La situación de la humanidad desciende rápidamente por la pendiente de la barbarie, y el imperio norteamericano y los principales centros de poder capitalista no tienen la capacidad y menos aún la voluntad para modificar esa tendencia. En este sentido, la ruina ambiental, económica, cultural y humanitaria tenderán a empeorar. Tan sólo las aún limitadas fuerzas del movimiento revolucionario socialista mundial, y sus vanguardias armadas, están en la disposición de construir alternativas para toda la humanidad. Aunque las fuerzas objetivas se mueven a su favor, el enredo ideológico y organizativo que propicia la socialdemocracia y la izquierda parlamentaria limitan la disposición subjetiva de sus fuerzas. Eso indica que la tarea central, para el momento, continúa siendo la de animar a que las fuerzas socialistas se dispongan enteramente a combatir frontal y radicalmente al capital mundial.
1.1 La débil situación de Europa.
En la medida que se está cerrando el periodo de imperialismo unipolar, los diferentes centros capitalistas de poder mundial han buscado afincar una ventaja estratégica que funja como “arma” estratégica en el reagrupamiento.
Los Estados Unidos cuentan con el 25% del PIB mundial, el dólar-deuda y su maquinaria militar. China es el taller más productivo del mundo, y compite sabiamente. Rusia a través de acuerdos estratégicos, le gana parcialmente el pulso a los CFT norteamericanos por el control de las reservas mundiales de petróleo y gas, de forma que suma a las suyas, las del Mar Caspio, parte del Mundo Árabe y África, situación que le permite afianzar sus relaciones con China y la Unión Europea, escenario al que se debe sumar su capacidad militar.
Es la vieja Europa quién aparece sin “armas” estratégicas, tan sólo cuenta con la productividad alemana y francesa, en el marco de una Unión Europea débil, un euro cuestionado y Estados nacionales en situación de impagabilidad o a punto de caer en ella.
Bajo este encuadre, la transición de recesión a depresión económica mundial está corriendo a cuenta de la “guerra monetaria” y las situaciones recurrentes de impagabilidad de los Estados europeos, hechos que están estrechamente vinculados por el cordón umbilical de la deuda y la disputa geoestratégica mundial, de la que los CFT norteamericanos esperan sacar la mejor parte.
Fueron los CFT norteamericanos, a través de las empresas calificadoras de riego, las que reventaron el globo de la impagable deuda de los Estados. Europa, al igual que Estados Unidos, durante las dos últimas décadas, logró sostener su crecimiento económico mediante la generación de deuda tanto privada como pública, que se destinó a alentar el consumo interno. Realidad que hacia mediados de los años noventa, era señalada como grave, por cuanto la deuda pública, en promedio, se acercaba al 80% del PIB.
Los grandes excedentes de capital acumulados por Francia, pero especialmente por Alemania, fueron colocados en las periferias de la naciente Unión Europea. Por ejemplo, a España llegaron abultadas sumas de recursos, una parte fue invertida en la construcción y en la concomitante especulación, otra parte substancial, fue recolocada en Portugal y en América Latina a través de los bancos españoles. Con esos recursos, los CFT alemanes garantizaron la venta de sus exportaciones y el crecimiento de sus ganancias.
Con el crecimiento de la deuda, los primeros en entrar en situaciones de riesgo fueron los países de Europa del Este, los que rápidamente fueron salvados por los bancos alemanes, imponiéndose en contra partida, severos programas de ajuste, tal como se hizo en América Latina en las décadas de los ochenta y noventa.
Con la crisis bancaria de 2008, los Estados de la Unión Europea comprometieron cerca de ochocientos mil millones de euros, destinando un grueso para futuras situaciones de riesgo. Estos salvatajes, terminaron por incrementar la deuda pública, la que a su vez creció por una menor recaudación de ingresos ante la recesión económica. Sobre esta situación objetiva actuó el rey de los samuros, “delató” públicamente el riesgo, sucediéndose la rápida salida de capitales y la crisis en Grecia e Irlanda, que tenían como antecedente inmediato a Islandia.
La escena no ha sorprendido, los CFT y el gobierno de Norteamérica han actuado con el objetivo de terminar de someter a los Estados de la Unión Europea (U.E.) al punto de convertirla en una nueva América Latina.
Lograr su objetivo, implicaría un contendor potencial menos, pero además, contar con “Estados aliados incondicionales”, que aun cuando no pesen mucho, sumen fuerzas del lado norteamericano. Si bien Europa durante las últimas tres décadas ha mantenido una postura seguidista respecto de las políticas del imperio norteamericano, en la situación actual de reajuste mundial de fuerzas, podría salirse de esa línea de comportamiento. Afectando el euro, se debilita económicamente a Europa y se le somete, estas son las cuentas de los CFT norteamericanos.
Mientras Rusia oferta el 40% de la energía gasífera y petrolera que consume Alemania, esta última tiene en Rusia un mercado fundamental para sus productos. Alemania exporta un grueso de su tecnología a China, y China exporta productos terminados a la Unión Europea. Pero por sobre todo, a China le interesa que el Euro no baje, con lo cual mantiene devaluada su moneda, a la vez de contar con una divisa en la que puede cual ir reconvirtiendo los 2,6 billones de dólares sin respaldo, que tiene en sus reservas.
Es obvio que el cuadro anterior en nada conviene a los CFT norteamericanos, menos aun que se profundice. La cadena se revienta por el eslabón más débil, y en este caso, Europa es el jamón del sándwich. Por eso el torbellino de la recesión mundial se ha trasladado a Europa.
El escenario mundial se complementa con el tira y afloje monetario entre China y los Estados Unidos. Ante la grave pérdida de competitividad de la economía norteamericana, a sus muy inteligentes dirigentes, se les ha ocurrido atacar a China de la misma manera que hicieron con Japón, país al que a mediados de los noventa obligaron a revaluar su moneda en cerca del 20%, logrando que desde entonces no volviese a levantar cabeza.
A diferencia del Estado japonés, que procede de una reconstrucción financiada con capital norteamericano, el Estado chino proviene de una revolución nacional, con lo cual gozan de mayor autonomía. Los chinos tienen claro además, que aceptar las pretensiones de los norteamericanos, de revaluar su moneda en 20%, implicaría renunciar a secas, a cerca de 500 mil millones de dólares. Pero sobre todo, que una medida de esa magnitud significaría perder su competitividad mundial en las exportaciones, es decir, renunciar a su arma estratégica en el encuadre mundial.
