LA CLASE OBRERA CON LUCHA PROTAGONISTA DEL CAMBIO REVOLUCIONARIO
-“Trabajadores: la guerra de clases ha comenzado. Ayer, frente a la fábrica McCormik, se fusiló a los obreros. ¡Su sangre pide venganza!
¿Quién podrá dudar ya que los chacales que nos gobiernan están ávidos de sangre trabajadora? Pero los trabajadores no son un rebaño de carneros. ¡Al terror blanco respondamos con el terror rojo! Es preferible la muerte que la miseria.
Si se fusila a los trabajadores, respondamos de tal manera que los amos lo recuerden por mucho tiempo.
Es la necesidad lo que nos hace gritar: “¡A las armas!”.
Ayer, las mujeres y los hijos de los pobres lloraban a sus maridos y a sus padres fusilados, en tanto que en los palacios de los ricos se llenaban vasos de vino costosos y se bebía a la salud de los bandidos del orden...
¡Secad vuestras lágrimas, los que sufrís!
¡Tened coraje, esclavos! ¡Levantaos!”-
Proclama de Adolf Fischer, Mártir de Chicago, convocando a la movilización, del 4 de mayo de 1886.
El 1° de mayo de 1886 estalló la huelga por la jornada de ocho horas en los Estados Unidos. Más de cinco mil fábricas fueron paralizadas y 340.000 obreros salieron a calles y plazas a manifestar su exigencia. En Chicago los sucesos tomaron rápidamente un sesgo violento, que culminó en la masacre de la plaza Haymarket (4 de mayo) y en el posterior juicio amañado contra los dirigentes anarquistas y socialistas de esa ciudad, cuatro de los cuales fueron ahorcados un año y medio después.
A mediados del siglo XIX, tanto en Europa como en Norteamérica, en las emergentes factorías industriales, se exigía a los obreros trabajar doce y hasta catorce horas diarias, durante seis días a la semana, incluso a niños y mujeres, en faenas pesadas y en un ambiente insalubre o tóxico. Los emigrantes europeos, que llegaban entonces a los Estados Unidos en busca de un mundo mejor, cambiaron los resabios feudales que todavía pesaban sobre sus hombros por la voracidad desbocada de un capitalismo joven, que multiplicaba sus ganancias ampliando al máximo la jornada de trabajo. Extraños en un país desconocido, los inmigrantes crearon las primeras organizaciones de obreros agrupándose por nacionalidades, buscando primero el apoyo y la solidaridad de los que hablaban la misma lengua, constituyendo luego gremios por oficios afines (carpinteros, costureras), y orientando su acción por las vías del mutualismo.
La primera huelga brotó, 60 años antes de los sucesos de Chicago, entre los carpinteros de Filadelfia, en 1827, y pronto la agitación se extendió a otros núcleos de trabajadores. Los obreros gráficos, los vidrieros y los albañiles empezaron a demandar la reducción de la jornada de trabajo, y 15 sindicatos formaron la “Mechanics Union of Trade Associations” de Filadelfia. El ejemplo fue seguido en una docena de ciudades; por los albañiles de la isla de Manhattan; en la zona de los grandes lagos, por los molineros; también por los mecánicos y los obreros portuarios.
Hacer valer la máxima de ocho horas para el trabajo, ocho horas para el sueño y ocho horas para la casa se logro luego de un largo proceso de organización, toma de conciencia y lucha de la clase trabajadora, concretada únicamente, después de las arduas jornadas de los días 1,2, 3 y 4 de mayo de 1886.
Desde aquel día cada 1 de mayo en las distintas ciudades del mundo los obreros junto a los sectores populares se toman las calles para condenar el sistema capitalista y reafirmar que la clase obrera está dispuesta a pelear por sostener y alcanzar nuevas conquistas laborales y ser protagonista del cambio revolucionario y la construcción del socialismo, estado que niega la sanguinaria explotación capitalista.
Este 1 de mayo en Ecuador es particular porque la clase obrera esta unificada contra la actitud despótica, los vistos buenos, la desocupación, el alto costo de vida y su ambición de controlar todos los organismos del Estado que Rafael Correa empuja en nombre de la “revolución ciudadana”.
Los Grupos de Combatientes Populares estamos presentes con alegría revolucionaria porque crece la unidad, se alientan nuevas luchas, se arrincona la prepotencia y continuamos en pie de lucha desde aquel 20 de abril que nuestro Ecuador, la juventud, la clase obrera y los pueblos aceptaron la propuesta de combate insurgente.
-“Hay dos modos de defenderse: el uno con las leyes y el otro con la fuerza. (…) Como a menudo no basta con aquél, es preciso recurrir al segundo”-
Maquiavelo