Se aproxima el 30 de octubre y con él la fecha de los comicios electorales en los que se elegirán “representantes” a los cuerpos colegiados de Asambleas Departamentales y Concejos Municipales, Alcaldes y Gobernadores. Se presume que en dichas elecciones, el pueblo elige a sus gobernantes y que estos gobernaran en nombre y por voluntad de los gobernados.
Aparentemente, estos comicios son un acontecimiento democrático en el que se “renuevan” las instituciones y se eligen los “representantes” del pueblo.
Pero, vale la pena preguntarse: ¿realmente esto sí es así?
¿Será que esos “representantes”, sí representan al pueblo colombiano? como suele decirse?
¿Será que el alcalde sí es el representante de los intereses de toda la municipalidad y el Gobernador quien representa a todos sus gobernados?
En nuestra opinión y en la de muchos otros colombianos, esto no pasa de ser uno más de los mitos estatales con los que se trata de ocultar una verdad de a puño: que la “democracia representativa” es el gobierno de la clase dominante y de la clase en el poder.
Por lo menos en Colombia nadie podrá negar, en primer lugar, que las elecciones son tramposas y que sus resultados son espurios, en segundo lugar, que la mal llamada “representación”, excluye al pueblo del gobierno de la nación, y, en tercer lugar, que la gestión pública queda siempre en manos de los testaferros políticos, de las mafias del narcotráfico, de las mafias de la corrupción, de las mafias de los contratistas, de las mafias paramilitares, o de las mafias que defienden intereses de multinacionales extranjeras y, otra vez, de las clases dominantes.
Nuestro pueblo no puede seguir dejándose engañar más. Con muy pocas y honrosas excepciones de representantes de partidos y movimientos de izquierda, la verdad es que la totalidad de los representantes de la coalición gobernante, no son portadores de ideas ni de programas que beneficien la nación, solo aspiran a lograr posiciones. Son electoreros, empresas electorales y nada más.
Participan en las elecciones con el fin de obtener una curul o un puesto público para enriquecerse, o para servir a intereses de los enemigos del pueblo. Ya un “honorable” senador y gran elector, lo resumió para la posteridad en letras de piedra: “Una sola alcaldía es mejor negocio que el narcotráfico”. Eso da idea del tamaño de la corrupción en Colombia.
Dentro de las muchas instituciones podridas que en Colombia sirven de sostén a este régimen tan injusto de las mafias y de la oligarquía que mal gobierna al país, la Registraduría es uno de sus mayores exponentes: clientelismo, fraudes, trapisondas, manipulación y engaño a través de los medios de comunicación, compra de votos, traslado de votantes, utilización de cédulas falsas y de personas fallecidas, violencia de la fuerza pública y participación abierta del paramilitarismo, (incluyendo la participación desvergonzada de sus jefes desde las cárceles), etc., así como la ausencia de garantías para adelantar una real oposición al régimen político y al establecimiento, son los componentes que al final determinan los resultados, y no la voluntad popular.
Toda esta podredumbre, per sé y de ahora, ilegitima los resultados, cualquiera que ellos sean, y es esta realidad, de la que son cómplices la mayoría de los dirigentes y partidos políticos participantes, los verdaderos saboteadores del proceso eleccionario, pese a lo cual, ellos mismos y sus jefes empotrados dentro del aparato del Estado, pretenden endosarle a la guerrilla revolucionaria el saboteo a las mismas, desviando el foco de la atención y engañando de esta forma a la opinión.
Coherentes con estos razonamientos y consecuentes con nuestros planteamientos a lo largo de esta larga jornada por la democratización y liberación de nuestra patria llamamos al pueblo colombiano a la abstención. A persistir en la movilización de masas por la defensa de sus reivindicaciones y de sus derechos e incrementar la lucha por el cambio de las costumbres políticas en nuestro país.
Y llamamos a aquellos que han decidido participar, a no votar por los representantes de los partidos de la oligarquía, enemigos del pueblo y verdaderos responsables de la violencia, corrupción e injusticias que azotan a Colombia.
De nuestra parte respetaremos la voluntad ciudadana de votar por quien se desee.
Impediremos sí, la presencia de candidatos reconocidos del paramilitarismo en nuestras áreas de influencia y nos opondremos por todos los medios a que cualquier candidato nos utilice en sus campañas, o para apoyar candidatos de los partidos del oficialismo, a la vez que contribuiremos a la creación de mecanismos de control popular que fiscalicen la gestión de los elegidos, de forma permanente.
Secretariado del Estado Mayor FARC EP
Montañas de Colombia, Octubre de 2011