Como China durante el 2010 fue contraria a revaluar su moneda, al iniciar noviembre, los sabios norteamericanos a través de la Reserva Federal, hicieron pública la decisión de emitir otros 600 mil millones de dólares en forma gradual, buscando devaluar su moneda y mejorar su posición competitiva frente a China. El tiro les salió por la culata ante la caída del euro por la crisis irlandesa, de manera que el dólar mantuvo su valor y los billetes emitidos apenas pasaron a manos de los CFT. Sin más resultados, los norteamericanos colocaron en evidencia, que su arma estratégica: el dólar-deuda, ha perdido lo puntiagudo y lo peligroso que solía ser.
Detrás de la escena de la “guerra de las divisas”, es fácil leer las estrategias y lo álgido de la pugna geoestratégica. La guerra comercial financiera del viejo imperialismo retorna a primer plano. Cuando se produce la impagabilidad de Grecia, el presidente de China se compromete a comprar una parte significativa de esa deuda mala; más aún, viaja a Francia y le tapa la boca al “campeón” de los derechos humanos, Sarkosy, con contratos que rondaron los diez mil millones de dólares. China lanzaba el flotador a la Unión Europea, ayudaba a sostener el Euro y jalonaba a los europeos hacia su bando, mientras los CFT norteamericanos roían las finanzas europeas.
1.2 Lavando capital virtual
La “guerra de divisas” evidencia además el lavado de dinero que con mucha urgencia a nivel mundial se está sucediendo. Unas cuentas gruesas, todas en billones de dólares, pueden ayudar a comprender lo que sucede.
La deuda mundial puede llegar a unos 100 billones#, teniendo en cuenta que la deuda pública mundial es cercana a los 41, y que la deuda privada es mayor, se podría suponer siendo conservadores, en unos 60. Entonces, si el PIB mundial es de 63 billones, entonces significa que los habitantes del planeta tierra deberían trabajar durante cerca de 19 meses sin consumir nada para poder pagarla. Es decir, es impagable por donde se le mire.
Como la deuda es impagable, y los CFT y sus Estados lo saben, el mundo del mercado se mueve bajo la lógica de minimizar las perdidas. Sobre esta situación, los capitalistas prefieren los activos reales a los monetarios o financieros, más vale pájaro en mano que dólar volando, de aquí que hayan empezado a trocar dólares por oro. Pero como no hay oro para reconvertir tanto dinero y activos virtuales, resulta conveniente comprar lo que se pueda antes que estalle el globo. Se sucede así un lavado de dinero, en el que adquirir activos reales, especialmente los referidos a materias primas, y mejor aún sus fuentes, léase ríos, minas, bosques, montañas, tierras etc, es mucho mejor negocio que los papelitos financieros.
Esto explica por qué y cómo a los Estados y países subalternos llegan fuertes masas de dinero. Así como China firma acuerdos comerciales por diez mil millones de dólares con Francia, es también posible leer en la prensa que crea fondos de cooperación por diez mil millones de dólares con Venezuela, o que a Colombia llegarán en los próximos diez años 170 mil millones de dólares, de los cuales 80 mil millones serán dirigidos al sector petrolero. Tal como procede China, igual lo hacen los europeos y norteamericanos, es decir compran países con dinerito y papelitos sin valor alguno.
Que se sucedan ciclos cortos de crecimiento económico, sustentados por acuerdos y tratados estratégicos, sobre la base de precios favorables en las materias primas, no ha de ser sorpresa. Que en América Latina se obtengan tasas de crecimiento económico del 5% o del 7%, cuando la economía mundial se deprime no debe generar maravilla, porque ese crecimiento viene sustentado, con mucho, por la primarización de la economía, o lo que es lo mismo, de la vulgar venta de los recursos naturales y la soberanía al capital virtual mundial. Situación que correspondió en países como Colombia, con el retorno de la clase narco-para-terrateniente como fuerza hegemónica, y con una conservadurización o derechización de la sociedad.
Escenarios posibles
La crisis estructural puede tener una salida capitalista o bien podrá posibilitar el triunfo de nuevas experiencias revolucionarias socialistas.
Los escenarios posibles a desarrollarse, dependen del tira y afloje sobre la Unión Europea (U.E.); de la percepción o evaluación que elaboren los CFT y el gobierno de los Estados Unidos sobre sus posibilidades reales en el nuevo y posible marco mundial; y finalmente del impulso y dirección del movimiento proletario y revolucionario mundial.
La salida capitalista a la crisis
Transición gradual y pacífica del centro de hegemonía mundial
Un escenario posible, sustentado en un desgaste permanente y no muy acelerado del imperio norteamericano, tal como desea e intenta construir China, significaría una transición relativamente gradual hacia una nueva multipolaridad mundial.
Esta situación haría suponer que la Unión Europea no sólo logra manejar su difícil situación monetaria y financiera, sino que además genera un deslinde respecto de las políticas norteamericanas, significando por lo bajo: i) no más complicidad en las guerras de invasión norteamericanas, ii) y una política económica interna que reviva el pacto tácito entre capital y la fuerza laboral europea, con lo cual los gobiernos ganan en estabilidad política, la que invierten en la necesaria defensa de sus Conglomerados Financieros Transnacionales (C.F.T).
Transferir el bastón de mando, tal como lo hizo Inglaterra en su momento con los Estados Unidos, descontando las dos guerras mundiales, dependería de una lectura más realista por parte de las élites norteamericanas respecto de sus propias fortalezas. Supondría que los CFT y sus élites reducirían seriamente sus expectativas y propósitos respecto de su posición mundial, concentrándose en repotenciar su estructura productiva, pasando por un ajuste más fuerte del ingreso de su fuerza laboral, a fin de honrar la deuda externa e interna, lo que implicaría un cambio en el régimen de acumulación de capital y por supuesto en el de gobierno. Significaría además, un importante cambio en la hegemonía ideológica que ejerce el sector conservador y sionista empotrado en el Estado, gobierno y medios de reproducción ideológica norteamericanos.
Una hegemonía mundial ejercida desde varios centros capitalistas implicaría un nuevo reparto de las colonias y neocolonias, y en caso de no pasar por guerras locales, supondría una dura puja por reposicionamientos, los que ya se sienten en los Estados subalternos.
La situación anterior dejaría ver a los Estados Unidos haciendo énfasis desde la política, tal como lo hace sobre Perú y Colombia, países ampliamente sometidos a través de la deuda, el narcotráfico y sus guerras, con estructuras económicas absorbidas por los CFT y con regímenes de gobierno pro anexionistas. Y en forma simultánea a los demás centros capitalistas pujando con acuerdos mercantiles, financieros y tecnológicos, por acceder a mercados cada vez más amplios, que sólo serán posibles con la permanencia de regímenes de gobiernos nacionalistas y/o populistas, perspectiva sobre la que cabalgan China y Brasil, y para la cual trabajan los socialdemócratas y las izquierdas parlamentarias. Ante la crisis capitalista y sus duras consecuencias suelen repetir los reformistas de todas las layas: “¡bueno es el capitalismo!”.
