Mensaje en conmemoración del Grito de Lares y en homenaje a Filiberto Ojeda

MENSAJE DEL EJÉRCITO POPULAR BORICUA – MACHETEROS

Hermanas y hermanos puertorriqueños:

Cada 23 de septiembre el pueblo patriota conmemora el grito de Lares como hemos hecho desde que el maestro Pedro Albizu Campos rescato la fecha, no para su partido Nacionalista, sino para que todas las fuerzas independentistas reconocieran la gesta de los héroes de Lares. Año tras año vamos a Lares para rendirle tributo a los que en 1868, PREFIRIERON MORIR LUCHANDO QUE VIVIR ESCLAVO. Los combatientes de Lares, puertorriqueños y extranjeros, nos ensenaron esa patriótica lección de valor y sacrificio.

Hoy, 144 años después de aquel otro glorioso 23 de septiembre de 1868 venimos desde Lares a Plan Bonito de Hormigueros, a rendir tributo a un luchador, que al igual que aquellos valientes hombres y mujeres, prefirió morir luchando a vivir esclavo. Nos referimos al Secretario General del Ejército Popular Boricua – Los Macheteros, Comandante Filiberto Ojeda Ríos. El Comandante Ojeda sabía que para conseguir la libertad hay que dar pasos que transformen la confusión y el sentimiento de indecisión que embarga a muchos, antes las embestidas propagandísticas y represivas del enemigo común. Nuestro comandante jamás permitió que la confusión y la indecisión fueran determinantes en su vida. Sabía que la planificación, es importante. Sabía que haba que pensar como el enemigo para derrotarlo. Todo su accionar hasta el momento de su muerte, estuvo influido por esa necesidad de planificar los pasos. Por eso, entendimos perfectamente su última orden de “Pa’lante siempre, la lucha sigue”. Con esa orden nos dijo: “la lucha no termina con mi muerte. Mi muerte debe ser el comienzo de una etapa de resistencia a la represión y preparación para la próxima etapa que debe ser el combate final que nos llevara a la victoria.”

Filiberto fue testigo de cambios sociales en Puerto Rico y los EU. Se nutrió de la historia cultural y política de Latinoamérica, el Caribe y Puerto Rico. En este contexto, su sangre combativa, su mente revolucionaria, su serenidad ante la muerte y el amor a su pueblo, plasmo su concepción político-militar y rechazo las elecciones como vehículo para la independencia y la toma del poder. Citamos del manual de entrenamiento de nuestra organización del 21 de marzo del 1995: “En el pasado, los pueblos desarrollaban sus luchas en contra de las injusticias sin identificar el origen central de los males que se combatían: la naturaleza de la totalidad del sistema social. En la actualidad podemos identificar el origen y razón de tales injusticias gracias al marxismo, el cual aplicamos como metodología científica de análisis y guía viva para la acción.” Somos seguidores del socialismo científico y la dialéctica para estar a la par de los tiempos y las circunstancias cambiantes en el mundo y en la lucha de clases.

Como podemos ver, la lucha que lleva a cabo nuestra organización no se da en el vacío. Es, objetivamente, la síntesis, tanto de nuestra tradición y quehacer histórico revolucionario y de las propias experiencias de lucha contemporáneas, como de la utilización del marxismo como metodología científica de análisis y guía para la acción. Nuestro pueblo sabe que nuestras concepciones estructurales responden, no a factores subjetivos o “románticos” sino al análisis preciso y minucioso de todos los factores antes señalados y que son necesarios para el logro de nuestras proyecciones revolucionarias. Por eso no somos aventureros y mucho menos fundamentalistas. Somos revolucionarios que nos ubicamos en la época que nos ha tocado vivir.

