República Mexicana, 8 de abril de 2000

Al pueblo de México:
A los explotados, inconformes y revolucionarios del mundo:
Hermanos, hermanas:


Las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP) somos producto de la organización creciente del pueblo globalizado en su marginación y miseria, pero también en su rebeldía. Estamos resueltos a romper con la herencia de explotación, sometimiento y violencia represiva que cargamos ya por casi cinco siglos. Hoy decimos: ¡Ya basta!

En el umbral del tercer milenio os declaramos en rebeldía contra la globalización neoliberal que pretende destruir al mundo y exterminarnos a los pobres globalizando la miseria, el hambre y la explotación salvaje con toda su crueldad. A bordo ya del año 2000 nos declaramos en pie de lucha en contra de nuestro verdugo, el capitalismo globalizante acelerado que en nuestro país tiene como administrador al mal gobierno mexicano. Como ciudadanos del mundo estamos sufriendo los embates de la globalización neoliberal, como hoy se llama a la internacionalización del capital, principalmente del parasitario capital financiero, mundialización que arrasa fronteras y asimila naciones sacrificándolas al gran capital oligopólico.

Nos declaramos en rebeldía antes que aceptar ser robotizados con la ideología neoliberal que para poder acelerar la supremacía que destruye a nuestras etnias y nuestras culturas e intenta suplirlas con la apología del individualismo y la exaltación de la violencia de los poderosos contra quienes considera débiles.

Nos negamos a ser un cero a la izquierda en los cálculos del capital transnacional. Nos negamos a ser artículos desechables en aras de la sacrosanta comercialización de todo. Nos declaramos en rebeldía contra la racista política poblacional de etnocidio que extermina a las comunidades indígenas, principalmente donde se manifiesta inconformidad y organización contra el statu quo.

En este México actual la igualdad, la equidad, la justicia, la democracia, el poder para y del pueblo no existen más que en los discursos con que los políticos demagogos pretenden hacerse pasar por herederos ideológicos de nuestros héroes.

Este año electoral el gobierno zedillista nos quiere vender la imagen de una transición democrática pacífica mientras impulsa una embestida represiva contra las diferentes manifestaciones organizadas de la inconformidad popular. Con el fin de reprimir formó a la Policía Federal Preventiva, que sirve de disfraz para que el ejército, el CISEN e inteligencia militar realicen el trabajo sucio en contra de diversos luchadores sociales. El golpe al ERPI y la represión contra el CGH ejemplifican la labor de ese Frankenstein llamado PFP.

Hoy nos quieren vender la nueva cara del PRI con Francisco Labastida, uno de los más corruptos representantes del salinismo como candidato presidencial del narcopoder. El nuevo PRI significa la continuidad de la política de Bienestar para la Familia, es decir, para las cien familias más ricas de México dueñas de casi todo el país y que hoy van por el casi.

Fox con su fogosidad discursiva y propuestas camaleónicas no plantea una alternativa real ante las políticas neoliberales. La alternancia en el poder que propone el PAN está lejos de ser verdaderamente democratizadora, pues al implicar continuidad en el modelo económico neoliberal, que atenta contra el pueblo, conlleva antidemocracia y su esencia es antipopular.

Los explotadores, representados por el PRI y el PAN y quienes propongan democracia sin cambiar el modelo neoliberal ni plantear un reordenamiento económico, sólo están planteando más de lo mismo. Por más maquillaje que se pongan y por más modernizadores que sean sus discursos, neoliberales se quedan. No cambiar el modelo neoliberal ni reordenar la economía priorizando los intereses nacionales y el bienestar popular por encima del capital transnacional sólo significa administrar la pobreza mediante programas clientelares y electoreros como el Progresa.

Por cierto que el publicitado Progresa tiene el uso adicional de servir de medio de coerción para aplicar la política racista de exterminio de nuestras etnias. Mientras se desarrolla el teatro electoral en nuestro país, los recortes presupuestales sacrifican principalmente a los niños, quienes son los primeros afectados por el desempleo o subempleo de su padres y en muchas ocasiones tienen que incorporarse al trabajo para completar el gasto familiar o sufrir abandono por las largas jornadas que sus padres deben cumplir para agregarle ingreso extra al salario.