La salida fascista
Si los norteamericanos logran sus actuales objetivos sobre la U.E. la convertirían en un cuasi estado subalterno, más o menos como sucede con Colombia e Israel, únicos aliados seguros en el encuadre mundial. Controlados los Estados europeos, y dado que allí reside la mayoría de bases de la OTAN, se fortalecerían las potencialidades de una salida fascista a la crisis estructural del capital, es decir mediante guerras regionales. Hitler, Mussolini y Franco, son el resultado de una economía capitalista que no encontró más argumentos que la quema de capital, a través de la guerra, como medio para salir de la crisis iniciada hacia 1910 y cerrada en 1945, es decir, tras la finalización de la Primera y Segunda Guerra Mundial.
Si el desespero llega a cundir entre los sabios dirigentes norteamericanos, y si entre ellos, la postura sionista sigue siendo prominente, cobra mayor potencialidad el riesgo de una guerra de tipo regional como salida a la depresión y crisis estructural del capitalismo.
El teatro de Corea del Norte, vincularía a Corea del Sur y Japón, con lo cual los norteamericanos lograrían una situación potencialmente atómica a las puertas de China y Rusia. Es decir, como marco para una guerra, afectaría a los competidores geoestratégicos clave, resultando muy sugestivo a sus intereses.
El teatro de Irán vincularía directamente a Israel y por esa vía al Mundo Árabe. El potencial de guerra atómica es inmediato. Para los norteamericanos significaría hacer caer la última piedra que estorba el paso continuo y seguro en dirección a Asia Central; los trofeos de guerra serían dos: los recursos energéticos que por lo pronto domina Rusia, y afincarse en las puertas de China, India y Rusia.
Los anteriores teatros serían un efectivo indicador de un imperio norteamericano desesperado. En este sentido, su probabilidad, aunque alta, aún requerirá de mayor agudización de la tendencia a la depresión económica.
El escenario fascista presenta otros teatros factibles menos costosos y de menor desespero, por ejemplo Venezuela. Una invasión potencial lograría grandes masas de petróleo, a la vez que podría reportar la reversión de las posturas nacionalistas de los gobiernos de centro izquierda de América Latina. El imperio norteamericano, en los dos últimos años, ha logrado medrar la fuerza de los gobiernos centro izquierdistas y cuenta con el voto favorable de Chile, Perú, Colombia, México, Salvador, Costa Rica y Panamá.
En contravía, las experiencias de centro izquierda no rebasan la institucionalidad y la lógica productiva capitalista, mantienen la tendencia hacia la primarización de sus estructuras económicas, haciéndose más dependientes del capital mundial. Continúan afincándose en los sectores medios de la sociedad, sin lograr o posibilitar la unidad orgánica de las masas populares, de forma que el direccionamiento al socialismo se enturbia. Esta situación hace que la vulnerabilidad de esos procesos sociales se acreciente, con lo cual las agendas y posturas fascistas del imperialismo norteamericano se fortalecen.
La salida socialista
En la práctica concreta, la actual crisis del capitalismo inició en la década de los setenta, y se ha sostenido a través de ciclos cortos de recuperación para recaer en la crisis (1974, 1979, 1982, 1988, 1998, 2002, 2008-2010). Su persistencia la ha enfrentado el capital con la reducción del salario, incrementando el desempleo, el subempleo y la pobreza mundial. Sobre esta tendencia, hace dos años planteábamos que era esperable la movilización de los trabajadores y sectores medios en la parte norte del planeta, indicábamos que el movimiento griego daba las señas de cómo podrían desenvolverse las luchas, señalábamos las dificultades ideológicas del proletariado mundial, pero veíamos claramente que en medio de las grandes crisis del capital el movimiento proletario mundial sabría comprender las potencialidades concretas para hacer del socialismo una realidad.
Que el capital haya enfrentado sus dificultades por el camino de reducir los medios de vida de los trabajadores ha hecho estallar las primeras grandes movilizaciones en Europa, epicentro de los forcejeos geopolíticos.
La magnitud y carácter de la crisis en Islandia generó movilizaciones que posibilitaron que el gobierno en situación de impagabilidad no asumiera como suya la deuda privada, de forma que los CFT se vieron obligados a reducir sus activos contables. Esta situación no fue posible lograrla en Grecia, donde tras duras y sostenidas jornadas de protesta por parte de los trabajadores, particularmente del sector público, el gobierno se arrodilló al capital Alemán y frente al FMI. De manera, que el gobierno hizo suya la deuda privada y por la vía del paquetazo ha condenado a los trabajadores y especialmente a la generación venidera a pagar una deuda que jamás adquirió.
En Irlanda, la situación de los trabajadores apenas se dejo sentir, porque el capital londinense y mundial rápidamente sometió al débil Estado y le obligó a asumir como patrimonio de la nación una deuda que corresponde al capital privado.
La situación en España, Portugal y Francia se diferencia respecto de las anteriores, porque los gobiernos han aplicado los paquetazos de ajuste a favor del capital y contra los trabajadores antes de que se llegue a situaciones de impagabilidad.
La convocatoria a Huelga General en España movilizó a cerca de tres millones de trabajadores, especialmente del sector público, y a pesar que hacía varias décadas no se presentaba una manifestación de tal magnitud, la fuerza de los trabajadores y sectores medios fue insuficiente para atajar las medidas. Los trabajadores portugueses también fueron a Huelga General, la movilización se contó por millones, pero las características de la situación española se repitieron. Los trabajadores franceses, más combativos, se movilizaron durante múltiples jornadas, desgastaron seriamente la popularidad del presidente Sarkosy, pero no logran detener las medidas en contra suya. Como las políticas de recorte en el gasto e inversión pública social han afectado a las universidades, los jóvenes de Europa igualmente se hicieron sentir durante varias semanas en las calles.
Un balance tan general y con resultados exiguos resultados, puede desencantar a los inmediatitas. Por el contrario, quienes perseveramos en la construcción del socialismo, sabemos que las situaciones de transformación social toman su tiempo. Por eso, es de celebrar, que los trabajadores y jóvenes de Europa se movilicen, y que estas se den unas tras otras, y los manifestantes se cuenten ya no por miles, sino por millones.
