Señora gobernadora del Valle, señores gobernadores de Cauca y Nariño, señoras alcaldesas y alcaldes de dichos departamentos, reunidos en Villa rica Cauca el pasado 11 de mayo de los Corrientes; señoras y señores participantes en la Minga por la vida, el territorio y la paz, realizada en Caloto y Villa Rica, departamento del Cauca, los días 9, 10 y 11 de mayo de 2012; compatriotas luchadoras y luchadores por la paz de Colombia:
El Ejercito de liberación Nacional, les envía un saludo respetuoso y expresa su sincero deseo porque sigan incansables sus esfuerzos en el camino de la paz en el que ustedes y muchos otros colombianos y colombianas nos empeñamos.
Como fuerza guerrillera colombiana respondemos solícitos a su convocatoria, para que trabajemos por crear un solo torrente por la paz y en ese espíritu nos sentimos interpretados, porque igual que ustedes estamos convencidos que el camino para Colombia ES la paz y NO la guerra.
En el empeño de compartirles nuestros esfuerzos por la paz, nos permitimos expresarles lo siguiente:
Un poco de historia
En 1991, es decir, hace 21 años, junto a otros compañeros guerrilleros de la entonces Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, ocupamos sin violencia la Embajada Venezolana en Bogotá, para presionar al gobierno del presidente Cesar Gaviria a desarrollar diálogos por la paz de Colombia.
Desde entonces jamás hemos dejado de desarrollar diversos tipo de esfuerzos en la búsqueda de la paz, incluidas mesas de dialogo con los gobiernos de Cesar Gaviria, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe, pero desafortunadamente, nos hemos encontrado con una posición cerrada e intransigente de parte de todos ellos, porque consideran que la paz es sinónimo de rendición, desmovilización y entrega de armas por parte de la insurgencia.
Hemos planteado con meridiana claridad, la urgencia de resolver el conflicto social y armado mediante una salida política, en la que participe toda la sociedad, la insurgencia y el gobierno, considerando que la paz es un derecho constitucional de todas y todos los colombianos y nadie los puede reemplazar en ese histórico propósito, asunto que rebasa el criterio de que la paz es asunto de una discusión o una mesa de dialogo solamente.
Consecuentes con lo anterior, hace varios años, nos empeñamos en plantear con diversos sectores sociales, una Convención Nacional, que nacida de todas y todos, desembocara en una Asamblea Nacional Constituyente que legitimara la voluntad del pueblo y la nación para enrumbarse a la paz y la reconciliación que todos queremos y nos merecemos. Pero clase gobernante no solo desestimó este esfuerzo sino que se opuso a él.
Conscientes del grave deterioro de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario, que padece Colombia en esta guerra fratricida, planteamos públicamente la urgencia de HUMANIZAR EL CONFLICTO mientras este finalizaba y en ese sentido asumimos los retos de ello para cumplir tan importante asunto; sin embargo nunca se obtuvo de la contraparte, una consideración al respecto Los siguientes asuntos reafirman nuestra disposición y flexibilidad en la búsqueda de un proceso de paz, serio estable y duradero para Colombia:
1- Pusimos en libertad de forma unilateral y sin condiciones medio centenar de militares y policías, hechos prisioneros en diferentes combates.
2- Hemos decretado treguas unilaterales, como muestras de flexibilidad para atemperar el ambiente y las hemos cumplido plenamente.
3- Hemos planteado nuestra disposición a un cese bilateral del fuego y las hostilidades, para el inicio de un proceso de diálogos por la paz de Colombia.
4- Hemos sido reiterativos en nuestro compromiso de respetar el Derecho Internacional Humanitario, estando abiertos a discutir asuntos particulares del conflicto interno colombiano.
Hemos manifestado nuestra entera disposición, para discutir todos los temas polémicos del conflicto social armado colombiano y buscar soluciones, en el marco de la bilateralidad entre las partes, con la participación de la sociedad colombiana sin exclusiones. En todo este esfuerzo de mas de 20 años, hemos realizado un sin número de eventos y actividades de diverso tipo, en los que han sido muy importante el decidido respaldo de importantes sectores sociales colombianos, de las iglesias católica y protestante a nivel nacional internacional, así como de un numeroso grupo de gobiernos y países entre quienes se han destacado Cuba, Venezuela, Méjico, Noruega, Suiza, Alemania, España entre otros.
Nuestra agenda de discusiones y planteamientos siempre ha sido pública y de cara al país porque no tenemos ningún tema secreto ni vedado, ya que son asuntos de carácter social y político, del interés de todas y todos los luchadores por la paz de Colombia.
Todos estos esfuerzos, encabezados por la comandancia de nuestra organización, han sido ignorados o presentados a la opinión pública por el establecimiento, de manera tendenciosa y distorsionada, para generar animadversión, rechazo o para ganar adeptos, aprovechando su monopolio sobre las grandes Medios de Información, tal como lo hace con todos los acontecimiento que no favorecen su imagen y sus políticas.
