Al pueblo de México:
Al CCRP-CJ28J:
A los estudiantes:
Compañeros:
“Es como si yo escribiera con la mano metida en la sangre,
en el ojo que le cuelga de su cabeza de combatiente derrotado.”
Óscar Oliva, Descripción de una reunión con algunos amigos de la infancia.
Recogido de Estado de sitio.
“La actitud de los ultraizquierdistas
sólo viene a ser alegría para el Gobierno y la Burguesía,
para quienes estamos luchando en la sierra es una tristeza”.
Partido de los Pobres, Comunicado dirigido a los estudiantes.
Sierra de Guerrero, 20 de Enero de 1974.
Las FARP vemos con mucha preocupación los últimos acontecimientos suscitados en la UNAM. Específicamente, el asesinato de Pável González, la cada vez mayor infiltración de todo tipo de policías en la universidad (incluido uno que otro policía de cuello blanco, como los casos de los directores de las Facultades de Derecho y de Ciencias Políticas y Sociales), el crecimiento de organizaciones fascistas en prácticamente todas las escuelas y facultades, y el caso omiso que hacen las autoridades universitarias y extrauniversitarias a todas las denuncias hechas al respecto por muchos universitarios. Es preocupante que en la Máxima Casa de Estudios tengan lugar hechos como los que se presentan en muchas de las regiones más pobres del país, donde después de terminar de alzar la voz en una asamblea comunitaria hay que salir corriendo, porque llegan a pacificarnos los pistoleros a sueldo de los panistas, priístas o perredistas que gobiernan esas regiones. En la UNAM han quedado patentes esos mismos casos, nosotros no los inventamos. Ahí están los múltiples grupos con tendencia paramilitar que asolan los CCHs, las Prepas y muchas de las Facultades. Ahí están las organizaciones de ultraderecha declaradas abiertamente panistas y que se jactan de que algunos de sus principales dirigentes se hallan en puestos claves del gobierno federal.
Mientras todo eso sucede el rector nos empalaga con sus cursis e hipócritas llamados a la unidad nacional. No puede ser más patético ese ladrón de demandas históricas del movimiento universitario independiente, ese demócrata de ocasión llamado Juan Ramón de la Fuente.
Compañeros, al movimiento popular no le beneficia en modo alguno que el movimiento universitario siga fragmentado. Es por ello que, de la manera más respetuosa posible, les hacemos un llamado para que de modo individual y colectivo hagan el máximo de los esfuerzos para encontrar siquiera el más elemental o mínimo de los acuerdos posibles que permitan la marcha coordinada y el fortalecimiento político del movimiento. Que quede claro: ni pretendemos darles línea política alguna, ni les estamos pidiendo reforzar ningún movimiento político-militar, les estamos sugiriendo que refuercen organizativa y políticamente su propio movimiento. Eso los hará, diría Ricardo Flores Magón, “inmunes a la opresión”. En las circunstancias tan críticas como las que viven México y América Latina —y el mundo en general, claro—, tiene profunda validez el cuestionamiento que hacía uno de los primeros marxistas de América, José Carlos Mariátegui, con respecto a las lógicas diferencias tácticas que existen dentro de cualquier movimiento popular y que provocan tempranas divisiones: “¿no es demasiado pronto para empezar a dividirnos?”.
Considerando que para el Estado mexicano ser un universitario sensible y activista es ser subversivo, el cuestionamiento de Mariátegui tiene mucha mayor validez en las escuelas y facultades donde históricamente el movimiento universitario ha sido fuerte, es decir, en Facultades como la de Ciencias, Filosofía y sobre todo como la de Ciencias Políticas y Sociales, en donde es muy probable que se esté coordinando todo el trabajo de inteligencia del Estado en la UNAM, a saber, el de la policía política de la Secretaría de Gobernación (CISEN), de la Secretaría de Seguridad Pública (PFP), del Ejército Mexicano (su funesta Sección 2ª) y de la Procuraduría General de la República (AFI).
Por otro lado, es muy importante no perder de vista que el llamado a un mínimo grado de unidad, como lo es el de la coordinación, no basta por sí mismo para fortalecer el movimiento universitario; para fortalecerlo de verdad sólo existe una fórmula inequívoca: el trabajo constante, paciente, serio y honesto desde abajo, que no manipule —como sí lo hace la propaganda de cualesquiera de los actuales partidos políticos con registro legal—, sino que eleve verdaderamente el nivel de conciencia de las masas de estudiantes, profesores y trabajadores administrativos sensibles y honestos de la UNAM. Esa es la acción más contundente que puede y debe hacer el movimiento universitario in-dependiente. Una vez que hayan logrado coordinarse y fortalecerse podrán entonces continuar con lo que en 1974 le recomendaban el comandante Lucio Cabañas y el PDPL a los estudiantes: “sigan haciendo mítines, manifestaciones, asambleas públicas y clandestinas, pintando mantas y paredes, pero, háganlo con las gentes del pueblo porque un movimiento puramente estudiantil es de menor importancia para la revolución; estudiantes que no buscan al pueblo no son revolucionarios; movimiento estudiantil que no trata los problemas del pueblo, no es revolucionario”.
Si ese trabajo no se realiza, el movimiento universitario quedará reducido sólo a pequeños grupos aislados de la enorme masa universitaria. Por lo demás, ningún Estado, por muy poderoso que sea, tiene medio eficaz alguno para derrotar o aniquilar definitivamente a un movimiento social que ha sido generado por un trabajo de concientización de ese tipo.
