Tanto los gobernantes como los inversionistas, saben de la inconformidad que generan con el saqueo de los recursos naturales y las consecuencias en los territorios de explotación. No es coincidencia que durante los últimos ocho años, el ejército de la oligarquíahaya desarrollado el Plan Energético y Vial en todo el país. En Antioquia por ejemplo crearon varios de sus batallones que sumados a los ya existentes, hacen de la Séptima División, la unidad operativa con el número más alto de unidades. Toda una máquina de terror, acompañado de paramilitares financiados por el Estado yempresarios nacionales y foráneos.
Así lo exige la explotación de recursos renovables y no renovables, sector éste que tiene respirando con tanques de oxígeno la menguada economía colombianay con graves consecuencias en los ecosistemas. Su participación en el crecimiento delPIB, en las exportaciones y en la inversión extranjera,indican la importancia que tienen hoy para un régimen decadente. En la “Mejor Esquina”, eloro, el níquel, el agua, la madera y la biodiversidad, están siendo sobreexplotados por una locomotora descarrilada contra la naturaleza y dejando la población en la miseria, causando desalojos, desplazamientoforzado, y afectando directamente comunidades indígenas y afrodescendientes.
El caso de la energía eléctrica es vergonzoso por las contradicciones entre las inversiones y las ganancias en oposición a los beneficios que recibe el Pueblo. Hidroituango, Porce II y Porce III contabilizan en millones de dólares la inversión y anuncian miles de megavatios de producción. Las empresas vinculadas a la generación, transmisión y comercialización de la energía presentan ganancias en billones de pesos a costa de los usuarios más pobres.
El potencial en agua tanto para el consumo humano como para la generación de energía, está orientado hacia negocios capitalistas así sean administrados por empresas cuya naturaleza pública está en cuestión. Todo hace parte de su “expansión de negocios”. EPM (Empresas Públicas de Medellín) por ejemplo se da el lujo de comprar otras empresas en Centro América comportándose como multinacional. Su última compra en Guatemala le representó un gasto de 500 millones de dólares mientras en su región los hospitales no tienen cómo atender a los enfermos y la Universidad de Antioquia presenta grandes limitaciones en la cobertura.
El negocio ya está en Panamá y recientemente ISA lo amplió con una línea de transmisión eléctrica que conectará los dos países,integrando de paso ambos mercados eléctricos. Esta unirá la subestación Cerromatoso en el departamento de Córdoba y la subestación Panamá II. El recorrido de la línea con rutas aéreas y submarinas, tendrá una longitud aproximada de 614 kilómetros, de los cuales 340 corresponden a Colombia y los otros 274 a Panamá. El proyecto está avaluado en 300 millones de dólares.
Pero eso no es todo y por eso decimos que mientras aquí hay gente alumbrando con velas y niños muriendo por consumir agua no potable, Colombia busca expandir por Suramérica la venta de energía. Ya hay conversaciones con Ecuador, Chile y Perú. El gobierno aseguró que Colombia tiene excedentes de energía para exportar, puesto que para el año 2018 se estará generando 18 mil 700 mega vatios gracias a proyectos hidroeléctricos que se construyen como Hidrosogamoso e Hidroituango. Por su parte, ISAGEN aprobó inscribir la acción de la compañía en los mercados internacionales de Estados Unidos, Canadá, Chile y Perú, como parte de la internacionalización de la empresa.
Toda esta estrategia de expansión de negocios encuentra en Santos mucha sintonía. En una clara línea neoliberal que durante 20 años ha privatizado casi el 100% del sector de eléctrico, el gobierno plantea tres reformas en el servicio en el Plan de Desarrollo 2011 – 2014 que cursa en el congreso: aportes a las empresas de servicios públicos domiciliarios (Art. 56); el desmonte de subsidios con Energía Social (Art. 60); creación de “esquemas sostenibles de gestión para la prestación del servicio en Zonas No Interconectadas” (Art. 66). Esto lo hacen mientras anuncian rebajar las tarifas a las grandes empresas.
En el caso del Chocó, la explotación de oro y maderapor parte de las transnacionales está causando graves perjuicios en el departamento más abandonado, de mayor pobreza y mayor desempleo en Colombia. Sus riquezas no se traducen para nada en bienestar. Allí se encuentra la multinacional SMURFING del Canadá, en la explotación del cativo, cubierta por TRIPLEX PIZANO S.A, la que a su vez cuenta con la máscara de MADERAS DEL DARIÉN S.A, MADERAS DE URABÁ, COBADONGA, y otras. Estas agencias tienen, con el consentimiento del Estado y la amenaza a las comunidades por parte de paramilitares, el control sobre la explotación y los precios, definen quién compra y quién vende.
Para el Triangulo Chocó, Antioquia, Córdoba hay grandes proyectos diseñados. Reseñemos por ahora el Puerto de Tribugá, la Transversal de las Américas y hace poco lanzaron el globito de propaganda sobre un puerto seco que conecte el océano Pacífico con el Atlántico. Sin duda el área es bien estratégica. Éste tipo de desarrollo siempre está acompañado de militarización pues no goza de legitimidad entre el Pueblo.
Las comunidades que habitan estos territorios y las FARC EP tienen allí iniciativas para otro desarrollo, de respeto por la naturaleza y por la diversidad cultural y étnica. Con semejante potencial de agua, esta tendría que ser de acceso gratuito y la energía debería tener costos para los usuarios muy por debajo de lo que hoy tienen con carácter mercantilista.