Recordemos que venimos de un periodo cercano a tres décadas, en las que el capital forzó un reflujo en el movimiento proletario mundial. Período en el que la socialdemocracia y la izquierda parlamentaria hicieron su festín para desmoralizar, desorganizar y desorientar a los trabajadores. De manera, que las nuevas, masivas y continuas manifestaciones no cuentan con programas políticos e ideológicos radicales, eso explica porque las consignas aún se reduzcan a pedir que sea “el capital financiero quien pague la crisis”, lo que da cuenta de la candidez política en que fue sumergido el movimiento proletario.
No obstante, las movilizaciones, por ahora europeas, dan cuenta exacta de cómo se está modificando el periodo actual, y de las posibilidades con las que ya empiezan a contar las fuerzas socialistas en el mundo.
La crisis por lo pronto deja a otros 20 millones de trabajadores sin empleo, de manera que el subempleo, la pobreza y la gran deuda mundial galopan sobre las espaldas de los trabajadores del mundo. Eso significa que en términos económicos los asalariados son más vulnerables a la dominación del capital. Pero como la credibilidad del capital para ofrecer mejoras en la situación de vida de los trabajadores se ha visto drásticamente reducida, es esperable que las luchas de los trabajadores y sectores medios a nivel mundial tiendan a intensificarse. En este sentido, ya no es el proletariado griego, sino todo el europeo el que está dando un ejemplo de combate al capital.
En el punto histórico de inflexión, donde los CFT y sus centros de dominio afinan sus estrategias para disputarse el poder mundial y salir lo menos ilesos de la depresión que se avecina cabalgando, los trabajadores empiezan a retomar su histórico camino de lucha y combate para vencer el dominio capitalista y la barbarie que significa. Súmese a esta situación, la resistencia armada que se libra en Iraq, Afganistán, Palestina y Líbano, y el sostenimiento y avance de las guerrillas de tipo socialista en América Latina, India y Asia.
Así, la mirada de conjunto a la situación lleva a comprender que los pueblos del mundo y el movimiento proletario mundial están saliendo del reflujo y cuentan con las condiciones objetivas para ponerse de cara al capital y combatirlo.
Esta situación nos muestra que las condiciones objetivas en el campo internacional giran lentamente a favor del proletariado mundial. En nuestro caso particular, comprendemos que nuestro enemigo inmediato se ha debilitado, en tanto que la oligarquía colombiana tiene como soporte principal al imperialismo norteamericano, y éste, se encuentra en una fase de rápido descenso de su poder mundial. Que ésta realidad pueda transformarse en un nuevo período favorable a nuestras fuerzas, en la dirección de posibilitar una situación revolucionaria, depende con mucho de una buena planeación estratégica de nuestra actividad revolucionaria, y de ser perseverantes hasta la terquedad en alcanzar nuestros objetivos; es decir, del empeño en nuestro esfuerzo subjetivo.
Sientan los revolucionarios socialistas del mundo, sus movimientos sociales y sus vanguardias armadas, que luchamos denodadamente para que la única alternativa para la humanidad, el socialismo, sea una realidad. ¡Nuestras trincheras son las suyas compañeros!
SITUACIÓN NACIONAL
Los últimos días en nuestra patria, hacen que nuestras banderas rojinegras se encuentren a media asta. Los más de dos millones de damnificados por la ola invernal, dejan como saldo más de trescientos muertos hasta ahora. La agresión a la madre tierra por parte de la maquinaria destructiva del capitalismo, trae sus consecuencias naturales. Pero de manera contraria, la gran mayoría de los damnificados por las condiciones climáticas, corresponden a gran parte de los desamparados de la patria, que se suman a los más de cinco millones de desterrados por la violencia estatal y a los más de 25 millones de pobres del país.
2.1 Bloque en el Poder
El imperio norteamericano con sus Conglomerados Financieros Transnacionales (CFT), intentó paliar su larga crisis económica y sus necesidades de acumulación de capital aperturando nuevos mercados en América Latina. En este sentido el papel que ha jugado el continente es el de ser mercado receptor de parte de su sobreproducción y de fuente de recursos del sector primario. Para sostener y acrecentar sus ganancias, diseñó la estrategia del Tratado de Libre Comercio para las Américas (TLC), instrumento de un propósito más grande, implementar una política anexionista en todo su patio trasero.
En el proceso de agudización de la crisis Norteamericana, el imperio trata por todos los medios de abrir nuevos mercados y de buscar países en los cuales pueda lavar grandes cifras de miles de millones de dólares, sin soporte material alguno, fruto de la emisión desmedida y desesperada. Encontrando un perfecto súbdito en el gobierno colombiano, el cual ofrece todas las garantías para la entrada de capital extranjero, prioritariamente el Norteamericano. La estrategia del Tratado de Libre Comercio, sigue siendo una preocupación latente en la agenda del imperio y de la burguesía nacional, que nuevamente entra a la orden del día en el escenario del país
A pesar de no haberse firmado el TLC con los Estados Unidos, las relaciones económicas del país cada día son más dependientes de los centros mundiales del capital, que han encontrado al país como un paraíso para sus inversiones, lo que acontece con la venia de la apátrida oligarquía nacional. Situación esta, que es contraria a lo que la razón le ha dicho a varios países, los cuales han encontrado el momento oportuno para librarse de las deudas externas y de toda intervención de capitales extranjeros, principalmente el norteamericano. Pero la arrodillada y sumisa actitud de nuestra rancia y vendepatria burguesía es tal, que la entrada de las grandes cantidades de dinero, lejos de disminuir las deudas, apuntan en el sentido contrario, aumentar la deuda y hacerla impagable, tal como lo anuncia una publicación reciente de la revista Semana, en la que se afirma que al país llegarán cerca de 170 mil millones de dólares en los próximos 10 años.
Sin embargo, en Colombia no sólo es el capital norteamericano quien acecha nuestros recursos económicos. Casos como el capital español y brasilero dan cuenta de ello, otro ejemplo son los tratados de libre comercio con China y la Unión Europea. Todo esto, sólo es posible por la actitud miserable y regalada del bloque en el poder y del execrable régimen de gobierno.
Un nuevo gobierno con Santos, representa una continuación del régimen económico, pero con un reacomodamiento táctico en el aspecto político. Dualidad que se presenta como consecuencia directa de la coyuntura mundial.
Por un lado es la continuación del régimen político, caracterizado por la entrega de los recursos naturales y humanos a los poderes económicos extranjeros, los cuales tienen un soporte en la acción represiva contra las mayorías populares mediante la persistencia de la mal llamada “seguridad democrática”. Es una continuación porque se sostienen las líneas generales de proyección económica hacia la reprimarización de la producción, que ven en los megaproyectos agroindustriales, mineros, de hidrocarburos e infraestructura, la agenda económica prioritaria para el país.
