ENTREVISTA A JAIME BATEMAN DURANTE LA VIII CONFERENCIA DEL M-19
Ligia Riveros y José M. Cataño de RCN y corresponsal de EL TIEMPO en Florencia, fueron invitados por el M-19 para asistir a las deliberaciones de la VIII Conferencia Nacional.
Jaime Bateman Cayón habla con alegría. La misma alegría que tiene en el acento la gente caribeña. No fuma. Anda por el monte como una liebre, olvidando que su pierna derecha tiene una úlcera que debe limpiar frecuentemente, consecuencia de una herida de bala en el monte hace más de doce años y curada con un injerto en la Unión Soviética. A los 25 años tuvo su primera arma, un fusil. A los 42 todavía tiene tiempo de dejarla para ir al cine. Por ejemplo, “Calígula y Mesalina”, la última película que vio, no le gustó.
Insiste en dialogar con el Gobierno pero no para hablar cuándo, cómo y dónde van a entregar los guerrilleros las armas. “Ese no es el problema”, dice. “Estos fierros son hierros. Hierros elaborados con madera”, y aprieta su carabina M-1. “No sirven para nada si no hay quién los maneje. Y los manejan los hombres. Si los hombres no tienen la voluntad de manejar esos fusiles no hay guerra. Para acabar con esa voluntad hay que resolver los problemas del pueblo Colombiano. El señor Betancur dice que los va a resolver. Nosotros estamos esperando...”. Y Bateman, el jefe máximo del M-19, que carga en su bolso hilo dental, cuatro pasaportes y cinco cédulas, dólares, secretos militares y ninguna carta de amor, tarjeta Diners y del BIC, tarjeta profesional de periodista (lo dice en broma, pero a lo mejor es cierto), cinco pases de conductor, incluyendo dos internacionales, y sus calzoncillos porque le incomodan en el monte, dice que conoce los problemas del país. Sobre ellos quiere hablar el M-19 en un diálogo nacional con el nuevo Gobierno: “Sobre el 75 por ciento de los Colombianos desnutridos. De los 7 millones de analfabetos. De los dos millones de desocupados. De cómo va a ser el programa de vivienda sin cuota inicial. De dónde se van a sacar los recursos para ayudar al millón y medio de familias que no tienen techo”.
Es difícil imaginar a Bateman en una actitud diferente a la del comandante general de un movimiento guerrillero que le dio tantos dolores de cabeza a los dos anteriores Gobiernos.
Sin embargo, hay que imaginarlo de otra manera: con sus tres hijos. Tienen entre catorce y veinte años. La mayor, un poco taciturna. Los otros alegres como su padre y según cuentan, animados lectores de libros. No viven en el país. Cualquier dato Bateman lo oculta cuidadosamente por temor a que sus hijos paguen las consecuencias de su rebeldía.
Así como una noche, frente a la hoguera en donde se preparaba tinto, supe de los hijos de Bateman, y me contaron también que “por debajo del tapete” el Gobierno vepor la espada de Bolívar. “¡La espada es del pueblo! Y sólo regresará a su sitio cuando haya justicia social en cada rincón de Colombia” afirma el jefe guerrillero. Frente a una bolsa plástica llena de TNT, apoyada sin precauciones al lado de un tronco y en plena emergencia, inicié esta entrevista.
Ligia Riveros: ¿Estuvo a punto de lograrse la paz por intermedio del ex presidente Carlos Lleras Restrepo?
Jaime Bateman: Pues creo que se adelantó, pero eran necesarias muchas conversaciones más. Se adelantó en el proceso de cimentar las bases para un acuerdo. El problema no era tan fácil. Mucha gente sigue creyendo que el problema es del M-19. El problema no es del M-19 y en eso hay que profundizar. nezolano dizque ha ofrecido al M-19 veinte millones de dólares Nosotros pensamos que cualquier iniciativa que salga de cualquier grupo político o comisión de paz tiene que ser con el convencimiento de que la guerrilla no está destruida, ni está derrotada, ni está dispuesta a entregarse. Si la situación política cambia, como aspira todo el mundo, yo creo que habría que crear unas condiciones muy grandes para que el proceso de paz se abra. Hasta ahora sólo hay palabras. Cuando Carlos Lleras Restrepo, la diferencia estribó en que fue muy directo, muy sincero y yo creo que tenía un sentimiento real de conseguir la paz. Nosotros estamos seguros de eso.