Presente y futuro
Estamos de acuerdo con ustedes, que el futuro de Colombia no es la guerra, como hoy se empeñan en demostrarlo sus agenciadores, que la han convertido en uno de sus más jugosos negocios, encontrando a todos los luchadores populares en el pretexto para incrementarla.
Para sostener esa guerra, contra si mismos, los mas de 46 millones de colombianos pagamos cada año 120 dólares independientemente de nuestra condición económica y social; En el resto del continente sus habitantes pagan solo 17 dólares al año por razones de defensa.
La alta militarización del país, hace que exista un militar p cada 100 habitantes, mientras en el resto del continente hay uno por cada 300 habitantes.
El mal llamado presupuesto para la defensa de Colombia en 2012 se estimó en más de 23 billones para gastos de la guerra y algunos funcionarios lo consideraron insuficiente.
Debido entre otras razones, a que una gruesa suma de dinero de tan alto presupuesto destinado a la guerra, es para engordar las arcas personales de quienes la agencian, no podemos soñar que a ellos les interese la paz. Esta tiene que ser llevada a cabo por quienes la padecemos.
Cundo hablamos de paz nos identificamos con ustedes cuando plantean:
“Queremos una paz democrática. Una paz con cambios en la vida política y económica. Queremos una paz con paz. No porque pretendamos resolver en una mesa de diálogo político todos los problemas del país. Sino porque la única opción realista es acompañar el fin del conflicto armado con transformaciones importantes en las condiciones políticas y sociales de la vida nacional. El alcance de esas transformaciones no puede ser decidido en un espacio cerrado entre los actores armados, sino y precisamente en un espacio amplio y plural de la sociedad colombiana, donde todos los actores políticos, económicos, militares, acuerden un nuevo pacto político que permita a la sociedad vivir sin guerra y al movimiento popular luchar por la realización de sus derechos políticos, económicos, sociales y culturales sin temor a la muerte, al señalamiento o el desplazamiento.”
“La paz del país… demanda la adopción de una estrategia de impulso a programas de desarrollo rural integral como única alternativa sustentable para la sustitución de cultivos de uso ilícito, uno de los factores generadores de mayor violencia e inseguridad en distintas regiones de Colombia”.
Señoras y señores, el ELN seguirá luchando por la paz igual que lo hacen ustedes y desea mantener en tal sentido una comunicación fluida con ese propósito, deseamos finalmente lo siguiente:
El gobierno del presidente Santos, fiel al pensamiento de su clase en el poder, no solo no quiere la paz, sino que se siente propietario y único responsable de definir como y cuando se pueden iniciar diálogos de paz en Colombia. Este contrasentido, como ya ustedes lo han planteado, viola un mandato constitucional que debe impugnarse por ilegal y absurdo, porque la llave de la paz la tienen todos los colombianos y colombianas, no solo como derecho constitucional sino como perspectiva de vida, de futuro y ello nos otorga la potestad de luchar por alcanzarla.
Lo anterior deja ver el gran esfuerzo que debemos hacer todos los amantes de la paz para concretarla y desde nuestras filas les proponemos a ustedes y a todos los colombianos y colombianas que asumamos esfuerzos permanentes, convertidos en un plan especifico, para concretar dos objetivos:
A- crear una organización nacional con el propósito de alcanzar la paz y que en ella tengan cabida todas y todos los colombianos que nos identificamos con dicho objetivo, en los términos que ustedes lo han planteado,
B- Que trabajamos por CONSTRUIR UN NUEVO GOBIERNO, que represente a todas las expresiones sociales y políticas del país y tenga como objetivo principal, alcanzar la paz para Colombia, como la manera de lograr el gran sueño de todas y todos, sin que hoy desestimemos los esfuerzos y exigencias al actual gobierno, para buscar la paz, a pesar de las barreras que encontramos para ello.
La paz de Colombia debemos buscarla no solo dentro de las fronteras, mas allá de ellas, muchos pueblos, naciones y gobiernos, la apoyan y respaldan, porque esta guerra también los afecta a ellos, en particular a los pueblos y gobiernos del continente, porque quienes la agencian y promueven la usan como pretexto para amenazar y socavar la paz de la región y el proceso democrático que está impidiendo que la gran potencia del Norte sea el amo y señor en la tierras que Bolívar y tantos otros soñaron en verla unida y al servicio de la humanidad.
Es por ello que tenemos la seguridad, que todos los que luchamos por tan noble causa vamos a contar con el respaldo de muchos gobiernos y pueblos hermanos del continente y de otras partes del mundo que anhelan como nosotros; justicia y equidad social, democracia, soberanía, reconciliación y paz para Colombia.
Desde las montañas colombianas:
Colombia para los trabajadores.
Ni un paso atrás Liberación o Muerte