Crece la deserción escolar y los niños de la calle –con su carga de drogadicción, prostitución, SIDA y explotación– se multiplican en la relación directa con la tendencia expansiva del capital que domina sobre todas las naciones del planeta. Cinco millones de niños sobreviven en las calles de las principales ciudades de México.

Los recortes en educación se reflejan en el intento gubernamental por elitizar aún más la enseñanza superior, de lo cual un ejemplo actual es el nuevo reglamento de cuotas de la UNAM que ocasionó la huelga, con su caudal de detenciones, que aún no cesa y algunas de ellas parecen realizadas por comandos anticomunistas o embriones de los que pudieran ser futuros escuadrones de la muerte.

Otros damnificados masivamente por los recortes presupuestales son los jubilados y pensionados, que después de toda una vida de trabajo reciben tan insignificantes pensiones del Seguro Social que no les permiten ni siquiera comer decorosamente.

El saqueo de nuestros recursos naturales y financieros es criminal. Cada año aumenta la exportación petrolera nacional enviando a Estados Unidos alrededor de dos millones de barriles diarios de crudo, de esta forma PEMEX contribuye activamente al desplome del precio del petróleo, haciéndole el trabajo sucio al Tío Sam. El FOBAPROA y el IPAB ejemplifican el uso del dinero del pueblo para financiar a los dueños de todo, sacrificando, literalmente quitándonos el pan de la boca, al resto de los mexicanos, a quienes no saldremos nunca en la lista de Forbes.

El pago de la deuda externa es otro crimen contra nuestro pueblo, ya que todos esos recursos que se le quitan al gasto público se envían a los países ricos para ir abonando los intereses de la impagable deuda que nosotros los mexicanos no contrajimos ni sabemos en qué se gastó, pero que sospechamos está en los bancos de Estados Unidos, Suiza y las islas Caimán.

La globalización económica neoliberal significa mundialización de la pobreza. En el reparto mundial el imperialismo nos asignó el rol de exportadores de recursos financieros a través del pago de la impagable deuda externa, exportadores de materias primas baratas como el petróleo y otras que son básicas para la industria bélica estadunidense como el grafito y el tungsteno.

También exportamos mano de obra barata y nos han convertido en una enorme maquiladora al servicio del capital transnacional, sacrificando a las micro, pequeña y mediana industrias nacionales que sucumben diariamente anta la competencia del gran capital. Un crimen del que casi no se habla es el robo del mañana. No sólo porque al elitizar la educación y las oportunidades de ascenso en la escala social se trunca el futuro de la gran mayoría de los jóvenes. No sólo es eso.

El robo del mañana no sólo es una política etnocida racista que impulsa la Secretaría de Salud esterilizando a los indígenas, en contra de su voluntad e incluso sin su consentimiento en ese maquiavélico programa de salud reproductiva. Hay un robo del mañana incomprendido todavía por la mayoría de las víctimas. Es la destrucción de nuestro entorno, el deterioro irremisible de los ecosistemas y la biodiversidad que deberían ser parte de nuestro legado para los que vienen. Cuando se sitúa a la ganancia por encima de cualquier otro valor, los dueños de todo no tienen reparo en arrasar bosques y selvas ni en destruir la capa de ozono, produciendo el efecto invernadero y los cambios climáticos que cada año producen más damnificados entre los ya de por sí damnificados del sistema.

Pero hasta en la producción de la contaminación hay injusticia. Son las transnacionales las que más contaminan y contribuyen al recalentamiento mundial, ya que la atmósfera no tiene fronteras. Estados Unidos, que tiene el 5 por ciento de la población terrestre, consume el 25 por ciento de la energía mundial, energía que a su vez obtiene saqueando los recursos naturales de países como México, gobernado por camarillas neoliberales vendidas al capital norteamericano.

El mayor contaminador de la atmósfera es Estados Unidos, pero los pueblos con menor protección ante los cambios climáticos somos los de los países pobres, como México. Las consecuencias de los huracanes, inundiaciones y sequías fueron desastrosas en nuestro país durante el año pasado y se pronostican tragedias peores mientras las transnacionales sigan destruyendo la capa de ozono y arrasando las selvas y bosques de niebla. Industrias como la refresquera, con las Colas como elementos principales (no es albur), saquean los yacimientos subterráneos de aguan mientras poblaciones enteras sufren sequías.