Ligia Riveros: ¿Se concretó alguna cita con él?
Jaime Bateman: Nunca se concretó. Se habló de un encuentro en Villagarzón en determinada fecha. Horas antes enviamos un servicio de inteligencia y comprobamos que el aeropuerto estaba militarizado. Hubiéramos hablado con Carlos Lleras en cualquier lugar de Colombia o del exterior.
Ligia Riveros: ¿Realmente ustedes están interesados en su legalización? ¿En ser un partido político?
Jaime Bateman: Hemos dicho en varias oportunidades que eso sería lo ideal pero a nosotros nos interesan más la apertura democrática, los cauces democráticos, las libertades políticas, las soluciones a los problemas fundamentales del pueblo. Por eso estamos luchando. Ahí es donde ponemos el acento.
Ligia Riveros: Cuénteme la verdad sobre el “Karina”. Se supo solamente que hubo un encuentro con la Armada en el Pacífico. ¿Realmente qué pasó? ¿Quién hundió el barco? ¿Dónde habían comprado el armamento?
Jaime Bateman: El barco transportaba armamento que habíamos comprado en Portugal. ¡No al Gobierno, lógico! El barco fue interceptado por la Armada. Se produjo el encuentro militar. La orden que tenían los compañeros era de no dejar caer el barco en manos del enemigo. Eso fue lo que hicieron, hundir el barco. Por eso el combate duró cuatro horas, que es el tiempo que demora un barco en hundirse.
Ligia Riveros: ¿Cuántas toneladas de armas transportaban y dónde las iban a ubicar?
Jaime Bateman: No sé exactamente cuánto era el armamento. Estaba destinado para el sur, el norte y el centro del país.
Ligia Riveros: Usted, en la VIII Conferencia, ha contado que cuando el M-19 estaba en Remolino, un caserío en el Orteguaza, intercambiaron notas con el Ejército retándose entre sí, durante un año. A ustedes los sacaron. La población quedó indefensa. Llegó el Ejército y prácticamente la población desapareció. Sólo quedan algunas mujeres. ¿Ustedes no sienten sobre su conciencia haber tomado posesión de Remolino, abandonando después a su gente?
Jaime Bateman: Nosotros a la gente no la dejamos sola. Tenemos una guerrilla allá. No en Remolino porque es un pueblo muy pequeño, pero en la región del Orteguaza tenemos una columna guerrillera. No hemos abandonado ese frente. Además, sobre la conciencia uno tiene tantas cosas... el peso más grande que tenemos es la miseria que vive este país, las desigualdades, las injusticias... Eso sí que pesa. En los combates hay muertos. Pero sólo matando no se hace una revolución. La historia de Colombia está cargada de violencia, de odio y de venganza. Nosotros no estamos exentos de eso. Pero la política general del M-19, después que la tropa se le rinde, es la de respetar la vida de los prisioneros. Los devolvemos, no nos interesa tenerlos. Usted vio que en la conferencia se aprobó el Código de Ética Militar. Además se reglamentó que la edad mínima para entrar en la guerrilla es de quince años.
Ligia Riveros: Usted ha dicho que la guerrilla no debe consumir droga y que ningún militante del M-19 lo hace. ¿Por qué tuvo el M-19 negocios para la compra de armas con la mafia, con Jaime Guillot?
