Señoras y Señores
PRESIDENTES DE LA REPÚBLICA Y PRIMEROS MINISTROS
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños CELAC
Caracas.
Apreciadas Señoras y Señores:
La trascendental reunión que ustedes celebran, con el propósito de dar formal nacimiento a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, se constituye en un importante acontecimiento.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo, FARC-EP, los saludamos, expresando nuestro deseo de que este emprendimiento se convierta en el punto de partida de un esfuerzo que encamine a las naciones latinoamericanas y caribeñas por la ruta de la unidad teniendo en cuenta los aspectos fundamentales de la concepción bolivariana.
Graves contingencias amenazan hoy por hoy no sólo el futuro de nuestro continente adolorido sino a todo el planeta, a la especie humana en su conjunto. La Tierra nos reclama acciones urgentes para frenar el desastre ambiental, soplan vientos de guerra nuclear, la economía mundial trastabilla y viejos intereses, en su exclusivo beneficio, imponen a los pueblos la carga de salvarla. Nunca como ahora se requiere el protagonismo decisivo de toda esa humanidad silenciada.
He aquí el significativo sentido de la unidad latinoamericana y caribeña, emprender el camino hacia el nuevo mundo que nos vetaron siempre el viejo continente y el imperio norteamericano.
Aprovechamos para expresar nuestra honda preocupación por la paz en Colombia, que es la paz del continente.
El rasgo característico de su persistente clase dirigente ha sido una extraña y atávica inclinación a solucionar los conflictos económicos y sociales por la vía de las imposiciones violentas. Ninguna de las largas y crueles dictaduras que en un pasado azotaron distintas naciones en este continente, cuenta en su haber con el aterrador número de víctimas de todo orden, producidas por el régimen colombiano tan solo en las últimas dos décadas.
Ello explica las dimensiones del actual conflicto armado interno, cuya conclusión parece prorrogarse indefinidamente en el tiempo. La paz nunca será fruto de rendiciones humillantes que contribuyan a atornillar aún más en el poder a los responsables de esta tragedia nacional, jamás cambiaremos los alzados el algo que permita que todo continúe igual.
Un diálogo con plenas garantías, de cara al país, al continente y al mundo, con participación popular, que modele una recomposición institucional y política, y que abra las compuertas a profundas reformas democráticas, es la fórmula que repetidamente hemos planteado las FARC y que aspiramos se haga realidad muy pronto.
Recientes acontecimientos, contrarios a los guiños entre bambalinas, revelan la nula inclinación del Establecimiento a considerar nuestra postura. En su lugar, insisten en su pérfida acusación de narcotraficantes y terroristas, pretexto que les asegura el incondicional apoyo de los Estados Unidos, revertido además en una creciente injerencia militar y política, muy conveniente a los intereses estratégicos de dominación continental y mundial de esa potencia.
En palabras del presidente Santos si no nos rendimos nos espera la cárcel o la tumba. Su oferta de recompensas en millones de dólares por la cabeza de los mandos guerrilleros, remoza los usos de las Coronas europeas contra los indígenas y esclavos negros rebeldes. No creemos osado pensar que en estos nuevos tiempos que nacen en América Latina y el Caribe, sus pueblos celebrarían como una gran victoria la conquista de una solución política en Colombia.
Nuestro abrazo patriótico y bolivariano para este verdadero Nuevo Mundo que grita basta y se echa a andar sin que ya nadie pueda detener su marcha de gigante.
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP
Montañas de Colombia, 1 de diciembre de 2011