El Comandante Filiberto Ojeda tenía muy claro que la libertad se alcanza transformando, educando, concienciando con la palabra y la acción. Entonces, ¿Por qué en esta colonia confundimos más y más al pueblo dándole falsas esperanzas de que al participar en las elecciones coloniales lograremos avances sustanciales? El mundo vive momentos de profundización de la crisis capitalista, de contradicciones y estas, a su vez, generan movilizaciones sociales, resistencias, piquetes. Pero aquí en Puerto Rico, burgueses, pequeño-burgueses y la clase media, se han unido para participar en las elecciones coloniales, sabiendo que nada lograran excepto, teóricamente, avanzar y vigorizarse como fuerza electoral para las elecciones del 2016. Los capitalistas del PNP y del PPD y algunos “realengos” y la burguesía extranjera varían y transforman sus formas de manipular al pueblo, a los obreros y a sectores independentistas que, huérfanos de una filosofía clara y precisa, optan por crear organizaciones electorales o prestarle sus votos a otras organizaciones no independentistas. Para nosotros el status político nunca ha estado en discusión porque el verdadero estado político en el cual se encuentra Puerto Rico es el de una nación intervenida por otra nación: los Estados Unidos. El caso de Puerto Rico es un caso de derecho internacional, como muy bien estableció Don Pedro Albizu Campos al contestarle a un grupo de periodistas que le cuestionaba porque Puerto Rico no debería aceptar el plebiscito y Don Pedro contesto: “Es que el plebiscito es una formula legislativa que se usa para consultar la voluntad de los habitantes que habitan una faja de terreno entre dos naciones soberanas, cuando la población de las dos soberanas se ha mezclado en tal forma que no es posible trazar un límite territorial que las divida. El plebiscito nunca se usa para consultar la voluntad nacional de una nación debidamente constituida, para preguntarle si quiere ser libre, pues esa consulta es una ofensa gratuita inferida a la nación y además, es una pauta insidiosa para dividirla. Pone en discusión nada menos que su existencia como nación libre y soberana.” Durante esa entrevista Albizu Campos les respondió a los periodistas que para Puerto Rico el Tratado de Paris es nulo, que todo acto del Congreso de los Estados Unidos en Puerto Rico es nulo, que por lo tanto ninguna ley de consulta plebiscitaria tiene valor alguno para Puerto Rico. Nosotros el Ejército Popular Boricua – Los Macheteros suscribimos totalmente los planteamientos albizuistas sobre el plebiscito y el Tratado de Paris. Por eso entendemos que el derecho a la independencia jamás se debe jugar en unas elecciones coloniales. El derecho a la independencia, como todo derecho, cuando se nos niega, lo arrancamos, a tiros si es necesario. Fue el Partido Nacionalista dirigido magistralmente por Don Pedro Albizu Campos y sus campañas y acciones revolucionarias a favor de la independencia nacional, lo que forzó a estados unidos a crear el estado Libre Asociado como medida reformista que apaciguara las ansias libertarias del pueblo. Actuemos nosotros para forzar a los estados unidos a entender que sus artimañas reformistas no lograrán nunca acabar con nuestros deseos y necesidad de libertad y que continuaremos luchando hasta lograr nuestra independencia.

Hacemos un llamado a que, luego del próximo evento electoral, nos reunamos para reflexionar. Esa reflexión deberá ser el primer paso para que configuremos un nuevo escenario político-estratégico. Para lograrlo, es importante diferenciar entre los verdaderos intereses de los trabajadores y los intereses de la burguesía explotadora, criolla y extranjera para poder desarrollar una estrategia en un lapso de tiempo que nos permita acumular fuerzas para combatir efectivamente a los explotadores. Debemos estar claros de que surgirán diferencias y contradicciones entre las fuerzas independentistas las cuales deben resolverse tomándose en consideración el bienestar del pueblo y la lucha por la independencia. En el transcurso, surgirán periodos de perturbación, movilizaciones, arrestos, agitación, los ayudaran a crear un nuevo escenario y, sobre todo, contribuirán a que el pueblo adquiera confianza sobre sí mismo y su capacidad de combate.

Mientras esto no suceda, los deseos de un Puerto Rico justo siguen siendo un punto de atracción para las masas trabajadoras, los estudiantes, los jubilados, las amas de casas, los desempleados en fin del pueblo. Como es de esperarse, todos albergamos la idea de salir de la crisis con las menores consecuencias posibles. Enseñar que eso solamente es posible si tenemos los poderes para decidir en nuestro país, debe ser la ruta de nuestras campañas orientadoras, de la educación popular que llevan a cabo algunas organizaciones sociales.