Jaime Bateman: Nosotros nunca hemos tenido negocios con la mafia. ¡En este mundo se dicen tantas cosas! ¿No se dijo que los cubanos reciben cocaína de Guillot para después trasladarla a Miami? ¿Usted cree realmente que eso sea cierto? ¿Usted cree que Fidel Castro va a meter su revolución, si se quiere moralista, al tráfico de cocaína? Guillot fue amigo mío, como lo es mucha gente. Estudiamos juntos. Yo no sé si Jaime Guillot es de la mafia. No podría decir eso. Yo lo único que digo es que nosotros les compramos las armas a unos comerciantes de aquí; a unos Colombianos.
El M-19 ha pedido diálogo para la paz, y el Gobierno y todos los colombianos queremos la paz. Se aprobó en la VIII Conferencia la “Coordinadora Nacional Simón Bolívar” para impulsar la unión de los movimientos guerrilleros.
Ligia Riveros: ¿No cree usted que esto complicaría las negociaciones de paz?
Jaime Bateman: Eso depende del Gobierno, tenga la seguridad. Si existe la famosa apertura democrática va a haber diálogo. Si hay diálogo yo no creo que haya una persona con dos centímetros de sentido común que no vaya a una mesa de conversaciones. Nadie está en contra de eso, absolutamente nadie. El que le tiene miedo a una mesa de conversaciones es sencillamente porque no está seguro de sus planteamientos. El M-19 está seguro de que está pidiendo lo justo y si nos invitan a dialogar vamos con mucho gusto, como siempre hemos estado dispuestos a hacerlo.
Ligia Riveros: Usted siempre habla en los casetes que envía a sus militantes de la formación de un ejército del pueblo. En este momento, durante esta conferencia que está bajo emergencia, a esta hora (6:45 de la mañana) en que esperamos que los helicópteros de las Fuerzas Armadas sobrevuelen el área y nos detecten, ¿usted sí cree posible la formación de un real “ejército del pueblo”? ¿Cómo lo va a lograr?
Jaime Bateman: Peleando... El ejército del pueblo hay que hacerlo al calor del combate. La situación que estamos viviendo en este momento no es anormal. La vivimos cada día. Lo anormal es cuando no nos persiguen. Si lo hacemos es por algo. Si nos rodean no es nada nuevo, es permanente. Lo que usted está viviendo con nosotros en este momento, le repito, no es nada raro.
Ligia Riveros: Volviendo a la unificación de los movimientos guerrilleros, me parece que hay una diferencia de concepción entre el M-19 y las demás organizaciones guerrilleras, como el ELN. ¿Por qué no avanzó la lucha armada en Colombia después de 20 años de existencia?
Jaime Bateman: Paradójicamente las diferencias no son programáticas, como se podía pensar. En los movimientos guerrilleros en general existen criterios para hacer una alianza político-militar: la lucha contra el imperialismo, contra los enemigos del pueblo, contra la antidemocracia, las torturas, la violación de los derechos humanos. Todo lo anterior son puntos generales de política en los cuales las guerrillas están totalmente de acuerdo. La diferencia comienza en el accionar. Algunas guerrillas piensan que hay que esperar un momento determinado de la situación política para hacer ofensivas militares. Son guerrillas que se mantienen al ritmo de la política Colombiana: si hay proceso electoral entonces hay que hacer tregua. Otras guerrillas piensan que, por el contrario, hay que actuar militarmente. En Colombia existen cinco grupos guerrilleros, 25 frentes. Eso significaría que si todas las guerrillas actuaran dentro de un mínimo de actividad militar, el país estaría en una situación totalmente diferente. Sin embargo no sucede así. Por eso estas guerrillas en general mantienen una actitud de crítica frente al M-19. En primer lugar, porque no es un movimiento marxista-leninista.
En segundo lugar, porque no es un movimiento que tiene como bandera el socialismo. Entonces cuando se habla de democracia piensan que es sinónimo de burguesía. Nosotros creemos que eso es una trampa ideológica. Pensamos que el concepto de democracia es un concepto revolucionario, que hay que reivindicarlo. Un concepto que la burguesía le robó a los revolucionarios como bandera. La burguesía nunca ha podido concretar ese criterio de democracia, ni lo podrá hacer. Porque las mayores desigualdades que hay en América existen exactamente en los países en donde se habla de democracia, empezando por los Estados Unidos.