Compañeros, no olviden su pasado. Recuerden las muestras de solidaridad que tuvo el pueblo trabajador para ustedes durante la huelga de 1999–2000: en los camiones, en el metro, en los mercados, en algunas fábricas, en las colonias populares… Nunca les faltó un grito desgarrador de apoyo de una señora ama de casa… Recuerden cuando marcharon por el periférico, a pesar de Rosario Robles, implacable con el movimiento estudiantil, dulce y tierna con los empresarios corruptos. No olviden cuando la PFP entró a la UNAM. No olviden cuando los “médicos” adscritos al ministerio público obligaban a las compañeras a dar, desnudas, innecesarias vueltas, durante los “exámenes médicos” que les hacían en la Agencia del Ministerio Público de Camarones. ¿Recuerdan cuando sus padres, amigos y compañeros de lucha les gritaban “no están solos”, desde el exterior del Reclusorio Norte? ¿Y cuando ustedes respondían desde el interior de esos espacios de castigo a los pobres y a los inconformes? No olviden que fue Zedillo quien dio la orden de desalojarlos de la universidad, el mismo sujeto al que Carlos Fuentes llamó el “presidente de la democracia”. No olviden cuando, después de la salida apresurada de la PFP de la universidad, Juan Ramón de la Fuente dio la bienvenida a los estudiantes, profesores y trabajadores reaccionarios, los mismos que llevaron mariachis para festejar “el feliz regreso a clases”. No olviden sus complejas asambleas horizontales, tan democráticas que algunos escritores e intelectuales progresistas no las lograron comprender… y que inclusive criticaron de manera superficial y equivocada, para posteriormente arrepentirse por haber servido de cobertura para la acción represiva del Estado. Compañeros, no olviden sus logros, analicen y corrijan sus errores y continúen hacia adelante, que la lucha es infinita.
Camaradas, para fortalecer el movimiento popular general, para que no quede impune el asesinato de Pável, para lograr la libertad inmediata e incondicional de los Cerezo Contreras, para cambiar las decimonónicas estructuras de gobierno de la UNAM, para lograr una reforma académica acorde a los intereses del pueblo, para ratificar en los hechos la gratuidad absoluta de toda la educación pública, para no permitir que sigan creciendo grupos paramilitares en la universidad, para dar un mayor empuje a la lucha contra el neoliberalismo, para no permitir que ninguno de los corrompidos partidos políticos con registro nos sigan gobernando, para todo eso y para otras muchas cosas más que todos necesitamos, se precisa de un movimiento estudiantil fuerte.
Finalmente, las FARP se solidarizan con los compañeros del Comité Clandestino Revolucionario de los Pobres-Comando Justiciero 28 de Junio (CCRP-CJ28J) en su lucha contra grupos nocivos que atentan contra las formas organizativas del pueblo, al mismo tiempo que hacemos un llamado a esos mismos grupos para que desistan de sus actitudes y hechos, los cuales indirectamente obstaculizan el desarrollo de la lucha revolucionaria.
A pesar de todo, seguimos trabajando en muchas de las comunidades más pobres del país —cargando con los mismos errores ortográficos y sintácticos que algunos intelectuales tanto nos echan en cara y que paradójicamente son propios de quienes no tuvieron ni la mejor de las escuelas, ni acceso a una auténtica educación democrática—, y seguimos planeando, organizando y construyendo el poder del pueblo; para que en un tiempo no muy distante podamos encontrarnos, convivir, debatir con ustedes los estudiantes, con ustedes los obreros, los campesinos, los periodistas, maestros, escritores e intelectuales honestos y progresistas en alguna de las regiones donde tenemos nuestras bases de apoyo.
¡Por la revolución socialista y la liberación nacional!
¡La lucha popular revolucionaria¡
¡Patria libre!
¡Y socialista!
Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo FARP
República Mexicana a 5 de septiembre de 2004.
Una vez más, la dirección de las FARP le da la voz a los compañeros de base. Esta vez un compañero dirige al pueblo un poemita salido del corazón y de la realidad vivida en el desempleo. Esto no es cuento. Ojalá que la patronal y el gobierno se acuerden de todo lo que hacen para salvaguardar sus estrechos intereses de clase, porque todo tiene un límite, hasta la paciencia.
Isabel “¿Hay igualdad en nuestro país? No. El capitalista, el fraile y el alto funcionario, ya sea civil o militar, no son tratados en México igual que el obrero humilde o cualquier otro miembro del pueblo, oscuro en la sociedad, pero brillante en las epopeyas de la Nación. Los empleados arrastran una vida de humillación y miseria.”
Manifiesto del Club Liberal Ponciano Arriaga.
El Hijo del Ahuizote, domingo 1º de marzo de 1903.
Es quien llora en la entrada del trabajo.
A estas alturas, esa entrada es más bien la salida.
La salida definitiva.
Es Isabel, la más callada,
la más pobre.
Y no es retórica pseudopoética, es en verdad la más pobre.
Es más, Isabel es la doblemente pobre.
Pobre y sin trabajo.
Maldita poesía de papel.
¡Qué falta hace la poesía cuerno de chivo!
La llamaron para que recibiera su quincena.
—Sube, por favor, a cobrar…
—El licenciado me ha pedido que firmes esto...
— ¿Cómo? ¿Mi renuncia?
—Antes voy a hablar con él…
¿Dónde quedó eso que le decía el patrón a quien le devolvía su empleo,
eso de que “no me gusta que se vayan como las chachas, sin avisar”?
Pero, sin aviso alguno, contra la propia ley de sus contratos propatronales,
en los últimos minutos del último día de la quincena,
a Isabel sólo le dijeron que fuera a cobrar.
Es Isabel que se desprende de la sal de la impotencia,
la sal que se vuelve pólvora política-militar,
la de la poesía Molotov,
la de la poesía clandestina,
la de la acción revolucionaria, la que no avisa.
¡Por la revolución socialista y la liberación nacional!
¡La lucha popular revolucionaria¡
¡Patria libre!
¡Y socialista!