En los últimos 25 años las transnacionales han destruido 30 por ciento de la riqueza natural mundial y los científicos nos alertan sobre la crisis ecológica que sobrevendrá dentro de unos 40 a 70 años, donde millones de personas, nuestros hijos podrían estar entre ellas, morirán a causa de la escasez de agua, de alimentos y de los cambios climáticos.

Dicen los ecologistas, y dicen bien, que en las estrategias neoliberales de crecimiento ha estado ausente una perspectiva humana y ética que dé prioridad a la preservación de la naturaleza.

Ha privado, señalan, una versión antropocéntrica y no ecocéntrica, del desarrollo. Y no sólo eso, sino que dentro de la visión que sitúa al hombre por encima del entorno ambiental, es decir, la visión antropocéntrica, hay una élite económicamente privilegiada que son los dueños de las transnacionales, que son quienes producen el 90 por ciento de destrucción de la naturaleza. De esta manera el neoliberalismo, intrínsicamente inmediatista, nos roba hoy el mañana. Luchar contra el capitalismo salvaje y oligopólico es luchar por el presente y el futuro de nuestros hijos.

Somos partidarios de la globalización, sí, de la globalización de la lucha en contra de los oligopolios, de la globalización de la solidaridad entre los pueblos para impulsar proyectos nacionalistas y desarrollos sustentables.

¡Globalicemos nuestro grito contra el neoliberalismo! ¡Globalicemos la rebeldía y la solidaridad! Las FARP somos parte de la respuesta popular contra el neoliberalismo que pretende entregar todo el poder a las corporaciones transnacionales. Las FARP somos parte de la respuesta popular contra la creciente represión que el neoliberalismo ejerce para prolongar un poco más su estatus privilegiado.

La globalización de la economía y su ideología, el neoliberalismo, significan la internacionalización del saqueo salvaje en contra de los pueblos y las naciones con un discurso democrático. En contraparte implican la mundialización de las respuesta de esos pueblos que hoy se manifiesta en el crecimiento de la lucha de masas y la multiplicación de la lucha guerrillera en todo el mundo.

La monstruosa cara del neoliberalismo es la misma en todo el mundo: saqueo contra los pueblos, explotación salvaje, exterminio de las minorías y aniquilamiento de lo que deberían ser sus máximos valores, la niñez y las culturas nacionales.

Pero antes que dejarse morir de hambre, los pueblos se rebelan. Ya estamos viendo el despegue, todavía incipiente, de la lucha de masas y de las crecientes manifestaciones en contra de la globalización del saqueo neoliberal. En Argentina y Perú ya ha habido protestas masivas en contra de las políticas neoliberales. A la Batalla de Seattle, por su número, combatividad y porque fue realizada mayoritariamente por trabajadores estadunidenses y canadienses, se le considera la muestra más grande del creciente rechazo popular a la globalización económica.

Otra respuesta contra el neoliberalismo es la legítima violencia de los pueblos para defenderse de los verdugos. Violencia que históricamente hemos enarbolado los de abajo para defendernos de los opresores nacionales y extranjeros. La que hoy enarbola el pueblo colombiano, en una América del Sur que expresa en Venezuela, Ecuador y Chile renovados aires de lucha de los trabajadores. Es la violencia de Hidalgo, Morelos y las masas esclavizadas en contra de los colonizadores españoles; es la violencia de Zapata, Villa y la bola de mexicanos que hicieron la Revolución del 10-17 en contra de los hacendados y científicos de ese tiempo. Es la violencia con que hoy respondemos las múltiples organizaciones guerrilleras en contra del capitalismo salvaje.