Yo creo que muchas de esas diferencias con los movimientos guerrilleros no deben ser un obstáculo si se piensa que hay que desarrollar militarmente la lucha. Pero es necesario llegar a acuerdos político-militares. Vamos a ver qué efecto tiene la “Coordinadora Nacional de Organizaciones Guerrilleras” que aprobó la conferencia. Nosotros creemos que ese acuerdo debe ser sobre bases mínimas.
Ligia Riveros: ¿Cuáles son esas bases mínimas?
Jaime Bateman: Primero, un programa de lucha por la democracia, por las libertades políticas, por la solución de los problemas fundamentales del pueblo. Segundo, un programa por el cual el Gobierno dialogue con la guerrilla. Tercero, un programa que lleve a la liberación de todos los presos políticos. Cuarto, que si todo lo anterior no se efectúa, coordine labores militares en todo el país. Que todos golpeemos en una sola dirección, no en varias direcciones ni con métodos diferentes. Todo eso es posible. Sin embargo, hay otros mecanismos que yo llamo psicológicos más que otra cosa, que impiden esa unidad. Por ejemplo, celos, que no dejan que esa unidad sea realidad. Pero creo que se va a dar por la base, se está dando. Las guerrillas se encuentran en esta selva, discuten y confraternizan. Usted vio aquí, en esta conferencia, un grupo del ELN, los ha escuchado y se dio cuenta que hay una total unanimidad sobre cosas centrales.
Ligia Riveros: Existe una gran diferencia en el concepto militar entre el M-19 y las FARC. Su movimiento plantea una concentración de fuerzas en un solo frente. Las FARC tienen 17 frentes distintos...
Jaime Bateman: Sí, esa es la historia Colombiana. Creer que así están dividiendo las fuerzas del enemigo y lo que sucede es todo lo contrario. Nosotros somos los que estamos dividiendo demasiado los movimientos revolucionarios. Si 17 frentes guerrilleros implicaran un gran accionar militar yo estaría de acuerdo. Pero fíjese, en la práctica no sucede eso. Todo lo contrario. No hay actividad militar. Nosotros tenemos un solo frente, el del sur, pero mantenemos una actividad constante. Somos el centro de la preocupación del enemigo en el país. Se trata de eso, de tener una fuerza militar sólida. Tener una guerrilla que se transforme, en el proceso, en un ejército regular. Por eso nosotros no nos inclinamos por tener muchos frentes guerrilleros. Creemos que ése no es el problema. El problema es poderle dar al enemigo un combate, el cual no se le ha querido dar en Colombia. Pero es falsa la concepción de creer que el problema de la guerrilla es ocupar territorio. El problema no es de territorio, es de potencia, de fuerza... El M-19, además, actúa en el campo y en la ciudad. No hacemos diferenciaciones geográficas. No tienen objeto cuando una organización ha decidido irse a las armas. Se va con todo, o no se va. Eso lo dijo Marx hace muchos años. Pero ése no es un problema de discusión pública ni un obstáculo para la unidad. Si los compañeros de las FARC quieren crear cien frentes guerrilleros, que lo hagan. No estamos contra eso. Consideramos que es un error, pero para el M-19 no es un obstáculo en absoluto. Ahora, ya con los compañeros del ELN, la cosa es diferente porque ellos vienen de un proceso de crisis interna. O sea, el Ejército no ha podido liquidar ninguna de las guerrillas que existen en el país. Las guerrillas se han autodestruido, que es diferente. Fíjese cómo serán de buenas las condiciones para el movimiento armado que a pesar de derrotas parciales como en Anorí, Nariño, Chocó, ellas no han significado la derrota político-militar de la guerrilla. La guerrilla sigue siendo un factor en la situación política del país. Un factor muy importante y lo ha sido en la medida que ha accionado con mayor fuerza. Por eso nosotros a esa guerrilla le decimos: hagan lo que quieran pero actuemos, actuemos...
