Las propuestas concretas presentadas por la Delegación de Paz de las FARC, Ejército del Pueblo en este inicio de año generaron importante reacción del gobierno nacional y sus delegados a La Mesa de Conversaciones en La Habana, lo cual es positivo. Sin embargo es negativa y desobligante la forma prepotente y errática en que lo hacen. Todo indica que piensan más en beneficios mediáticos para mezquinos intereses políticos que en soluciones.
La discusión de los temas de coyuntura nacional está al orden del día, estamos construyendo las bases para un nuevo país, así el nombre no le guste al establecimiento, pero esa es la realidad. Las organizaciones populares demandan los cambios necesarios para lograr la paz, para eso se movilizan, se reúnen, se manifiestan.
Dice Juan Manuel Santos que por nada del mundo habrá constituyente. Por fin se acordó del sexto punto de la Agenda, el que quieren desconocer junto con la introducción. Lo pactado es encontrar entre las partes mecanismos de refrendación, sin olvidar la soberanía popular. Una constituyente es perfecta para ello. Por qué la niega el presidente Santos? Y coincidimos, hace parte de la discusión.
Dice además que no es posible adelantar los diálogos a través de los micrófonos, claro, cuando ya él habló. Es su peculiar interpretación y práctica de democracia. De eso se trata, por más que sea pesada la carga para las espaldas del pueblo, este debe callar, debe aceptar; el plan gubernamental es perfecto y por tanto intocable. Se nota lo lejos que vive de la realidad. Lo acostumbrado que está a la ley del embudo.
La relatividad es característica del actual gobierno, por tanto de sus funcionarios, varían sus planteamientos y recuerdan el adagio de estar para donde el sol alumbre.
Juan Camilo Restrepo, ministro de Agricultura, asegura en su respuesta a la Delegación de Paz de las FARC-EP, que no contesta pues "quienes reaccionan, opinan y dan declaraciones frente a las propuestas de una y otra parte, son los propios voceros", refiriéndose a un tema cardinal para el logro de la paz, la solución de los problemas del mundo rural. Pero para impulsar los obstáculos a esa solución pone toda su energía como cuando defiende la entrega del país a las transnacionales a través de la extranjerización de la tierra.
Por su parte, Fernando Carrillo ministro del Interior, asevera “La agenda sigue su curso y no entra al congelador. Su objetivo es equidad, paz, reforma social y fortalecimiento democrático”, hablando de la agenda legislativa, además también niega hasta la posibilidad de discutir la propuesta de constituyente. Ojalá mostrara igual celeridad cuando de buscar soluciones a los problemas populares se trata.
Sin referirnos a las perogrulladas del vicepresidente Angelino Garzón.
Ni a los afanes de legislar de uno que dos “padres de la patria” quien sabe con qué aviesas intenciones, aunque por su historia no creemos que sea para favorecer a las mayorías.
Demostrado está, el pueblo insiste en su clamor por la paz y aporta ideas y propuestas de solución, las FARC-EP persisten en sacarlas adelante en La Mesa de Conversaciones, eso sí muy pocas, casi ninguna de ellas tiene resonancia en los medios, pero eso no quiere decir que no existan. Sin embargo la gran prensa señala a la insurgencia como responsable de la falta de dinamismo en los diálogos y ahora vuelven con su trasnochado cuento que las propuestas no se ciñen a lo acordado.
Forjar la paz es tarea de todos y todas, debe captar nuestra voluntad y consumir nuestras energías.