La juventud colombiana enfrenta directamente a estas alturas el desmejoramiento y la privatización de la educación pública,contenidos en la estrategia neoliberal dela Prosperidad para Todos. El Presidente Santos pretende readecuar aún más el país a fin de que las corporaciones transnacionales del gran capital puedan llenar hasta el fondo sus bolsillos, con el beneficio colateral de los capitalistas criollos, a costa de subastar los recursos naturales y humanos del país, en una asombrosa entrega de la soberanía nacional y en desmedro de las más elementales condiciones de vida de las clases populares.
Los TLCs con los Estados Unidos, la Unión Europea y Corea del Sur, así como el pretendido con China, además de profundizar las crisis medioambiental, humanitaria, laboral, del campesinado y la producción alimentaria y de la industria nacional, también atacarán y arrasarán con la educación pública, el pensamiento crítico, la investigación científica y la formación de mujeres y hombres libres.
El sentimiento patriótico y la independencia nacional constituyen anticuadas ridiculeces a la luz de la cátedra neoliberal que se viene imponiendo en los centros docentes. Las compañías multinacionales requieren técnicos y tecnócratas, mano de obra calificada y barata sin el menor asomo de inquietud social. Ese será el único destino de la Universidad si no logra mantenerse viva la movilización estudiantil, que en unidad con las demás fuerzas del movimiento social, ha detenido hasta ahora la pretendida reforma a la educación superior.
El momento requiere unidad y lucha, verdaderos festivales de movilización para imponer desde la calle, con la exaltación masiva del sentir popular, una ley que garantice la gratuidad educativa hasta el nivel superior y que centre el eje de la pedagogía en el hombre, en la mujer, en el bienestar de la nación colombiana, en la libertad, la democracia, la soberanía, la investigación y el crecimiento científico.
La guerra y la represión militar, policial y paramilitar arrecian, y con ellas la violación de los derechos fundamentales por agentes del Estado. Se asesinan y amenazan líderes sindicales, agrarios, populares. Aumenta la violencia contra defensores de derechos humanos, continúa sin parar el despojo de tierras, se acrecienta el número de los desplazados y la restitución de tierras no pasa de estrategia publicitaria del gobierno. La oposición democrática y revolucionaria padece cada día más los asedios y advertencias de las autoridades. El terrorismo de Estado y el desangre marchan de la mano impunemente.
La paz de Santos excluye sin discusión al pueblo y los cambios encaminados a superar las causas que originaron y siguen alimentando el conflicto. Es por tanto una estrategia irresponsable, demagógica, embustera, antipatriótica, subordinada a los intereses de la Casa Blanca y sobre todo electorera y reeleccionista. El país requiere una paz efectiva, real, tangible que nos permita avanzar en la superación de las desigualdades. Ella sólo podrá lograrse con la movilización masiva de todos los sectores interesados en los cambios. Así lo hemos entendido las FARC-EP y en ello tenemos comprometidas todas nuestras energías.
Las esperanzas de Colombia están puestas en su juventud, en sus estudiantes, en su movilización. Ellos, como dice el cantor, son aves que no se asustan de animal ni policía, que no les asustan las balas ni el ladrar de la jauría. La patria confía en su creatividad, en su alegría y en su fuerza para seguir acompañando el fervoroso y masivo clamor por la paz con justicia social que resuena en toda la geografía nacional.
¡Vivan los estudiantes! ¡Viva la memoria de todos los caídos! ¡Vivan todas sus expresiones de lucha organizada!
Secretariado del Estado Mayor Central de las FARC-EP