La historia latinoamericana y caribeña nos ha enseñado que las crisis pueden preceder cambios drásticos. Más aun cuando está de por medio la lucha por la independencia patria. Los llamados a la paz y a trabajar por otro Puerto Rico, pero sin explicar cómo puede construirse, movilizar sin permitir la espontaneidad de algunos sectores en las manifestaciones, solo consiguen apaciguar, desmovilizar y en nada contribuyen al desarrollo de una verdadera conciencia de clase y de la necesidad de luchar por lo que queremos. Este comportamiento puede entenderse en un pueblo que a propósito se le ha negado su historia verdadera y al que se le distrae con asuntos superficiales y propaganda que no recalca lo positivo de su cultura e idiosincrasia. A un pueblo sometido a ese sistema enajenante, se le dificulta asimilar la realidad histórica que atraviesa, sus triunfos, como el de la salida de la Marina de Vieques, la lucha contra el gasoducto y otros tantos triunfos. Son triunfos parciales, faltos de seguimiento y, sobre todo, no se enmarcan en la lucha por la independencia, pero son triunfos y deben servirnos de enseñanza para entender que podemos lograr la independencia si luchamos por conseguirlo.

Un paso importantísimo en esta etapa de nuestra lucha, es la unidad. Nadie puede negar el momento histórico que vivimos los trabajadores, los estudiantes, las amas de casas, los jubilados, los desempleados, los artesanos, los pequeños comerciantes, las comunidades. Todos y todas, hemos construido la nación puertorriqueña con el sudor de nuestras frentes y, asimismo, todos y todas estamos viviendo unos momentos de zozobra y abatimiento en esta crisis económica, social y política que nos arropa. Por un lado, el gobierno de corte fascista ha extremado las medidas represivas y ha extendido los privilegios a las clases pudientes del país. Por el otro lado, la oposición pusilánime del PPD manejado por los mismos intereses que el PNP. Luego, la profusión de partidos, algunos con excelentes compañeros como candidatos pero que, equivocadamente, han puesto la fe en el sistema electoral para lograr las transformaciones que necesitamos.

La unidad independentista aportaría una nueva perspectiva a este escenario político. Es hora ya de que nos levantemos puño en alto y, al unísono, sacudamos la conciencia del pueblo borinqueño. Nuestra patria se encuentra en peligro y es hora de mayor combatividad, de los mayores sacrificios, del heroísmo de conjugar las fuerzas del pueblo para transformar las condiciones de la realidad puertorriqueña. Lograr la unidad sería indicio de un reconocimiento expreso de la existencia de una verdadera voluntad patriótica que trasciende los propósitos de cada organización y adquiriría una importancia considerable para nuestra lucha. Tenemos que trabajar la unidad en todos los aspectos. Por ejemplo: la derrota o eliminación del sectarismo, el protagonismo y el dogmatismo que todavía persisten en las filas del movimiento patriótico. Las luchas pequeñas y mezquinas por el poder dentro de las organizaciones y entre organizaciones, deben terminar. Estas luchas solamente benefician al enemigo común que se aprovecha de las debilidades y manipula situaciones para profundizar las divisiones. No le hagamos más el juego. Ante la situación del momento, sugerimos una unidad en la acción. Ponernos de acuerdo en tareas muy específicas y claras. No discutir, de momento, los problemas estratégicos, sino ponernos de acuerdo en los problemas concretos y en desarrollar formas concretas de lucha.

El Ejército Popular Boricua-Macheteros convoca a todo el independentismo de todas las vertientes, para que hagamos el compromiso de continuar adelante olvidando viejas rencillas y poniendo nuestros recursos y conocimientos a disposición de la patria que nos necesita. Los convocamos a la unidad de la izquierda por la independencia de la patria. Unidad para construir una nueva patria sin miseria ni represión. Un nuevo país democrático con equidad y justicia social, libre y soberano, al servicio de las grandes mayorías. Nosotros no daremos un paso atrás. Nuestra meta final es la republica soberana y socialista de Puerto Rico o de lo contrario continuará la lucha clandestina y armada.

Inspirémonos en los ideales de libertad. Que no nos falta nunca la orientación del padre de la patria Ramón Emeterio Betances, que nos ilumine siempre el comportamiento y compromiso de Don Pedro Albizu Campos, el sentido de camaradería y análisis científico del Comandante Juan Antonio Corretjer y nos dirija la estrella libertadora de nuestro Comandante Filiberto Ojeda Ríos.

¡VIVA PUERTO RICO LIBRE!
¡VIVA LA LUCHA ARMADA!
¡VIVA EL EJÉRCITO POPULAR BORICUA-LOS MACHETEROS!

DESDE ALGÚN LUGAR EN EL CORAZÓN DE LA PATRIA,

Comandante Guasábara
Estado Mayor Nacional