Pero por otro lado, hay un reacomodamiento táctico que depende directamente de la coyuntura regional e internacional. El show del mejoramiento de las relaciones con los vecinos, muestra que la burguesía nacional es incluso consciente de la decadencia del dólar y por eso se apresuran a buscar nuevos mercados con China y Brasil, y por restablecer el comercio, las relaciones políticas y diplomáticas en las fronteras con Ecuador y Venezuela, países con los que ha existido un intercambio de mercancías cercano a los ocho mil millones de dólares anuales.
Otro reajuste que hace este gobierno, es la vieja y conocida fórmula de la “Unidad Nacional”, la cual, emulando los tiempos del Frente Nacional, intenta extender el acuerdo entre la oligarquía, en la que los sectores narcomafiosos y la burguesía comparten los frutos del mismo plan económico para el país. Se pretende que esta vez ya no sea el estilo gangsteril, ligado a las dinámicas paramilitares y mafiosas quien está al frente de los hilos del país, sino que sea la burguesía urbana quien los mueva, y quien trate de “limpiar”, o al menos encubrir, los pasados ocho años cargados de sangre hasta en el último rincón de la patria. Es por eso que dicha “Unidad Nacional” utiliza personajes de la talla del Vicepresidente Angelino Garzón, un esquirol desclasado, que pregona la imagen de un país defensor de la vida y los derechos humanos.
Contrarios son los resultados de los primeros cien días de este gobierno, corto período en el que ya se cuentan más de cien víctimas mortales entre sindicalistas, luchadores sociales y defensores de derechos humanos, a los que se suman cerca de quinientos muertos, resultado de la guerra interna. No podría ser esto posible sin el apoyo decidido de la manguala del Congreso de la República, que sin reparo alguno legisla a favor de la impunidad, decretando la invisibilización de las víctimas del terror estatal, silenciando la verdad y dando luz verde a la legalización de los dineros sucios y las tierras robadas a sangre y fuego.
Entonces, si el objetivo de la oligarquía era el encubrimiento del robo, masacre y toda clase de violaciones sistemáticas, bien sabe el pueblo colombiano que otra es la verdad. Para que el bloque en el poder, arrodillado al imperio norteamericano, pueda sostener y consolidar su política anexionista, aun le sigue siendo necesario completar la reforma agraria de tipo latifundista que permita consolidar la monoproducción de agro-combustibles y otros cultivos agroindustriales. Es por eso que continúan, por la vía de las armas y las leyes, apropiándose de la tierra que aún sustentan los campesinos medios, el pueblo indígena y las comunidades afrocolombianas.
En la década que termina, habían avanzado en la usurpación de más de 5 millones de hectáreas a motosierra y bala, y tal como lo ha prometido la oligarquía a través de la ley de tierras, pretende devolver cerca de 1 millón a sus dueños, pero ellos, si la promesa se hace efectiva, las recibirán totalmente sobreexplotadas y amarradas a proyectos agroindustrialiales sujetos a un circuito mercantil liderado por los gamonales locales o por los nuevos “empresarios” agrícolas, es decir por sus victimarios.
La burguesía nacional, bajo una actitud anexionista, ha permitido que el capital extranjero vaya absorbiendo la infraestructura productiva del país, con lo que se hacen socios minoritarios de los CFT. En este sentido, no existen contradicciones aparentes de intereses con el capital mundial. Por esto, mientras el resto del mundo gira sus estrategias hacia el proteccionismo, la apátrida burguesía nativa busca salidas a la recesión económica ampliando la cartera de tratados de libre comercio con otras zonas del mundo.
Las últimas dinámicas muestran un reacomodamiento con repercusiones geoestratégicas, en las que entran a jugar diversas políticas: Grandes proyectos de construcción de vías con miras a la salida de mercancías como la Iniciativa de Integración Sur Americana (IIRSA).
Pero un análisis realista a la dinámica económica bajo el modelo de acumulación de capital desarrollado bajo la agenda anexionista, no promete prosperidad sino turbulencias.
Frente al fracaso de industrializar y desarrollar la economía nacional en la vía capitalista clásica, la oligarquía nativa cejó en su empeño y se dejó absorber por el capital mundial, y para sostener sus precarios niveles de rentabilidad, no sólo han entregado el poder de sus activos, sino que han primarizado la economía, es decir, han vendido a precio de menudencia ya no sólo los recursos naturales, sino sus fuentes en el origen, es decir, en vez de la mina se entrega la montaña, y en vez del agua los ríos, lagos y páramos. Sobre esta lógica, la oligarquía nativa ha anotado en sus cuentas, el ingreso de dólares, situación que ha sido sostenible, como se explicó en la sección uno, por la emisión de dólares sin respaldo, con los que se han aumentado en forma ficticia los precios de las materias primas y sus fuentes.
Como la economía mundial se encamina hacia la depresión, y como la realidad es que esos dólares no valen nada, quién los acumule, bien pronto se va a dar contra el muro. Entonces el anuncio de los 170 mil millones de dólares, 80 mil dirigidos a petróleo, quiere decir que los genios que orientan la economía local, están cambiando el territorio de un país por papelitos que cada día valen menos. En el punto difícil, la situación no se detendrá con una corrida de capital, la consecuente pérdida de valor, del territorio, de la soberanía, sino que la deuda externa saltará multiplicada por los aires, tal como sucedió al inicio de la década de los ochenta, y está sucediendo en Europa. Derramada la leche, los sabios de la economía local, descargarán su furia contra los trabajadores y desempleados para hacerlos pagar las deudas y sostener sus ingresos, furia que sabemos ya, se viste de motosierra, pasea oronda de fusil luciendo tiernos y carnosos labios pintados de rojo sangre.
Por eso los grandes proyectos económicos al tener el sello de la clase burguesa, necesitan estar acompañados por la violencia, único garante de la posibilidad del desarrollo de dichas obras, pues estas, al excluir del beneficio a la gran mayoría de sectores populares tienden a desencadenar episodios de protesta que deben ser aplastados a toda costa. Así como el terrorismo de estado ha cumplido parte de su tarea en el campo, se traslada con mayor fuerza a las ciudades por medio del control social de las mismas.
