EL IMPERIALISMO, CONTRA LOS POBRES DEL CAMPO Y LA CIUDAD
"Es la hora de los hornos y no se ha de ver más que la luz." (José Martí)
En nuestro país, el congreso burgués acaba de entregar los recursos del mar, de todos los chilenos, a siete monopolios -de los cuales forman parte algunos parlamentarios-, por veinte años prorrogables; mientras que la población del valle de Petorca, literalmente no tiene agua para beber, producto del aprovechamiento del escaso recurso por parte de latifundistas donde una vez más, destacan congresistas y Ministros de Estado; lo mismo sucede en Copiapó, donde la cuenca del río del mismo nombre, fue intervenida por los monopolios mineros y los exportadores frutícolas, dentro de los que destaca el actual intendente de la región de Atacama. En tanto, en la localidad de Freirina ubicada en el valle del Huasco, de un poco mas de 6.000 habitantes, están obligados a convivir con más 800.000 mil cerdos, que mantienen en ese poblado el monopolio Agrosuper, perteneciente al grupo Vial, con oficinas en todo el mundo y abalados por el Estado burgués chileno, que hace caso omiso, a todos las protestas que los Freirinenses realizan por más 8 años, quedando meridianamente claro, que los gobiernos y la Oligarquía Dirigencial, se han transformado ya no sólo en los administradores de los intereses de la clase dominante, sino que están “gerenciando” directamente; así como dirigen sus empresas pretenden dirigir al pueblo.
Podríamos seguir enumerando casos, pues cada localidad en Chile y del mundo, viven en carne propia el despiadado avance de los monopolios capitalistas, que por sus esencias depredadoras y sus propias disputas internas, siguen destruyendo la naturaleza-humanidad y siguen agudizando la contradicción entre la burguesía y el proletariado, entre un diminuto numero de naciones imperialistas y los pueblos explotados y oprimidos del mundo; considerando además, que estamos frente a una de las más profundas crisis que la FES capitalista haya conocido.
Como lo hemos venido planteando desde esta TRINCHERA, lo que los pobres del campo y la ciudad y los revolucionarios debemos considerar, es que en esta guerra de clases, de la contradicción fundamental capital-trabajo, se desprenden otras contradicciones como las interimperialistas y las que se producen entre los monopolios y los pueblos del mundo, sobre todo en estos momentos de crisis capitalista que sus alcances están abarcando todos los ámbitos de la economía y la naturaleza-humanidad. Los monopolios y la institucionalidad burguesa han entrado en pánico, enredados en su propia telaraña de capital financiero imperialista; saben que su crisis es terminal, pues su origen está en la base misma de su economía, donde la sobreproducción de mercancías, no es coherente con la baja capacidad adquisitiva de las masas, producto de la sobreexplotación a que nos someten.
Y el viejo y vilipendiado Marx, de nuevo tenía razón, pues es históricamente insalvable la contradicción existente entre el carácter social de la producción y la apropiación privada de los bienes y riquezas que se producen en este modo de producción capitalista-imperialista imperante, que tiene como resultante, las actuales contradicciones entre trabajadores y patrones, entre los pobres del campo y la ciudad y los monopolios, y por cierto, entre las propias potencias imperialistas.
Esta verdad objetiva e innegable, vuelve a golpear en pleno rostro a los reformistas y revisionistas recalcitrantes, quienes siguen insistiendo en una supuesta contradicción entre el pretendido “neoliberalismo” y la pretendida “democracia”, cuyo planteamiento no tiene otro norte que esconder y solapar la lucha de clases, el mismo propósito que vienen a cumplir las posturas “ciudadanas” de los postmodernistas criollos, que se condicen con las explicaciones que los monopolios y los grupos financieros, a través de sus portavoces economistas o Ministros de Finanzas, dan a la actual crisis; trasladando el conflicto a vagas formulaciones monetaristas relacionadas con la circulación y el consumo, como las antiguas explicaciones de los llamados “economistas vulgares”, que el propio Marx en su tiempo, desenmascara por haber abandonado la investigación concreta y dar veracidad a engañosas teorías y formas existenciales aparentes, como lo es el actual “neoliberalismo”, o la pretendida “libertad de mercado” y todas esas categorías que los reformistas y revisionistas recitan como papagayos, buscando de paso sustentar su accionar apoyando el "mal menor", desviando las luchas populares hacia vías pretendidamente pacíficas, y por cierto, siempre "desde adentro del sistema".
