A comienzos del año, los diferentes medios de comunicación mostraban los estragos invernales que ocurrían a lo largo y ancho del territorio; las inundaciones, el paupérrimo estado de las carreteras, la incomunicación terrestre entre diferentes regiones del país, los muertos, los deslizamientos de tierra y los miles de damnificados; hacían pensar que el estado, esta vez no solo tomaría medidas para mitigar el fenómeno, sino a su vez desarrollaría un plan para preveer y atender este tipo de situaciones.
En su momento, los mandatarios de elite burguesa, con el presidente Juan Manuel Santos a la cabeza, se comprometieron a ayudar a los miles de damnificados de la ola invernal, y de igual manera se comprometieron a tomar medidas para mitigar los efectos de la segunda ola invernal, pronosticada para finales del año y el primer trimestre del 2012, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM). Sin embargo, a la actualidad, no solo se dejó de ayudar a los damnificados de ese entonces; sino además, no se hizo nada para mitigar los nefastos pronósticos del IDEAM.
La actual ola invernal, nuevamente pone en evidencia el deficiente modelo de desarrollo de nuestro país. La carencia de agua potable en algunas ciudades como Manizales, las inundaciones en grandes extensiones de tierra y la crisis vial son un triple desastre. Mientras tanto, las soluciones gubernamentales se encaminan a favorecer los carteles nacionales y transnacionales de la contratación y el sistema financiero, en vez de resolver los problemas de fondo. Ante la actual situación, ya se pronunció el Presidente Juan Manuel Santos, y de manera sínica y descarada anuncio que no decretaría el estado de emergencia, como representante del Estado no ha hecho nada para solucionar el problema aprovechando la época de verano. El primer desastre del país es que continúa inundado, padecemos de sed con el agua al cuello. El segundo desastre, las inundaciones, que a la fecha no han cumplido con las promesas de ayuda humanitaria del pasado invierno. Los damnificados siguen esperando las ayudas y por el contrario los grandes beneficiados son las cadenas de almacenes que son los que venden los kits y tramitan los desembolsos del estado, entre ellos nombramos algunos como: Exito, Olímpica, Distribuciones El Trébol, Supermercado Monterisa, Carrefour, entre otros. El tercer desastre, la infraestructura, la cual está destrozada y colapsa a causa de falta de inversión e intervención estatal, y con la magnitud de la ola invernal este déficit sale a flote.
La infraestructura vial de cualquier país del mundo, es diseñada para incorporar todo el territorio a la economía nacional, ríos, trenes, carreteras, aeropuertos, tienen este fin y cumplen un papel fundamental, en el desarrollo y crecimiento económico de los países. Colombia, es un país atípico en este aspecto, el desarrollo vial ha sido diseñado y enfocado, no en pro del desarrollo y acorde a las conveniencias nacionales y soberanas propias del país. Sino, por el contrario, el desarrollo ha estado enfocado en las conveniencias de las compañías trasnacionales, para la explotación de nuestros recursos naturales y, la economía ha dependido del favorecimiento a los capitales extranjeros. El atraso que presenta el país en esta materia, comparado con otros de Latinoamérica, es enorme, tanto que hoy, sale más barato traer un contenedor de China al Puerto Buenaventura, que transportarlo de Buenaventura a Bogotá donde una tracto mula gasta 20 horas si es que le va bien, por el mal estado y deterioro de las carreteras.
En Colombia de los 142.000 kilómetros de sus carreteras, solo el 20 por ciento, están pavimentadas. Es decir, 28.400 Kilómetros. A pesar de ser un país que ha tenido desde el siglo pasado una mediana producción petrolera, no ha sido capaz de pavimentar sus vías, estando por debajo de varios países no productores en América Latina. De estos 28.400 Kilómetros pavimentados, solo tiene 1.000 Kilómetros de doble calzada para el tráfico interurbano y que para el 2.014, se necesitaría un mínimo de 3.000, corriendo el riesgo de colapsar el tráfico entre ciudades, como ha colapsado hoy el transporte urbano de las diferentes ciudades, porque las empresas contratistas y la corrupción solo aspiran a llenarse los bolsillos de manera rápida, sin tener en cuenta las necesidades del país y de la población en general.
Colombia es un país, que según el BID, mueve el 80 por ciento de la carga por carreteras, y no contar con unas vías modernas, genera costos logísticos muy altos, comparados con la Comunidad Andina y otros países de América. Esto era en buena medida uno de los reclamos que hacían los transportadores en el más reciente paro camionero; su exigencia en la reparación y modernización de la malla vial colombiana. Mientras Colombia, ocupa el puesto 68 en la tabla de competitividad global, que mide a 139 países, en calidad de carreteras cae al puesto 108, por debajo de Ecuador y Perú.
El otro gran problema, es la mínima inversión en otros medios de transporte de carga. La red férrea solo opera para la exportación de carbón en el norte del país, las ya conocidas del tren del Cerrejón en la Guajira, de Barranca a Bahía Portete y el de la Drumong de la Loma Cesar, hasta Santa Marta. La otra línea férrea es la que viene con el ingreso de granos desde Buenaventura hasta el Eje Cafetero. En materia fluvial, la navegación por el río Magdalena llega solo hasta Puerto Berrío y por esas aguas se mueve solo el 4,17 por ciento de la carga nacional. La tabla comparativa es muy diciente. En el índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial 2010-2011, Colombia figura en el puesto 68 (entre 139 países), pero según el Banco Mundial, la Infraestructura, del país cae al puesto 79, con una nota de 3,59, sobre una calificación de 7 puntos.
En carreteras, Colombia ocupa el puesto 108 y una calificación de 2,9 entre 165 países. En trenes el tema es casi dramático: puesto 102 de 116 países medidos en este ítem y un puntaje de 1,5. En puertos, Colombia ocupa el puesto número 105 a nivel mundial. Mientras Colombia no tenga vías, el país no puede progresar y mucho menos competir, ya que el Estado es ineficiente y debido a la corrupción, no logra incrementar ni cualificar las vías, pues todo se lo roban, quedando el país condenado a seguir en la lógica inicial, que éstas se hacen de muy mala calidad y de acuerdo a las conveniencias del capital trasnacional.
Bajo esta perspectiva, en condiciones climáticas normales, la infraestructura vial del país no está preparada para cumplir la demanda en lo concerniente a transporte y movilidad de carga, dada la malversación de fondos y la poca o nula intervención, que reciben las carreteras por parte del estado. Los efectos de la actual ola invernal no solo dificultan la movilidad de carga y pasajeros; sino, que además, agudizan los problemas económicos que se derivan del transporte de la carga, no obstante que al existir colapso en las principales carreteras por donde se mueve la carga, los precios finales de los productos se encarecen; y como siempre, el consumidor, el ciudadano que aún cree en elecciones y candidatos, es el más afectado.
¡COLOMBIA PARA LOS TRABAJADORES!
¡NI UN PASO ATRÁS, LIBERACIÓN O MUERTE!
EJÉRCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL - ELN
¡POR UN NUEVO GOBIERNO DE NACIÓN PAZ Y EQUIDAD!
Dirección Frente de Guerra Central - FGC
Montañas del Oriente Antioqueño,
del Eje Cafetero y el Tolima
Diciembre de 2011