantes, hay, existe algo principal que se olvida a sabiendas y no es objeto de discusión franca, algo fundamental en torno al cual hoy se callan, nos referimos al olvido mentiroso de la cuestión real sobre el carácter de clase de esta “democracia” que se pretende defender y defiende hoy, del carácter de clase de ese “socialismo” que se pregona a partir de círculos de la intelectualidad de la nueva social democracia (la izquierda domesticada), de quienes la sostienen hoy y que condiciones históricas la originaron y plantean.

Cuando mencionamos que la paz será fruto de las luchas, de las luchas sociales y políticas, de las luchas revolucionarias desde el campo del Marxismo – Leninismo, es decir, desde el punto de vista del socialismo contemporáneo, no quiere decir constituirse en parte de la corriente del socialismo revisado y mutilado, sino que se reivindica como un Socialismo de resistencia, se reafirma en un marxismo puro y un leninismo duro.

De ahí nuestra defensa de la cuestión: de la lucha, de cómo debe juzgarse nuestra actitud cuando aceptamos a riesgo de perecer en el intento, el seguir defendiendo con terquedad espartana la construcción del Partido de Combate político – militar, de saber que quienes lo preparan no son ellos, somos nosotros. Nosotros marxistas – leninistas, no somos amantes ni enemigos incondicionales de la guerra, queremos el Socialismo, la nueva sociedad, pero en pos de convertirla en realidad, sabemos que de manera ineludible las armas será un escenario real de confrontación clasista, entonces la lucha revolucionaria en todas sus formas será un método y una realidad, por eso no podemos negarla como un elemento que derivada de la confrontación clasista hará su aparición mas temprana que tarde, para ella nos preparamos.

No podemos negarla, porque forma parte de nuestra historia, los Incas de Vilcabamba la hicieron una constante en defensa de una sociedad que con el tronar de los arcabuces invasores conocieron la existencia de otros mundos, que emergiendo de continuadas guerras de expansión y rapiña, blandían la espada en busca de tierras, mercado y brazos esclavos; fue también el gran Túpac Amaru II, quien institucionalizó la violencia en el campo revolucionario de la confrontación al ajusticiar al Corregidor Arriaga, al construir su ejercito de pobres.

Entonces no se puede especular con la ignorancia pequeño burguesa del pueblo no educado, convertido en analfabeto funcional por el sistema, quienes no entienden el estrecho e inseparable nexo histórico y económico de toda lucha revolucionaria, no podemos convertirnos en filisteos de nuestro propio pueblo y desde esa posición confundirlos, mentirlos con que es posible lograr los objetivos por medios “pacíficos”, “legales” e “institucionales”.

En época de dictadura militar, la paz se imponía con represión y en época de dictadura democrática la “paz”, se ejerce e impone a través del discurso demagógico ante las masas y el consenso entre la partidocracia.

El Fujimontesinismo, inauguro la actual “democracia” con el peso criminal de las Fuerzas Armadas, el asesoramiento norteamericano, la instauración del modelo neoliberal y la creación de un ejercito de parias que asaltaron las instancias de la esfera gubernamental. Las heroicas jornadas de junio de 1997, la marcha de “los cuatro suyus” y la movilización popular del año 2000, deben ser estudiadas y comprendidas en su conjunto, sino se la hace, entonces seriamos incapaces de entender todo proceso continuador de nuestra gloriosa tradición de resistencia y lucha, de la posibilidad de cercar el presente y conquistar el futuro.

No se puede entender la revolución como un hecho histórico, la lucha como eslabón necesario de la liberación nacional sino lo relacionamos con la política imperial de los Estados Unidos y del G – 8 como sistema de estados, del capitalismo y el imperialismo, que se reparten el mundo en cada crisis. Planteamos la paz social sobre la base de la lucha de clases desde su expresión simple: la reivindicativa, hasta la más compleja, la de confrontación; contra una política de clases instalada en el Perú a cuento del desarrollo, por las potencias extranjeras con la complicidad de la clase política, empresarial y clerical.

Con la caída de Fujimori y la elección de sucesivos presidentes (representantes del capital transnacional) el Estado peruano no ha modificado su carácter de clase, ni cambiado su política de estado, lo que hizo y hace hasta hoy, es crear instituciones en pie de guerra, en ofensiva permanente contra toda forma de organización social y política del pueblo, con un legislativo carente de oposición, el gobierno se transforma así en un gobierno de guerra, ligado a los mandatos del imperio; por ello decimos con pleno convencimiento de causa; que la paz social ni la revolución han dicho su “ultima palabra” .

El pueblo peruano, Latinoamérica será digna, cuando los pueblos liberados abracen a los revolucionarios y caminen junto a ellos en pos de la felicidad, haciendo realidad el proyecto transformador, solo así la conquista del futuro será perdurable. Caminara con los que luchan y no con quienes han desertado al campo enemigo, por un lugar en la administración pública a cambio de una pensión para su vejez.

El futuro hermanos, compañeros y camaradas, nos pertenece, esa es nuestra apuesta moral y ética, por ello, los revolucionarios de este continente estamos condenados a triunfar.

Sin luchas, no hay victorias!
Comandante de la dignidad tupacamarista, Néstor Cerpa…Presente!
Por un año de luchas y victorias sociales y políticas… FAR – EPT…Presente!

Algún lugar del Perú, diciembre 29 de 2010.

Comandante Camilo Reyes
Comandante General FAR – EPT

Comandante Antonio Meza
Comisión Internacional
Estado Mayor FAR - EPT

Comandante Rosa Falcón
Estado Mayor FAR - EPT