A 48 Años de Simacota

A 48 AÑOS DE SIMACOTA*

Hoy hace 48 años, con la incursión armada al poblado de SIMACOTA en Santander, Colombia conoció que un grupo de jóvenes revolucionarios agrupados en el Ejército de Liberación Nacional, anunciaba, que echaba su suerte junto a los pobres, en una lucha revolucionaria y levantados en armas.

No hemos parado desde entonces

Las banderas enarboladas entonces, siguen hondeando por su validez, porque desde entonces estaban claras sus causas, el objetivo, el sujeto del cambio y las formas de lucha, por ello dijimos en EL MANIFIESTO DE SIMACOTA:

“La violencia reaccionaria desatada por los gobiernos oligarcas ha sido una poderosa arma de dominación.

“La educación se encuentra en manos de negociantes que se enriquecen con la ignorancia en que mantienen a nuestro pueblo; la tierra es explotada por campesinos que no tienen dónde caer muertos y que acaban sus energías y las de sus familias en beneficio de las oligarquías que viven en las ciudades como reyes; los obreros trabajan por jornales de hambre, sometidos a la miseria y a la humillación de los grandes empresarios extranjeros y nacionales; los profesionales y los intelectuales jóvenes demócratas, se ven cercados y están en el dilema de entregarse a la clase dominante o perecer; los pequeños y medianos productores, tanto del campo como de la ciudad, ven arruinadas sus economías ante la cruel competencia y acaparamiento por parte del capital extranjero y de sus sectores vende patria; las riquezas de todo el pueblo colombiano son saqueadas por los imperialistas norteamericanos”

“Nuestro pueblo, que ha sentido sobre sus espaldas el látigo de la explotación, de la miseria, de la violencia, se levanta y está en pie de lucha. La lucha revolucionaria es el único camino de todo el pueblo”

“Nosotros, que agrupamos el Ejército de Liberación Nacional, nos encontramos luchando por la liberación de Colombia. El pueblo liberal y el pueblo conservador harán frente juntos para derrotar a la oligarquía de ambos partidos”

¡Viva la unidad de los campesinos, los obreros, los estudiantes, los profesionales y las gentes honradas que desean hacer de Colombia una patria digna para los colombianos honestos!”

Es verdad que Colombia ha cambiado tanto como ha cambiado el mundo en los últimos 50 años, sin embargo, las causas para proseguir la lucha son tan válidas como hace medio siglo.

El que hoy exista una insurgencia fuerte que no ha sido derrotada por la más poderosa y moderna maquinaria militar y política del imperialismo y la oligarquía colombiana, demuestra el profundo arraigo dentro de su pueblo y ello está determinado por la justeza de su lucha y su conducta revolucionaria.

A casi medio siglo de existencia y comenzando el año 2013, el ELN reitera, como lo ha hecho desde hace más de 20 años, su disposición a recorrer los caminos de la paz a los que nos ha convocado el presidente Santos, porque estamos en el entendido que tal convocatoria es la disposición a garantizar la plena participación y garantías de la oposición política de la que hacemos parte los insurgentes, en la vida política del país y que motivaron nuestro alzamiento en armas.

En ese entendido, bienvenidos los caminos de la paz y así como en este medio siglo, hemos estado junto a los humildes de Colombia enfrentando la guerra declarada desde arriba, con mucha más razón estaremos del lado de todas y todos los amantes de la paz, en un horizonte claro por alcanzar una salida política al conflicto que signifique avanzar con ahínco hacia la justicia y equidad social, la democracia y la soberanía, para que sea ese proceso el avance verdadero en la paz de Colombia.

Tenemos claro que el proceso de paz es lento y difícil por el tamaño de las contradicciones entre las partes enfrentadas luego de casi 50 años de guerra, que ahora buscan un camino de diálogo para colocarle fin al conflicto, con visiones diferentes en cómo se entiende ese conflicto y cómo resolverlo.

Como entendemos que la paz es un asunto de alto interés para toda la sociedad colombiana y en particular para las mayorías marginadas del poder y la vida política de Colombia, es esa sociedad quien debe trazar los derroteros de la paz. Dentro de esta manera de ver la paz, reafirmamos de nuevo nuestro inquebrantable compromiso con ella.
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* Editorial de la Revista Insurrección Nº 354.