Política que se viene desarrollando a través de la contratación en las empresas públicas y privadas, de personal que ha sido paramilitar, el que cumple fácilmente dos requisitos: ser mano de obra barata y disciplinada, y a la vez agente del régimen de terror. Disciplinamiento que se acompaña con cruzadas y políticas que tienden a neutralizar la protesta en los habitantes; por ejemplo Medellín se convirtió en un laboratorio con campañas como “a mi ciudad no vuelve la violencia”, manera cínica de expresar un propósito político y militar, luego de que prácticamente un solo actor paramilitar domina el territorio, de forma que todo el año 2010 ha sido un año de resurgimiento del pillaje y del genocidio urbano agenciados desde los centros de poder. El mismo modelo está siendo implementado, principalmente en Cali y Bogotá. El elemento común es que estos programas han sido desarrollados por gobiernos locales de “centro–izquierda”.
El papel sucio y en contra de toda normatividad, desarrollado por el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), dirigido desde la casa de Nariño, se dedicó a la labor temeraria de hurgar meticulosamente entre otros, la vida íntima de quienes denuncian sin temor los vejámenes y crímenes de Estado. Por otro lado es un intento de neutralizar acciones dirigidas a reclamar justicia a nivel internacional y por la reparación integral de las víctimas. La Fiscalía General por su parte, evadiendo su misión, favoreció procesalmente la situación, usando todo tipo de estrategias. Ello demuestra que el aparato estatal con su sello de clase, hace uso de pícaras maniobras para favorecer a sus representantes burgueses y por el contrario, la vileza de cara a las víctimas es evidente, pues ellas son revicitimaizadas y condenadas en el olvido y la impunidad. A pesar de las últimas noticias, de la olla destapada y de los recambios de personalidades en las esferas competentes, sabemos bien que la burguesía no prescindirá de cualquier tipo de herramienta, por vulgar que sea, que le permita ser los ojos y oídos en todos los rincones de su pútrido Estado.
Todo lo anterior nos demuestra que el cinismo es el único valor que la burguesía tiene, pues mientras en el anterior gobierno, la figura de Santos representada en el ministerio de guerra se dedicaba a hacer fueros y mostrar los dientes con los vecinos de la región, hoy cumple el papel del amigo amable que debe mejorar las relaciones a toda costa. Ello evidencia que una puja y tensión entre el sector mafioso y rancio de la oligarquía nacional, se agudiza con el sector de la burguesía urbana, y que la llamada “Unidad Nacional” es por ahora un pacto necesario para sus intereses económicos, pero hecho en medio de la zozobra que reina entre traidores.
En síntesis, la consigna de “prosperidad democrática” que pregona la burguesía, es en verdad, la prosperidad de los ricos, y para unos pocos días, reflejada en las ganancias de los megaproyectos, privatizaciones, y del lucro fruto de la sobreexplotación de la madre tierra y de la fuerza de trabajo de los colombianos. Pero contrariamente, esta consigna significa una desgracia anunciada para el pueblo colombiano, pues por un lado la crisis económica mundial, repercute, como lo ha demostrado la historia, sobre los pobres del mundo, con más desempleo y con empleos cada vez más precarios. El robo y concentración de tierras, el genocidio, el desplazamiento, el atropello de las transnacionales, serán el pan diario del nuevo gobierno. La reducción drástica de las condiciones de vida de los pobladores será una consecuencia inmediata. La desprotección social en salud, vivienda, educación y servicios públicos serán la compensación que ofrecerá el gobierno para paliar la pobreza de la mitad de habitantes del país.
Prueba de las dificultades que ya atraviesa la oligarquía nativa para sostener su pútrido poder, es la forma atolondrada y oportunista en que será feriado un nuevo 10% de las acciones de Ecopetrol. Todos sabemos, tal como sucedió con la reconstrucción del terremoto en la zona cafetera, que el grueso de recursos no se destinará a superar los efectos del invierno, así que descontemos esta situación. ¿Entonces por qué renunciar a la vaca lechera que sostiene las finanzas del Estado opresor y oligárquico?.
¿Vendería un empresario su línea de negocio más rentable, y que además sostiene el conjunto de su actividad productiva?, es obvio que hacerlo significaría condenarse a una posible ruina, así pensaría un capitalista. Pero la clase que dirige el Estado colombiano no tiene de cerca el ideario liberal burgués, en ellos, históricamente ha primado la postura de obtener ganancias inmediatas y sin esfuerzo: el rentismo económico es su guía doctrinaria. Y para obtener rentas, con frecuencia caen en lo más bajo de la escala mercantil, para ellos, ser mafioso, narco, contrabandista, salteador de tierras y del tesoro público da lo mismo. La postura oportunista de Santos se inscribe en esa lógica, la que de seguro genéticamente ha heredado.
Pero tal decisión, no sólo evidencia el proceder corrupto de la clase oligarca, sino que permite confirmar su arrodillamiento ante la agenda anexionista imperial. Que el funcionario público impuesto como Presidente se deshilache en candidez, ante la mano yanqui que bajo la mesa manosea tiernamente sus pueriles piernas, mientras le entrega unos miles de dólares, no es una novedad en la vergonzosa historia oligárquica. Pero una cosa había sido proveer licencias y prerrogativas, otra muy distinta es entregar el territorio con las zonas francas y el último bastión de ingresos estatales.
Incapaz de resistir el lóbrego olor del dólar, incapaz de sostenerse en pie frente a la lógica del mercado mundial, e incapaz de socorrer a sus conciudadanos en desgracia, la clase gobernante arrastra su delicado abdomen y como meretriz entrega sus dulzuras al amo, traicionando la patria y la nación.
Entregado Ecopetrol al capital externo, se perdería el control de la fuente fundamental para costear el sostenimiento del Estado, lo que significaría incrementos de la deuda pública y por esta vía el ahorcamiento de lo que se conoce como Estado nacional, paso previo para la anexión política abierta al imperio.
Pero todas estas contradicciones, normales en un decadente capitalismo, brindan al pueblo organizado en el Bloque Popular y Revolucionario, las condiciones necesarias para luchar de manera decidida por la superación definitiva de la miseria y la dictadura del capital.
2.2. Bloque Popular y Revolucionario
De la misma manera como el bloque en el poder, o bloque dominante, ha adecuado tácticamente sus movimientos en función de la evidente decadencia de la hegemonía norteamericana, el Bloque Popular y Revolucionario tiene un reto para el desarrollo de su lucha y el reajuste de su táctica en el actual momento.
El Bloque Popular y Revolucionario ha cumplido un papel de resistencia a esa agenda anexionista del Bloque en el Poder y del imperio norteamericano. Sin embargo dicha estrategia ha resultado insuficiente por dos razones principales: porque en parte ha sido neutralizada por el enemigo mediante el terror generalizado sobre las masas populares; y por la presencia de las ideas socialreformistas que como parásitos cuelgan en el seno del pueblo.
