El anuncio del encuentro entre el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué Monteagudo, y la Comisión de Mediación (Gobierno Federal y el Ejército Popular Revolucionario) ha despertado no pocas expectativas favorables.
La ocasión es propicia: el recientemente electo gobernador de Oaxaca tendrá en sus manos la posibilidad única de demostrar a todos que en la entidad se van a investigar los crímenes de lesa humanidad.
Junto a ello, en las actuales circunstancias, el respeto a los Derechos Humanos en Oaxaca (especialmente en los pueblos indígenas) representaría una verdadera política de cambio.
Bajo el frío cálculo político, el encuentro bien podría verse como el comienzo de una forma completamente distinta de enfrentar la realidad política respecto al último gobierno estatal priísta, cuando este 25 de mayo se cumplan cuatro años de la desaparición de los eperristas.
Para la Comisión es corresponder a la instancia más adecuada para exponer el exhaustivo y ejemplar trabajo realizado, ofreciendo los elementos vitales para aplicar la ley.
Pero si ello queda nuevamente entre letra muerta y la indiferencia, el tiempo terminará no sólo para las partes sino que alcanzará a todos los mexicanos.
Asumir el momento histórico es, sin duda, el desafío de la hora. Está en sus manos.
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[Publicado en «El Nuevo Mexicano», 13 de abril de 2011.]