Ligia Riveros: El Partido Comunista colombiano es el único que tiene un aparato militar armado, caso excepcional en Suramérica. ¿Cómo evalúa usted esta experiencia?
Jaime Bateman: El Partido Comunista se fundó el 17 de junio de 1930. Ha sido la experiencia de las luchas revolucionarias y marxistas en Colombia. Es además el único partido que ha querido consolidarse como aparato de oposición en Colombia. Es el único partido que ha tenido continuidad hasta el punto que, yo creo, se está convirtiendo en otro partido tradicional. Son los tres partidos tradicionales que existen en Colombia con el liberal y el conservador. Pero es un partido cargado de muchos errores, de muchos vicios. Creo que el Partido Comunista ha hecho cosas buenas en este país en la lucha obrera, en la lucha campesina, en la lucha por reivindicaciones de la tierra... Pero también ha cometido muchos errores y los sigue cometiendo.
El error más grave del Partido Comunista es querer hegemonizar los procesos políticos. Hay una prevención. No creo que exista una mentalidad anticomunista. Existe la posición de la gente de no dejarse manejar. El Partido Comunista cuando hace sus alianzas electorales quiere manejar la gente. La maneja y termina destruyendo esos movimientos jóvenes como “Firmes” y “ANAPO Socialista”... grupos que quieren emerger en el país para conformarse como partido socialista.
Movimientos de una tercera tendencia son absorbidos, manipulados y finalmente destruidos. Yo no digo que el Partido Comunista lo haga conscientemente. Eso surge de la concepción de hegemonizar los procesos del Partido. Eso impide que sectores jóvenes de la política Colombiana emerjan como una alternativa.
Ligia Riveros: Pero el “Nuevo Liberalismo” es un movimiento nuevo que ahora cuenta con Luís Carlos Galán, como alternativa...
Jaime Bateman: Claro. Luís Carlos Galán tiene un movimiento democrático grande. Lo ha podido hacer porque se negó a una alianza con el Partido Comunista. Pero es un movimiento electoral, no un partido político.
Ligia Riveros: ¿Para hablar con las FARC sobre la unión de los movimientos guerrilleros es necesario hablar con el Partido Comunista?
Jaime Bateman: Para cualquier alianza que se haga en el país, a nivel armado, hay que hablar con el Partido Comunista. Lo que pasa es que ellos dicen que no. Pero eso es otro problema. Eso es consecuencia de la violencia, del período en que el Partido Comunista fue consolidando algunas zonas de reivindicación por la tierra, por el campesino... Zonas que Álvaro Gómez Hurtado, senador de la República, llamó “repúblicas independientes” cuando el famoso “Plan Laso”. El partido comunista consolidó esas zonas de autodefensa y las transformó posteriormente, producto de la invasión del Ejército Colombiano, en guerrilla. Todo esto ha sido un proceso complejo. De acciones armadas y de acciones legales. Mucha gente piensa, ¿por qué en Colombia hay un Partido Comunista y un aparato armado? Porque el mismo sistema se vacuna contra esas cosas. La guerrilla pasa a ser parte de la institución siempre y cuando no pase la medida. Al surgir el M-19, fíjese que hay un detalle muy sintomático, al desarrollarse, al profundizar su lucha armada en el campo primordialmente, es superada esa balanza entre la lucha legal y la lucha armada. Entonces la lucha armada pasa a desempeñar un papel preponderante en la política Colombiana y el Ejército llama al Partido Comunista a cuenta. Este, después de veinte años de lucha armada, declara una tregua por primera vez en su historia. Una tregua militar, inconcebible, de siete meses. Hasta donde he leído nadie ha declarado una tregua tan larga y sin condiciones, porque fue unilateral. Las FARC no ganaron absolutamente nada. Como consecuencia de eso el Partido Comunista en vez de ganar votos, perdió.
