A los medios de comunicación electrónicos e impresos:
De nueva cuenta comunicamos que algunas de las organizaciones que de 2006 a la fecha desarrollamos diversas actividades político-militares, hemos decidido abrir un nuevo ciclo en el que los Manifiestos que seguiremos emitiendo no llevarán el nombre de cada una las organizaciones que los suscriben, sino sólo una consigna y un nombre para la coordinación.
En esta ocasión les enviamos el Manifiesto a la Nación #2 de este nuevo ciclo.
Agradecemos de antemano su atención.
¡Por la unidad y la emancipación del pueblo!
COORDINACIÓN REVOLUCIONARIA LIBERTAD
MANIFIESTO A LA NACIÓN #2
Al pueblo de México
A los pueblos de América Latina y el mundo
En medio de una verdadera catástrofe social, la cúpula empresarial y política del país ha decidido imponer a toda costa al próximo presidente de la república y conservar la mayoría en el congreso, con el objeto de profundizar la privatización de los bienes nacionales, reforzar el autoritarismo estatal y garantizar la desenfrenada acumulación de capital.
Esta decisión política significa que la maquinaria para consumar un nuevo fraude electoral se encuentra en marcha y puesta a funcionar a todo lo que da.
De esta ominosa decisión dan cuenta una serie de hechos entre los que destacan la campaña de terror que ha significado durante seis años la supuesta guerra contra el narcotráfico, el bombardeo mediático instrumentado por el duopolio televisivo y algunos otros medios electrónicos e impresos, las preferencias fabricadas a modo por encuestadoras privadas, la sumisa actuación del IFE, el acarreo, la compra y la coacción del voto; todo esto a favor de Enrique Peña Nieto, candidato del PRI, así como a favor de otras candidaturas al congreso y a la titularidad de algunos gobiernos estatales y presidencias municipales, candidaturas pactadas entre distintos partidos, incluidos los de la izquierda electoral.
No obstante, una serie creciente de movilizaciones y protestas protagonizadas por diferentes sujetos sociales, están poniendo en cuestión el uso faccioso de las instituciones estatales y la subordinación de la política a las necesidades del capital, tratando de cerrar el paso a este nuevo atentado fraudulento y golpista.
El origen de la mayoría de estas movilizaciones se encuentra en el dolor, la indignación y el hartazgo social que la voracidad, la prepotencia y el cinismo de la clase empresarial y los funcionarios corruptos han generado a lo largo y ancho del país; hartazgo que vienen acumulándose por lo menos desde las brutales represiones perpetradas por el antiguo régimen estatal desarrollista, hasta las masacres cometidas por los gobierno priistas y panistas bajo el actual régimen neoliberal.
Tragedias como la sucedida en Pasta de Conchos, o en la Guardería ABC, o como las que siguen viviendo las familias de las asesinadas de Juárez, o los familiares de los más de 10 mil desaparecidos y de los más de 80 mil asesinados bajo la gestión calderonista; asesinatos, torturas y desapariciones forzadas cometidas contra ciudadanos, periodistas, luchadores sociales y militantes revolucionarios; represiones policiacas como las ejecutadas contra los trabajadores de Sicartsa, los comuneros de Atenco, la APPO, La Otra Campaña, los ecologistas de Guerrero, los comuneros de Cherán, Wirikuta y contra cientos de comunidades indígenas (por mencionar sólo algunos de los acontecimientos y de los movimientos o sectores sobre los que se ha ensañado el abuso del dinero y del poder), han puesto a flor de piel el conflicto que escinde a la sociedad mexicana y han agotado la capacidad que había tenido el capital para realizarse sin tener que recurrir abierta y permanentemente a la violencia y a la guerra, sacudiendo millones de conciencias y haciendo ver la necesidad de un cambio en la dirección y administración de la vida pública del país, aunque la mayoría de la población aún no coincida en los medios o vías para lograrlo.
Justo en este contexto, la irrupción y el eficaz despliegue del movimiento #YoSoy132 ha venido a reanimar la lucha contra la imposición, actualizando las luchas pasadas y posibilitando la articulación de las luchas presentes, al coincidir con un gran número de ciudadanos y organizaciones sociales en la necesidad de vigilar que los poderes fácticos respeten la voluntad popular en la actual contienda electoral, y reconocer ésta como alternativa viable para democratizar pacíficamente la vida pública del país.
Esto ha generado reservas y condenas entre quienes consideran reformista toda participación en la lucha electoral, en momentos en que el dilema político al que nos lleva la catástrofe neoliberal no está en decidir entre Reforma o Revolución, sino entre Revolución o Barbarie, sin que esto signifique aceptar las prácticas oportunistas que marcan el mundo de la “política real”.
La revolución no es un acto voluntarista, sino un proceso en el que los seres humanos, al ejercer nuestra libertad, podemos ser capaces de transformar desde la raíz el conjunto de nuestras relaciones, para interrumpir la barbarie y la devastación que el indetenible enriquecimiento de unos cuantos, y la aspiración al “progreso” interiorizada por la mayoría, ha impuesto a la vida social y a la historia.
En consecuencia, si pretendemos incorporar a la revolución al mayor número de voluntades individuales y colectivas es necesario utilizar las mismas leyes e instituciones que norman la lucha electoral y llevarlas al límite de sus posibilidades, para poner alto a la violencia criminal e institucional y dar lugar a un proceso político nacional efectivamente democrático, sin perder de vista que la clave de la transformación social profunda no está en dichas leyes y mucho menos en sus instituciones, sino en el establecimiento, desde abajo, de nuevos ordenamientos que garanticen otra forma de cohesión y convivencia humana; una forma social no capitalista, autónoma, autogestiva, autosustentable y capaz de desarrollar sus propias formas de autodefensa.
Por todo lo antes dicho, al tiempo de reiterar la postura de las organizaciones que integran esta coordinación de seguir formando parte del actual movimiento democratizador y de acompañar, con nuestras propias formas de lucha, las acciones que tengan que darse para cerrar el paso a la actual intentona golpista, hacemos un llamado a las organizaciones populares, democráticas y revolucionarias del país a la reflexión, la discusión y la articulación política fraterna, con el objeto de responder a los altos requerimientos del momento político actual.
Junio 27 de 2012
¡Por la unidad y la emancipación del pueblo!
COORDINACIÓN REVOLUCIONARIA LIBERTAD