EXPERIENCIAS DE LA INSURRECCION DE SEPTIEMBRE EN CHINANDEGA
Durante la insurrección de septiembre, Chinandega fue una de las ciudades que se sublevó y junto a las demás escribió uno de los capítulos más significativos de nuestra historia nacional.
Las acciones se iniciaron el día 9 a las 6.30 pm., por una escuadra tercerista, quienes en ningún momento se habían planteado acciones más allá del hostigamiento. Pero las masas se alzaron espontáneamente; como surgidos de la nada fueron apareciendo combatientes con todo tipo de armas, atacando a la GN. Mientras, el resto del pueblo levantaba barricadas y recuperaba provisiones en los establecimientos comerciales. En esta situación, tanto los compañeros de la GPP como nuestro FSLN Proletario se colocaron junto a las masas y se lanzaron a la batalla.
En medio de los combates, nuestro estado mayor proletario, apoyado en los comités de zona y en los de base, emprende la trascendental tarea de organizar la actividad militar y la participación ordenada del pueblo.
En la Ciudad de Chinandega, el Estado Mayor Proletario convoca a una asamblea de jefes de brigadas (formadas espontáneamente). El llamado es atendido por los brigadistas y asisten en un buen número El jefe militar proletario les explica la importancia de la organización militar, de la dirección centralizada, de la disciplina, etc.; luego pasó a exponerles el regla mentó básico que regirá la naciente organización; se establecen los mandos, se norman las sanciones y se divide la ciudad en zonas. Todos aceptaron voluntaria y concientemente actuar disciplinadamente bajo la dirección militar del FSLN Proletario. Hubo un caso singular. Un comba tiente del pueblo, con capacidades militares, don de mando y experiencia, organizó un buen número de combatientes del pueblo, se armaron en la lucha y después se colocaron voluntariamente bajo la jefatura militar del FSLN Proletario.
Con una mínima coordinación entre los mandos de las tendencias sandinistas (que a la postre resultó ineficiente) se establecieron dos líneas de fuego: la de avanzada y la de retaguardia. Se pensó también en una columna móvil pero la carencia de cuadros militares y la ineficaz coordinación lo impidió.
La distancia entre las líneas de avanzada y la de retaguardia se ampliaba a medida que la GN. se retiraba en dirección al comando, obligados por el fuego nutrido y la valentía de los combatientes Se colocaba una barrí cada se combatía, retrocedía la GN, se ganaban nuevas posiciones y se levantaban nuevas barricadas; mientras, las que quedaban en la zona controladas por las fuerzas del pueblo se minaban con dinamita. Durante el tiempo en que se desarrolló el levantamiento, el cerco establecido con la línea de avanzada se detuvo sólo a una cuadra del comando.
Una vez organizadas las brigadas proletarias, en la lucha y con cierta coordinación entre las tendencias del FSLN nuestra jefatura militar recibe informes de que un fuerte grupo de guardias se disponía entrar a la ciudad por el costado Oeste, sobre la carretera que conduce al Viejo. Esta, ordena inmediatamente el desplazamiento de dos columnas de 15 hombres cada una, todos bien armados, y organiza directamente la emboscada. En efecto, un fuerte grupo de guardias (no menos de 50) se desplazaban hacia la ciudad apoyados por una tanqueta. Las columnas proletarias tendidas a lo largo de la carretera en un solo costado, dejaron que los guardias entraran y esperaron pacientemente hasta tenerlos en medio de las miras de sus fusiles; entonces se dio la orden de fuego. Aquí cayeron abatidos por las balas justicieras del pueblo más de 30 guardias. Y quizás hubiera sido mayor el número si las mismas que habían sido colocadas para tales efectos hubieran explotado.
En la zona de Chichigalpa y del Ingenio San Antonio, nuestro comité de zona junto con los de base, más el jefe militar, se esforzaron por darle una amplia organización militar a la población proletaria y del campo. En el tiempo que duró la sublevación lograron organizar en escuadras milita res a más de 150 hombres. Sin embargo estas tuerzas nunca combatieron No hubo coordinación con el Estado Mayor Regional y solo tenían 25 armas largas.
Entre tanto, nuestros organismos militares compuestos por campesinos sin tierra y proletarios de una zona agrícola del departamento, levantaban sus fuerzas organizadas (50 hombres), y basados en las orientaciones generales trazadas por el Comité Regional, ordenaron y llevaron a cabo acciones de recuperación de armamento a lo largo de toda la zona. Todas las acciones militares que allí se llevaron a cabo (recuperación de armamento, ataque al cuartel de la Villa, etc.) estuvieron bajo la dirección de los jefes proletarios, incluyendo a dos terceristas y todas las armas que estos tenían en la zona. El plan trazado para esta importante fuerza no logró desarrollarse Se pensaba que realizaría una serie de acciones en el campo y en ciertos puntos previamente escogidos y que luego entrarían a reforzar las fuerzas que combatían en Chinandega. La velocidad de los acontecimientos, acompañada de una desesperante des coordinación, de éstos con la jefatura regional, fueron, entre otros, factores que lo impidieron.