No obstante, el último periodo muestra cambios cualitativos en el desenvolvimiento de la lucha y el trabajo libertario del pueblo. Por un lado las acciones de carácter gremial y sectorial que suelen ser coyunturalistas y estar mediadas por las reivindicaciones económicas, evolucionan hacía ejercicios conjuntos de construcción de plataformas y propuestas políticas, a la vez que reaniman a la población y van construyendo acumulados importantes de resistencia y movilización.
Por otro lado, las insurgencias del ELN y las FARC-EP han tomado el único camino y actitud que es propia de los revolucionarios, pues el conflicto entre estas dos fuerzas ha cesado en la totalidad del territorio nacional, en concordancia a una voluntad política que discrimina y combate de manera clara al enemigo antagónico de clase. Situación que también abre un camino a reconstruir y transitar, en el logro futuro de la unidad estratégica entre las vanguardias revolucionarias y el pueblo colombiano.
Las fuerzas de oposición demócrata y liberal que se aglutinaron en el Polo Democrático han dejado de ser un problema significativo para el bloque en el poder. Desafortunadamente, a su interior se trasladaron y cobraron vida los viejos estilos y vicios de la politiquería. Esto se manifestó en su posición de aislamiento respecto de las luchas y reivindicaciones sociales, que probablemente desarrolló como táctica, en el intento de aparecer como un actor político ubicado por encima de las contradicciones sociales y en función de ganar votos, actitud que ha terminado por costarle el aprecio que pudo tener en su momento por las masas populares, hasta derivar como un partido debilitado y con tendencia definitiva al fraccionamiento. Más aún, el fenómeno de la “Unidad Nacional” del actual gobierno, no ha suscitado en el interior de este partido debate alguno, sino por el contrario un silencio que tiende a dejar la sensación de tolerancia frente a ese proyecto político.
Las guerrillas continúan manteniéndose como realidad político-militar antagónica a la dominación capitalista y oligárquica, posicionando de manera sostenida su alternativa al interior de todo el territorio colombiano. La política de la lucha contrainsurgente ha venido evolucionando históricamente y muestra de ello es la nueva modalidad operativa que consiste en despliegues cada vez más móviles y con la utilización preferencial de la aviación, como herramienta de terror, dotando al cuerpo de Policía Nacional de un mayor desempeño en la utilización de tecnológicas en función de planes de inteligencia y contrainteligencia. No obstante, los métodos de resistencia y lucha de la insurgencia también han venido cambiando, como lo demuestra la actividad operativa en la mayoría del territorio colombiano, pues el pueblo en armas se ha adaptado y ha estado a la altura de la confrontación contra el enemigo. La guerra de guerrillas no la acaban los imperios, ni los bombardeos miserables y genocidas y parte del pueblo siguen reconociendo en sus armas libertarias la única salida para sobrevivir y conquistar la dignidad.
El Bloque Popular y Revolucionario colombiano comprende que la actual decadencia del imperio norteamericano es una ventana en medio de la dialéctica de la historia, por cuanto el enemigo inmediato, la oligarquía nacional, se debilita. En este sentido, su esfuerzo subjetivo se dirige a abrir un nuevo período favorable a las luchas socialistas, por eso, las vanguardias armadas retoman no sólo el camino de su unidad, sino por sobre todo, trabajan dura y creativamente por restablecer y madurar sus naturales vínculos con las mayorías del país. La historia trabaja más rápido y sagazmente de lo que los desencantados suelen comprender, es por eso que los luchadores populares, los socialistas revolucionarios y sus vanguardias armadas debemos esforzarnos al máximo para que esa ventana se transforme en una situación revolucionaria, lo que tan sólo será posible bajo una planificación adecuada al calor de la guerra contra la oligarquía y el imperialismo.
Por eso, el momento exige un especial cuidado frente a las ideas conciliatorias con las fuerzas que representan el capital, la oligarquía y el imperialismo, las que son difundidas por fuerzas políticas que se dicen de izquierda, pero bien vistas, son otro disfraz de la concepción liberal burguesa que inicia y termina en el capital, presentadas en nuevos envoltorios generan desencanto, desarticulación y dispersión en el seno del pueblo. Frente a estas posturas, debemos esgrimir nuestra voluntad radical por el socialismo, con la certeza que es el único futuro posible de vida digna para todos los colombianos y para la emancipación de todos los proletarios del mundo.
REGIÓN
La región Oriental integrada por el vasto territorio de los departamentos de Arauca, Boyacá, Casanare, Meta, Santanderes y Vichada; posee un alto potencial de recursos naturales y minerales, representado en: páramos, ríos, montañas, selvas y sabanas, en las que se albergan suelos fértiles, minerales como carbón, hierro, esmeraldas, sal, petróleo, además de la rica biodiversidad.
La burguesía nacional y el imperio han puesto sus ojos y ambiciones sobre el territorio para apropiarse y saquear los recursos. Para ello, han posicionado grandes mega proyectos de distinto orden, con participación mayoritaria de los Conglomerados Financieros Transnacionales (CFT).
El Gobierno Nacional y el Congreso de la República, han facilitado el saqueo de los recursos naturales, colocando a disposición la ley de páramos, aguas, tierras y víctimas, entre otras. Ejemplo de ello, es la concesión para la explotación y comercialización del carbón en la cadena de páramos del nororiente boyacense; la canalización del río Meta para su navegabilidad, dirigido a la infraestructura del la Iniciativa de Integración Regional de Sur América (IIRSA); la concesión y privatización del Parque Nacional Nevado del Cocuy y Güicán a Aviatur para las actividades de agroturismo; y la intensificación de nuevas explotaciones petroleras por parte de empresas como la BP (ahora Talisman), Oxy, Repsol, Petrobras entre otras.
Es tal el avance, que en los dos últimos años se adelantan actividades de exploración y sísmica en el piedemonte llanero, concentrándose en el bloque “Niscota”, con influencia en los municipios de Paya en Boyacá, Nunchía, Paz de Ariporo, Támara, Hato Corozal y Sácama en el departamento de Casanare. Este proyecto que contempla un área de 63 mil hectáreas, se enlaza con otros proyectos petroleros de Arauca, afectando el territorio sagrado del pueblo U’wa, en el departamento de Casanare, donde HOCOL y SISMOCOL, intentan adelantar la sísmica tridimensional, a través de tres líneas: Mundo Nuevo, Niscota y Tángara.
El desmedido afán por la extracción del oro negro en Tauramena, Aguazul, Chámeza y Recetor Casanare, se enfrenta a la movilización de las masas organizadas que no permiten la destrucción de su vida y el medio ambiente a cambio de la ganancia y la ambición del proyecto “Odisea”.
