Ha culminado el 2012 cargado de batallas por la dignidad. Ha sido un año duro en el cual se han expresado y agudizado las contradicciones de clase que por largos años han derivado en un conflicto social y armado que marca la historia de Colombia.
A las arduas luchas estudiantiles que desde el 2011 lograron frenar las intenciones privatizadoras del gobierno de Juan Manuel Santos con la educación pública, se suma el resurgir de movimientos por la defensa de la salud pública y la derogatoria de la criminal ley 100. Igualmente se ha destacado el permanente movimiento por la defensa de las víctimas y la lucha por el territorio de manera radical y no como simple ejercicio de restitución de tierras, pues los indígenas, campesinos, afros y pobladores urbanos han asumido que no se trata solo de tener la propiedad, sino de su permanencia en el mismo como posibilidad de existencia de su cultura, para lo cual los planes de vida de las comunidades cobran un papel vital en la construcción de poder popular desde los territorios. Desde esta perspectiva, batallas heróicas como la de los pueblos indígenas del Cauca por permanecer en sus territorios y parar la guerra en los mismos, es la posibilidad de cumplir con sus propósitos de ser pueblos autónomos y soberanos.
De igual manera, han sido constantes las acciones y manifestaciones en contra de la locomotora minero-energética que el gobierno de Santos busca imponer, con sus leyes y maquinaria de guerra a millones de colombianos y colombianas que habitan nuestros campos y ciudades. Son numerosos los foros mineros, las movilizaciones, denuncias y en fin, iniciativas que la gente de a pie ha emprendido para confrontar el modelo extractivista y plantearse alternativas colectivas desde las comunidades.
A lo anterior podemos sumar a modo de inventario, la permanente resistencia de los vendedores informales, los mototaxistas, las madres comunitarias, los trabajadores petroleros, los maestros, las mujeres, los jóvenes, los estudiantes de secundaria, la población LGTB, los objetores de conciencia, etc. Que han hecho suya la voz de la indignación para gritar basta ya, y proponerse desde sus realidades y deseos otra Colombia posible.
Pero el grito del pueblo no ha parado allí. Ante la demagogia Estatal que ha predicado "querer la paz" entendida solo como el silencio resignado de los fusiles por parte de la insurgencia armada; comunidades enteras, pueblos indígenas, afros, campesinos, procesos como el Congreso de los Pueblos, la Marcha Patriótica, la Minga de resistencia social y comunitaria, la Coordinación Nacional de Organizaciones y Movimientos Sociales y Políticos, la Ruta Social Común por la Paz, entre otros; han expresado con toda claridad que la única paz posible es aquella que se deriva de transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales estructurales y que no son producto de acuerdos entre Estado-Insurgencia armada, sino el fruto de un diálogo y la construcción permanente de la sociedad en su conjunto, para superar las causas que han dado pie a un conflicto armado que tiene raíces en las grandes desigualdades sociales que genera un modelo criminal e inhumano como el capitalismo. En ese sentido, las voces de los pueblos, no solo reclaman su participación en las "mesas de negociación" que se han abierto, o en las que puedan abrirse, sino ante todo, exigen y se proponen su participación protagónica en la construcción y definición de una nueva sociedad, en la que el modelo económico, la estructura política del Estado, y todo aquello que el gobierno niega debe discutirse, y ser susceptible de abordarse y cambiarse.
Desde esta óptica, el año que apenas comienza, no es más que un momento y un espacio para seguir tejiendo caminos que le abran paso a los cambios que el país requiere. Es continuar con mayor ahínco y dedicación las tareas que posibiliten avanzar en el logro de los propósitos del campo popular por la verdadera Paz, la justicia y equidad. Es mantener la constancia en las iniciativas que le permitan al pueblo construir su propio Poder, quiéranlo o no las clases dominantes, pues hay que partir de entender, que más allá de los discursos "reconciliadores" que nos venden los medios masivos de desinformación en estas épocas festivas, lo que sigue dándose es una lucha de clases irreconciliable entre quienes detentan el Poder, dominan y se niegan a cambiar y, quienes cansados de la dominación anhelamos y luchamos por un nuevo poder.
Porque ese nuevo amanecer que sabemos no solo soñamos y labramos los Elenos y Elenas, es un sueño común que nos identifica a muchos y en ese propósito de tejerlo colectivamente, el Ejército de Liberación Nacional pone todos sus esfuerzos, sus esperanzas, sus alientos, y su propuesta política de Nuevo Gobierno de Nación, Paz y Equidad, para hacer de Colombia otra realidad posible.
Desde el Frente de Guerra Central del Ejército de Liberación Nacional, saludamos a los hombres y mujeres de Colombia, de nuestra América y del mundo entero que luchan y aspiran por un proyecto de humanidad distinto al que impone el capitalismo, y convocamos a seguir llenando de razones nuestros corazones y nuestras manos para construir ese país y ese mundo que soñamos y que llevamos en nuestro Ser. Que este 2013, no sea un nuevo calendario, sino un nuevo momento para la lucha por la emancipación.
Colombia para los trabajadores
Ni un paso atrás... Liberación o muerte
Dirección Frente de Guerra Central
Ejército de Liberación Nacional - ELN