Ligia Riveros: En la VIII Conferencia se habló todo el tiempo del nacionalismo del M-19. La revolución nicaragüense pregonaba lo mismo, y vemos que hoy existe censura de prensa, influencia rusa, etc... Edén Pastora ahora está contra su revolución.
Jaime Bateman: La revolución nicaragüense está asediada, la quieren frustrar, tiene demasiados y poderosos enemigos empezando por los Estados Unidos. En Nicaragua existe un estatuto de libertad de prensa y comienza evitando que la gente diga falsedades. Yo no creo que la familia de Violeta Chamorro sea el santo del paseo.
Ellos representan el sector más radical. “El Nuevo Diario” de los Chamorro fue clausurado por dar información falsa. Nicaragua es un país pequeño, pobre, sin recursos, destrozado por la naturaleza, por Somoza y ahora por el imperialismo norteamericano. Hay una invasión de fuerzas somocistas contra Nicaragua. Edén Pastora también prepara gente. Su posición es estúpida. De un oportunismo increíble. Resulta que Pastora cambió su línea política de la noche a la mañana. Lo que critica son cosas de forma y no de fondo. Lo que interesa es si Nicaragua avanza o no hacia la solución de sus problemas centrales como la salud, educación, trabajo. Yo creo que hacen un esfuerzo impresionante.
Ligia Riveros: Nicaragua está aceptando ayuda de Rusia, de Cuba, ¿no le crea esto dependencia ideológica?
Jaime Bateman: Yo no sé por qué aceptar préstamos de una potencia extranjera significa dependencia. ¿Qué hace un país como Nicaragua que no tiene recursos, que no tiene reservas, que no tiene un carajo? No sólo los rusos le dan plata a los nicaragüenses. También lo hacen los alemanes, los franceses, los españoles y obvio que Cuba los apoya. ¿No ve que es un proceso revolucionario?
Les dan comida, arroz, médicos, maestros. Entonces, cuando sucede eso dicen que es intervención. Nicaragua ruega al mundo que la ayude. Acaba de perder mil millones de córdobas porque se acabaron sus cosechas por las últimas lluvias de hace tres meses. ¿Dónde está la ayuda internacional? ¿Por qué los países industrializados no ayudan a Nicaragua? Yo creo que los nicaragüenses tienen una actitud de independencia muy clara. Mantienen el pluralismo ideológico, el derecho de la autodeterminación del pueblo. Pero a la vez una posición revolucionaria. Por eso Estados Unidos no la ayuda.
Ligia Riveros: ¿Para lograr una total independencia de Estados Unidos o de Rusia, la solución no sería la unión de los países latinoamericanos?
Jaime Bateman: Pues sí, pero, ¿con qué recursos? América Latina le está debiendo a los Estados Unidos 800 mil millones de dólares. Sólo Brasil le debe 50 mil millones de dólares. ¿De dónde saca recursos América Latina para abastecer su desarrollo? Brasil se lo debe a los norteamericanos. Argentina lo mismo. La dependencia latinoamericana de los Estados Unidos es evidente. No se trata de escoger. Se trata de que el imperialismo norteamericano entienda que para que estos países no caigan bajo el famoso “oso ruso”, debe ayudar a sus pueblos. Ahora, aquí en Colombia, no sabemos qué fuerzas van a hacer parte de un proceso democrático pluralista. Tenemos petróleo. La riqueza carbonífera es impresionante. Eso, de triunfar la revolución, nos puede solucionar a nosotros el arranque industrial siempre y cuando negociemos con el imperialismo los préstamos que favorezcan al país. Lógicamente que ellos ganen pero que se favorezca también el país, por Dios.
Ligia Riveros: Ustedes atacan al imperialismo y en este momento está afirmando que negociaría con ellos. ¿No es contradictoria esta posición?