La explotación de esmeraldas continúa en manos de las empresas del reconocido jefe paramilitar Víctor Carranza en el occidente de Boyacá y se ha entregado la concesión para la explotación de minerales en Salina Casanare, perjudicando el usufructo que por tradición, vienen realizando los pobladores. Bajo esa misma perspectiva aparece la puesta en marcha de cultivo de grandes plantaciones de monocultivo de caña, palma aceitera, remolacha, yuca amarga, para la producción de agrocombustibles, así como caucho y maderables que demandan grandes extensiones de tierra productiva y agua.
Para facilitar el mercadeo de estos productos se están adecuando vías como la carretera marginal de la selva, cuya proyección contempla la construcción de un nuevo puente internacional en el departamento de Arauca; se amplía y privatiza la doble calzada Sogamoso – Bogotá, enmarcada en el proyecto de Bogotá ciudad región, que facilita el monopolio y explotación de las grandes reservas de hierro y carbón de la región; de igual manera, se ha concretado en Yopal el aeropuerto de cargas.
La generalización del pillaje sobre la naturaleza y la fuerza productiva de la región se sustentan en la violencia directa hacia los pobladores que dignamente resisten, por eso continúa la estigmatización y persecución del tejido social, mediante señalamientos, seguimientos y agresiones a los dirigentes sociales y políticos. Especialmente persiste el desplazamiento de la población en los territorios donde se implantan los megaproyectos, ejecutada por grupos de exterminio, financiados, entrenados y dirigidos por los CFT y en pleno amancebamiento con los aparatos de seguridad del Estado colombiano.
Es por ello que han tenido que recurrir a la aplicación de estrategias anti populares como ejecuciones extrajudiciales, situación incluso jurídicamente inocultable, puesto que en Boyacá y Casanare, en tan sólo los dos últimos años hay más de 60 militares detenidos, de las brigadas No. 1 y No. 16, correspondientes a la quinta y octava división del llamado “Ejército Nacional”, por los cuales, hasta hace sólo pocos meses, fueron condenados a cerca 40 años de prisión un suboficial y un soldado profesional. Todo esto, sin reseñar los casos que se están investigando de Arauca, Meta, Santanderes y demás territorios de la región oriental.
Bajo esta lógica, y mirando con ojeriza la frontera venezolana, tal y como lo debe hacer un súbdito del águila imperial, las apátridas fuerzas militares reorganizan la disposición de sus recursos en la región.
A mediados de los 90s, los batallones del ejército burgués que operaban en el departamento de Casanare, adscritos a la brigada 18 con sede en Arauca, fueron descentralizados para conformar la nueva brigada No 16, cuya sede se estableció en Yopal Casanare. Esta brigada extendía su operatividad a los municipios de Labranzagrande, Paya, Pisba y Pajarito Boyacá y dependía de la 4 división con sede en Villavicencio. La misión fundamental que se le delegó, fue la de garantizar el saqueo petrolero en el marco de la bonanza de esos años, para lo cual debían exterminar o controlar la resistencia armada que oponía la población, tal como ya sucedía en Arauca.
A finales del 2009, la brigada No. 16 es desprendida de la 4a división y pasa a formar junto con la brigada No. 18, la 8va división del que llaman “Ejército Nacional”, con sede en Yopal, cambios que se complementan con la creación de la base aérea en la misma ciudad. Esta re-disposición de fuerzas, se enmarca en un plan de “contingencia y aseguramiento” de la frontera con la República Bolivariana de Venezuela. Esto debe poner en alerta al Bloque Popular y Revolucionario de Colombia y Venezuela, pues se deja en evidencia que el imperio norteamericano y sus súbditos directos actúan en la prospectiva de una guerra regional, situación que hemos descrito en la sección internacional de nuestro análisis.
Bajo este marco, no se puede subestimar la paramilitarización que se mantiene en Casanare, a través de las ACC de Martin Llanos, Meta y Vichada con los Cuchillos, respaldados operativamente por las llamadas “Fuerzas Armadas de Colombia”.
Como en la región se cristalizan las políticas anexionistas, de pillaje y de guerra regional imperial, ellas son, por incapacidad del régimen político, adobadas con políticas departamentales de tipo dictatorial y mafiosas, por cuanto la población de la región sostiene su rechazo popular y armado.
Los gobiernos departamentales y municipales de Arauca y Casanare, los que en otrora, fueron los niños consentidos por parte del gobierno de Uribe y de su ministro Santos, se destacan hoy, públicamente, por sus íntimos vínculos con el paramilitarismo y por su repudiable nivel de corrupción. Por eso, la deslegitimación de esas administraciones departamentales es más que progresiva, en la medida que se desenmascaran sus políticas mafiosas, narcotraficantes, paramilitares, guerreristas y represivas.
La región Oriental históricamente significa para los revolucionarios un bastión de la resistencia y la construcción social de un nuevo país, la que ha logrado mantener expresiones de lucha y poder popular, enfrentando con dignidad la arremetida integral del estado oligárquico. Representa, un semillero de hombres y mujeres que recogen y le dan continuidad a las banderas más dignas de la humanidad, las banderas del socialismo.
El proceso de construcción y resistencia social y popular mantiene su lucha por la soberanía del territorio, la protección de los recursos naturales para el beneficio de todo el pueblo colombiano y las nuevas generaciones, el fortalecimiento organizativo de nuevas expresiones sociales solidarias, la construcción de alternativas a las dinámicas depredadoras del capital y sus lacayos, la movilización política permanente y la confrontación con las armas del pueblo, mediante los cuales hemos propinado certeros golpes en lo político y militar.
En medio de los altos niveles de represión y barbarie, el movimiento social y popular ha logrado mantener su dinámica. A nivel político, continúan las proyecciones de los planes populares de desarrollo, aplicables en la mayoría de los aspectos sensibles a la vida social de las comunidades. Sostienen escenarios de denuncia a nivel nacional e internacional de las violaciones de los derechos humanos, y laboran en la defensa y acompañamiento de las víctimas del terrorismo de estado; desarrollan espacios de comunicación alternativa que han posibilitado romper el silencio y la barbarie.
En síntesis, la dinámica del pueblo se concreta en el proceso de reactivación y reorganización de todas las formas de lucha, en medio de la confrontación permanente contra las pretensiones de aniquilamiento de las políticas del Estado y los CFT imperialistas. Nos espera una década de dura confrontación, lucha y resistencia popular frente al colapso del imperialismo mundial. Década en la que si trabajamos en forma decidida y dura por materializar nuestros planes estratégicos, de seguro nos reportará avances transcendentales en la construcción del socialismo.