En nuestro México la libertad desde hace mucho es una perseguida política, una enclaustrada tras las rejas, una hermana de la justicia ausente, una desaparecida más que se suma a más de 500 presos políticos existentes, de quienes varios están en completo aislamiento e indefensión en cárceles militares y penales federales de alta seguridad. En nuestro México la transición democrática pacífica encuentra su verdadero rostro en Aguas Blancas, El Bosque, Acteal y El Charco. En nuestro México la tolerancia se desenmascara en las 103 agresiones que durante el zedillismo han recibido los organismos no gubernamentales (ONG) defensores de los derechos humanos. Si el gobierno, autocalificado de magnánimo, trata así a los defensores, ¿cómo tratará a las víctimas?

En nuestro México las tierras son un enorme campo de concentración del que cada año huyen sus habitantes hacia el extranjero o a las ciudades buscando tener al menos un ingreso fijo. Las metrópolis se tragan así a los emigrantes convirtiéndolos en pequeños delincuentes, niños de la calle, drogadictos, burreros, prostitutas, mendigos y, sólo cuando bien les va, en vendedores ambulantes, trabajadores a destajo o, ya con mucha suerte, en superexprimidos obreros de alguna maquiladora. En nuestro México se libra una guerra no declarada y desigual contra los indefensos, donde las corporaciones militares y policiales, así como los paramilitares, son el soporte de un absurdo llamado gobierno y que en realidad es una mafia terrorista, narcotraficante, represora y antipopular. Ante esta situación nuestra organización político-militar, agotando las vías pacíficas, optamos por el recurso de las armas que, en manos del pueblo, construyen el futuro del pueblo.

Nuestra opción por las armas se suma a los demás esfuerzos, tanto armados como no armados, por construir una patria libre y justa, digna de vivirse. En nuestro país la aparente dispersión de las organizaciones guerrilleras es parte del proceso de desarrollo que finalmente redituará en el fortalecimiento del movimiento revolucionario y en el auge de la lucha de masas.

Era necesario destrabar lo que obstruía ese desarrollo para poder crecer e insertarse realmente en el sentir y el hacer de nuestro pueblo. En ese proceso estamos las FARP y otros grupos y organizaciones revolucionarios. Las FARP tenemos como objetivo coadyuvar a la lucha del pueblo mexicano en la construcción de nuevas relaciones económicas y políticas que sean sinónimo de soberanía, independencia, libertad, democracia, justicia e igualdad.

Nos sumamos al esfuerzo de todas las organizaciones sociales, progresistas, democráticas, revolucionarias, de masas, clandestinas, defensoras de los derechos humanos, de izquierda, que luchan por mejorar las condiciones económicas, políticas, sociales y culturales de nuestro pueblo en contra de este régimen de Partido-Estado que impide la evolución hacia una sociedad justa. Saludamos al EZLN, EPR, ERPI, EVRP, CJ-28 de Junio, así como a las organizaciones político-militares que aún no se han presentado públicamente pero que en silencio continúan aportando su esfuerzo para rescatar la patria de manos de los saqueadores globalizantes.

Hay mujeres y hombres con aspiraciones y sueños libertarios, y como una manifestación más de nuestro pueblo, enviamos nuestra voz a todas y todos los que honestamente y por diferentes vías, formas y quehaceres, luchan día a día, construyendo así, entre todos, un futuro diferente al de miseria y marginación que nos tiene destinado la globalización neoliberal.

Sabemos que algún día será posible la unidad del movimiento de izquierda basada en la tolerancia, en el respeto, en la visión de conjunto incluyente y democrática que permita construir alianzas con base en las necesidades de la lucha que compartimos. Llamamos a deponer actitudes autoritarias, impositivas, vanguardistas y maniqueas a favor de una izquierda que se tolere más a sí misma, menos sectaria, más inmersa en el sentir popular. No podemos luchar por una revolución democrático-popular con métodos antidemocráticos, excluyentes, represivos y patriarcales al interior. Creemos firmemente que vivimos el momento de la revolución democrático-popular que será un paso en la construcción de un mundo más justo, igualitario y democrático donde cada quien pueda satisfacer sus necesidades la de su familia con base en el trabajo honrado.


Nos pronunciamos por:

1.— Un nuevo gobierno provisional revolucionario.
2.— Una nueva Constitución.
3.— La construcción de la república democrática-popular y soberana.
4.— Un nuevo modelo y reordenamiento económico.

