A los medios de comunicación electrónicos y escritos:
Comunicamos que algunas de las organizaciones que impulsamos a partir del 2006 la realización coordinada de una serie de actividades político-militares, hemos decidido cerrar el ciclo en el que emitimos 18 Manifiestos a la Nación, los cuales fueron suscritos por cada una de las organizaciones participantes. Asimismo comunicamos nuestra decisión de abrir un nuevo ciclo en esta coordinación, en la que los Manifiestos que seguiremos emitiendo no llevarán el nombre de cada una las organizaciones que los suscriben, sino sólo una consigna y un nombre para la coordinación.
¡Por la unidad y la emancipación del pueblo!
COORDINACIÓN REVOLUCIONARIA LIBERTAD
MANIFIESTO A LA NACIÓN #1
A los mártires del 10 de junio
Al pueblo de México.
A los pueblos de América Latina y el mundo.
Hace seis años varias organizaciones revolucionarias armadas iniciamos un proceso de coordinación, en un renovado esfuerzo por contribuir a cambiar el rumbo que los poderes fácticos han impuesto a la vida del país.
Esta coordinación fue una respuesta a la política represiva que los grandes monopolios, y el gobierno foxista, decidieron instrumentar contra distintos movimientos sociales (Sicartsa, Atenco, Oaxaca, La Otra Campaña, etc.,) para sostener al régimen neoliberal y profundizar la devastación capitalista.
Fue una respuesta a la imposición mediática, al maquinado fraude electoral y a la violencia institucional, a través de lo cual un grupo reducido de empresarios capitalistas impuso al usurpador Felipe Calderón H., en la presidencia de la república.
A partir de dicha coordinación dimos a conocer dos manifiestos dirigidos a la Nación, en los que denunciamos el fraude electoral que se estaba fraguando; emitimos uno en la capital del país y otro en la Ciudad de Oaxaca, en medio de la represión ulisista y foxista contra la APPO. Y ya consumado el fraude, el 5 de noviembre de 2006, detonamos simultáneamente varios artefactos explosivos en distintos puntos de la capital, asumiendo la responsabilidad de esta simbólica protesta en un tercer manifiesto.
Lo que siguió después es de todos sabido. Bajo el gobierno ilegítimo de Calderón se reforzó aún más el capitalismo mafioso que existe en nuestro país y, en consecuencia, se profundizó el proceso privatizador y el despojo de los bienes nacionales. Y lo más grave de todo, fueron o han sido destruidas casi 100 mil vidas -entre muertos y desaparecidos- bajo los efectos catastróficos de la guerra sostenida por el gobierno so pretexto de combatir al narcotráfico, y millones de familias mexicanas han visto dolorosamente vulnerada y golpeada su integridad física y moral, y su mermado bienestar.
Durante este negro periodo dirigimos a la Nación quince manifiestos, denunciando, entre muchos otros sucesos lamentables, el asesinato y la desaparición forzada de luchadores sociales y militantes revolucionarios, fijando nuestra postura ante esta brutal realidad, al tiempo de seguir desarrollando nuestras tareas de organización y reconstrucción política.
Y ahora el episodio más trágico y doloroso de nuestra historia amenaza con volverse a repetir. Los poderes fácticos pretenden erigirse en el gran elector, y de paso regresar al PRI a la presidencia del país.
Ante el acelerado deterioro de la nefasta gestión panista -que en dos sexenios rebasó los estragos que los Priistas perpetraron en 70 años- dichos poderes pretenden imponer a Enrique Peña Nieto, valiéndose de la manipulación mediática, de la organización de un nuevo fraude, de la acción de los cuerpos policiacos y militares del país, y del terror sembrado en la población por los cárteles del narcotráfico, con el propósito de profundizar la explotación económica, la opresión política, la exclusión social, la destrucción ecológica y, en general, la destrucción de todo elemento extraño y opuesto a la depredación capitalista.
Para lograr este propósito, el régimen político está intensificando la guerra sucia electoral contra Andrés Manuel López Obrador, candidato del Movimiento Progresista, tratando de usar en su contra la crítica que éste ha hecho al uso faccioso de las instituciones o falseando la mención que en días pasados formulara, en la Plaza de Tlatelolco, respecto de la vía armada como posibilidad para la transformación de los pueblos; intentando asociar mediáticamente la imagen y el proyecto de AMLO con la violencia social y la violencia de las armas, omitiendo impúdicamente la violencia estructural, la violencia institucional y la violencia criminal que sostiene el Estado del capital, y que el gobierno mafioso calderonista se ha encargado de profundizar contra la inmensa mayoría de la población; omitiendo además la enfática reivindicación proclamada por AMLO sobre la vía pacífica de transformación social, vía que respetamos, pero que la plutocracia se ha encargado de bloquear a fin de mantener sus privilegios, y que sólo una colosal fuerza social –no necesariamente violenta- podrá franquear, para dar una nueva forma a la vida pública del país.
Y es justo en este contexto que ha surgido un nuevo movimiento social contra la manipulación mediática y la pretensión de los poderes fácticos de decidir la elección. Nos referimos al #YoSoy132, movimiento político apartidista de una generación de jóvenes que saltó por vez primera de las redes sociales y el ciber-espacio, a las calles y plazas de las principales ciudades del país, para exigir la democratización de los medios de comunicación y así abrir paso a un voto libre e informado.
Sin duda este nuevo movimiento perturba y amenaza con frustrar las actuales pretensiones oligárquicas, pero sobre todo hace ver a la izquierda política la apremiante actualización de sus instrumentos de análisis, a fin de dar una nueva forma a la actividad política, una forma que más allá de los procesos y coyunturas electorales, posibilite la reorganización del Estado desde el desacato a cierto tipo de ordenamientos jurídicos o de leyes que nos condenan a reproducir el actual estado de cosas y a hacer del capitalismo mafioso un presente continuo.
El desacato a esos ordenamientos formulados para garantizar la acumulación de capital es un camino emprendido desde hace décadas por diversas organizaciones revolucionarias, a fin de construir una nueva fuerza capaz de interrumpir o desviar el rumbo que ha impuesto el capital a la vida moderna. Una fuerza capaz de responder con las armas, si fuese necesario, a quienes intenten mantener a toda costa el control del Estado y los excesos del capitalismo.
Hoy que se cumplen 41 años de la criminal agresión perpetrada por las huestes del régimen priista contra el movimiento estudiantil, rendimos homenaje a los mártires del Casco de Santo Tomás y, al mismo tiempo, saludamos a las viejas y nuevas generaciones de mexican@s cuya protesta ha venido a evidenciar los propósitos de la élite dominante.
A estas generaciones, y a sus respectivos movimientos, les comunicamos que nos mantenemos atentos al desarrollo de los acontecimientos que se están produciendo, y que estamos dispuestos a seguir acompañando las luchas que tengan que darse para frustrar la nueva intentona golpista y seguir impulsando la transformación social profunda de nuestro país.