Jaime Bateman: El M-19 está claro de que con el imperialismo norteamericano hay que negociar. Planteamos la renegociación de El Cerrejón en la VIII Conferencia y también la renegociación de todos los proyectos de inversión norteamericana en Colombia que cada día son muchos más. Antes, Estados Unidos invertía un dólar y sacaba siete. Ahora saca nueve o diez. ¿En qué se favorece el país? Ese es un problema de sentido común. Pero, si el imperialismo nos bloquea, nos invade, nos hace actos terroristas, nosotros recurriremos a cualquier país del mundo que nos quiera ayudar. Yo no hablo de Rusia. Hablo de cualquiera. El que quiera ayudar tiene que negociar con nosotros y si esa negociación le conviene al país la hacemos.
Ligia Riveros: Para que una revolución no caiga en poder del “oso ruso”, ya que hemos visto en la práctica con Cuba y Nicaragua que los Estados Unidos no la ayudan, ¿cuál sería la tercera alternativa para además alcanzar una independencia?
Jaime Bateman: La social democracia. El capital alemán tiene muchas ganas de expandirse en el mundo. Ojala fuera posible. Para no tener que recurrir a la Unión Soviética y que lo macarticen a uno. Que digan que está en brazos del comunismo. A los pueblos, a la hora de la verdad, les importa un carajo en brazos de quién están, siempre y cuando se les resuelvan los problemas de educación, de salud, de miseria. La gente se está muriendo de hambre, de hambre... Fíjese, Cuba lleva 22 años de revolución. Han pasado cinco Gobiernos norteamericanos y sigue viva. Avanzando, con inmensas dificultades pero avanzando a pesar del bloqueo de los Estados Unidos. Nuestro movimiento es nacionalista. No es marxista-leninista. Tenemos pluralismo ideológico. El 80 por ciento de los militantes son católicos.
Ligia Riveros: Supongamos que están el Gobierno y los movimientos guerrilleros en la mesa donde se realiza el diálogo para lograr la paz. Destapemos las cartas. Usted dice que no entrega las armas porque son fierros y sin hombres no tienen valor alguno. ¿Qué tan honestos son ustedes en su propuesta de diálogo?
Jaime Bateman: El M-19 hace tiempo puso las cartas sobre la mesa. El país las conoce a fondo. Siempre hemos hablado de la paz.
Ahora depende del Gobierno. En Colombia sigue el mismo sistema. Los mismos partidos políticos. ¿Qué es lo que ha cambiado? Un hombre. Que Belisario Betancur tiene un estilo diferente, eso es otra cosa. Pero que lo demuestre en la práctica. Cuando se hable en la mesa de conversaciones que se hable con hechos, con realidades. Que se diga si va a haber una verdadera apertura democrática. Eso es definitivo para que haya paz en Colombia. Que digan cuáles son los decretos para lograr soluciones a los problemas del pueblo. Que se diga si van a liberar a los presos políticos. Nosotros no queremos discutir sólo el problema del M-19, ni su legalización. Eso es sólo una parte de la discusión. Lo prioritario es la solución a la miseria, al desempleo, la salud, el hambre...
Ligia Riveros: ¿De dónde salió la idea de R.T.V. Radio Venceremos? ¿Qué ha logrado el M-19 con las interferencias?
Jaime Bateman: Es una vieja idea. La utilizaron los argelinos en la guerra de liberación. Después los Montoneros en Argentina y el MIR en Chile. Otra gente utilizó este método. El M-19 ha logrado hacer acto de presencia y como decía un general de la República, nos metimos en la casa de la gente.
Ligia Riveros: ¿Usted se maquilla, se disfraza para que no lo reconozcan cuando va a las ciudades, a los aeropuertos?
Jaime Bateman: No creo que lo haga (carcajadas). Le aseguro a usted, que ha vivido cerca a mí quince días, que ha caminado en el monte conmigo, que jamás me identificarían en el Aeropuerto.
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