Planteamos como medidas urgentes para aliviar un poco la situación de nuestro pueblo, el apoyo e impulso a la industria nacional para crear empleos con salarios bien remunerados; priorizar el gasto social ante el pago de la deuda externa; reorganizar el presupuesto nacional priorizando los gastos en educación, salud, vivienda y combate a la pobreza; estatizar a las empresas que se beneficiaron con el FOBAPROA y el rescate bancario hecho con dinero que pertenece al pueblo; alto a las privatizaciones de las paraestatales; impulso al campo y a la agroindustria; colectivización de los latifundios disfrazados; devolución de las tierras comunales a las etnias y apoyo real para que puedan hacerlas productivas.

Nos pronunciamos por un desarrollo autosustentable que tenga como pilares fundamentales el impulso de la industria y agroindustria nacional, apoyando principalmente a las micro, pequeña y mediana empresas. En lo político, como primeros pasos hacia una real transición a la democracia planteamos: regreso del ejército a sus cuarteles; desaparición de los grupos paramilitares; cumplimiento de los acuerdos de San Andrés; libertad a todos los presos políticos del país; respeto a los derechos humanos y garantías individuales de todos los mexicanos; alto a la policía etnocida contra los indígenas; no al fraude electoral; presentación de los desaparecidos.

Proponemos que la nueva revolución popular que ya se avizora satisfaga las aspiraciones de los pobres, de los desposeídos. Demandamos del gobierno, carente de toda representatividad popular, que renuncie para evitar más derramamiento de sangre en este conflicto que libramos los que nada tenemos contra los que nos han robado.


¡Globalicemos nuestro grito contra el neoliberalismo!
¡Globalicemos la rebeldía y la solidaridad!
¡Recuperemos la patria para todos los trabajadores mexicanos!
¡Contra el neoliberalismo la Patria es primero!
¡Contra la opresión la unidad de todo el pueblo!
¡Con las FARP hasta la victoria!
¡Por la nueva revolución!
¡Venceremos!

¡Vivan las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP)!

8 de abril de 2000.


PD. Rechazamos que se involucre a luchadores sociales o a partidos políticos legales intentando responsabilizarnos de nuestro accionar. Todos nuestros militantes están en la clandestinidad. No pertenecen a nuestra organización ninguno de los mencionados en la lista de 17 luchadores sociales y miembros del PRD en Puebla que filtró Inteligencia Militar días después de nuestro hostigamiento en una casa del CISEN en esa ciudad.

Aclaramos que las acciones de hostigamiento que realizamos siempre van dirigidas contra el Estado y su aparato represor y nunca contra la población civil, porque con ella y por ella luchamos. El gobierno realiza una campaña de terror colocando explosivos en diferentes lugares públicos del Distrito Federal, buscando alarmar a la población y presentar como incompetente al gobierno capitalino y por tanto generar el voto del miedo contra el PRD, tanto en los comicios distritenses como en los nacionales.

Parte de esta campaña de terror del gobierno priísta fue el atentado que realizó contra tres niños en las cercanías de la Presa Anzaldo con un cazabobos que colocó en el tubo de un mortero que ya había lanzado su carga contra el edificio de la PFP que se encuentra a esa altura del Periférico. En la maniobra de guerra sucia el gobierno intentó responsabilizar al EVRP de las heridas de los menores, siendo que las cargas colocadas por el EVRP ya habían explotado desde la madrugada. Alertamos contra estas maniobras criminales del mal gobierno. Por cierto, saludamos a los compañeros del EVRP por las acciones de hostigamiento contra la PFP y la Base Aérea Militar de Santa Lucía.


PD. para los comunicadores: Elemento fundamental de la guerra sucia es el silencio, que no se note, que no se conozca la verdad o se vea de forma distorsionada, donde por ejemplo los muertos disparan y los asesinos ni siquiera estuvieron ahí, como en Aguas Blancas. Porque ustedes son el vínculo entre la sociedad y los hechos, los invitamos a no callar, a no ocultar, a no permitir que interpongan un muro de silencio entre la realidad y la sociedad civil. Los invitamos a poner todo su esfuerzo para la verdad, sin alteraciones, sea conocida por sus lectores.