En esa lógica, la crisis capitalista, no se puede entender como simples desequilibrios pasajeros de la macroeconomía, como nos pretenden convencer los actuales “economistas vulgares”, pues lo que viven los pueblos del mundo a diario, son las cada vez más agudas contradicciones de la FES capitalista, que se expresan a consecuencia de la lucha de clases. Lo que los pobres del campo y la ciudad constatan en la práctica, es que el desarrollo-crisis capitalista-imperialista, sólo genera el aniquilamiento de la vida humana y de la naturaleza -que no está separada de la primera-. Los “economistas vulgares” actuales, abalados por los reformistas y revisionistas modernos, nos presentan el aparecer de la crisis, donde las variables macroeconómicas aparecen controladas, pero las condiciones reales de vida de los pueblos, distan mucho de ello, sino que lo digan los pescadores artesanales, los habitantes de Aysén, Petorca o Freirina, por nombrar sólo algunos.
Los revolucionarios, no nos podemos perder en el discurso burgués; los análisis deben realizarse desde las condiciones que viven los pueblos, donde se ve en la práctica el conjunto de contradicciones nombradas; deben realizarse desde la defensa de la naturaleza-humanidad. En ese sentido, los pueblos están comenzando a entender, que el sustento y los niveles de vida de la minoría imperialista, es siempre a costa de la intensificación de la explotación y opresión de los trabajadores y el pueblo, y del constante empeoramiento de las condiciones de las amplias mayorías, y que en esa lucha, la institucionalidad burguesa no es imparcial, pues la Oligarquía Dirigencial de los monopolios, utiliza todos los mecanismos que su Estado burgués les provee, para intensificar su dictadura de clase.
Los trabajadores y el pueblo, deben comprender la necesidad de elevar su organización al plano político-militar y estratégicamente a la lucha por el poder, no a la "conquista de espacios de poder", que los reformistas y revisionistas nos intentan llevar con sus tácticas conciliadoras y luchas reivindicativas de corto alcance. Los revolucionarios en cambio, debemos tener la capacidad de insertarnos en las luchas populares y disputar la conducción del proceso para orientarlo hacia posiciones de clase; ello se comienza con entender cuales son y qué implican las contradicciones capitalistas y de qué forma podemos intervenir en ellas, en favor de la emancipación de la naturaleza-humanidad; debemos entender que ese largo periodo de reflujo de las luchas del pueblo están llegando a su fin; así lo demuestran las movilizaciones en Europa y las resistencias de los pueblos al imperialismo en nuestra Patria Grande. Los nuevos combates populares, donde los trabajadores, los campesinos, la juventud, pueblos originarios, las mujeres y los pueblos de todo el mundo, deben partir de la base de no particularizar sus luchas, sino que se transformen en el grito liberador de una sola clase por siempre explotada y vilipendiada, que ha dicho basta y ha echado andar…
Con el PUEBLO, como Fuerza Principal Político-Militar,
Con la vanguardia, creando CONCIENCIA Revolucionaria y
Con el FUSIL, como guía de la lucha histórica y constante.
POR LA RAZON Y LA FUERZA, LOS TRABAJADORES AL PODER
SÓLO PODEMOS LA VÍA REVOLUCIONARIA
COMBATE O MUERTE
HUMANIDAD O MUERTE
Movimiento de Izquierda Revolucionaria – Ejército Popular Revolucionario (Batallón Chile)