Pese a nuestras modestas fuerzas partidarias, pero conscientes de la importancia de la organización de las masas, el mando regional ordenó y llevó a cabo la formación de los Comités de Defensa Civil, quienes estaban encargados de organizar la distribución de las provisiones, organizar la recuperación de alimentos y otros, de apoyar la construcción de barricadas, dar alimentación y protección a los combatientes, informar y detectar a los orejas, etc. La organización de las masas en los Comités de Defensa Civil permitió en las zonas bajo el control del FSLN PROLETARIO (sólo nuestra organización los impulsó) un mejor orden en la distribución de alimentos, la participación mejor organizada de las masas y un mayor control de sus actividades. Así se evitó un poco el saqueo indiscriminado que desorganizaba y ponía en peligro las vidas de la gente que se amontonaba a la hora de los saqueos, en zonas en donde todavía se comba tía fuertemente Se evitó también la infiltración de GN vestidos de civil entre la población, como lo intentaron.
El comando nunca se pudo tomar. Primero por que nadie tenía un plan general del desarrollo de la Insurrección Y segundo, porque la coordinación entre los mandos de las tendencias del FSLN fue deficiente. Cuando comenzaban a planteárselo en serio fue demasiado tarde. Los bombardeos se intensificaron, y provocaron la suspensión de la reunión en donde se estaban trazando los planes.
Ya cuando la GN emprendió la ofensiva, por aire y por tierra, las fuerzas combatientes estaban bastante agotadas, habían combatido sin des canso. Algunos andaban sólo una carga de repuesto, y la mayoría, con apenas dos tiros en sus recámaras. En esta situación el mando proletario ordenó la retirada, cuando todavía el cerco no era completo. Las otras organizaciones habían salido horas antes, y sólo unos pocos se quedaron resistiendo. De manera que, cuando la GN desató la ofensiva no encontró resistencia. ¡ ¡Había comenzado el genocidio en Chinandega! ! ¡Miles de gentes del pueblo caerían bajo las manos asesinas de la GN!
Es obvio que en Chinandega no existían todas las condiciones para llevar a cabo una Insurrección triunfante. Ni los Terceristas, ni los compañeros de la GPP, ni nuestro partido (a pesar de ser el más influyente entre las masas y haber orientado mejor la disposición de las fuerzas militares y la organización del pueblo) estaban orgánicamente preparados. El levantamiento nos cogió en proceso de organización de las fuerzas.
Aún reconociendo la falta de condiciones necesarias para desencadenar la Insurrección triunfante y las debilidades orgánicas del movimiento revolucionario, es necesario señalar algunas cosas, que para nosotros, marxistas-leninistas, nos son conocidas desde tiempos atrás. Una insurrección que no mantiene la ofensiva en el transcurso de la misma está condenada a perecer. Y mantener la ofensiva significa, entre otras cosas, desarticular el ejército enemigo. Ir, paso a paso aniquilando sus unidades aisladas, sus puestos de mando, emboscar sus refuerzos, controlar sus comunicaciones, etc. Esto, en Chinandega, como a nivel Nacional no sucedió. Pasando los primeros días las fuerzas combatientes detuvieron la ofensiva y se dedicaron a defender posiciones, utilizando una táctica de defensa pasiva.
En el caso particular de Chinandega, hizo falta, en el orden táctico, mayor visión. Se concentraron en la defensa de posiciones sin mantener la ofensiva. Hizo falta la organización de unidades guerrilleras en la retaguardia enemiga: En cuanto a nuestras fuerzas, la descoordinación jugo un papel nefasto. Una buena coordinación entre las fuerzas del campo (que hubieran podido cumplir la labor de hostigamiento y aniquilamiento de pequeñas fuerzas en la retaguardia enemiga) las de Chichigalpa y el Ingenio San Antonio, con el mando central ubicado en la Ciudad de Chinandega le hubiera permitido a nuestro partido combinar varias formas de lucha; en fin, obtener mayor capacidad de maniobra.
Pese a todo, las fuerzas partidarias del FSLN PROLETARIO, demostraron su decisión de combate, su capacidad política, y su prestigio entre las masas es ahora mucho mayor que antes. En la próxima Insurrección, el FSLN PROLETARIO sabrá conducir a todo el pueblo a la victoria contra la Dictadura.
PATRIA LIBRE O MORIR
Nov. 78.
¡ ¡ ¡ABAJO LA DICTADURA, VIVA LA INSURRECCION POPULAR! ! !