GLORIA ETERNA A LA MEMORIA DEL COMANDANTE HUGO CHÁVEZ FRÍAS
“Me tocó la misión del relámpago: rasgar por un instante las tinieblas, fulgurar apenas sobre el abismo y tornar a perderme en el vacío”
BOLÍVAR
Como ayer al Padre Libertador, hoy le ha tocado al comandante Presidente Hugo Chávez emprender el camino de la eternidad, con sus últimas auroras junto al mar Caribe azul y plata, agitada su alma por las grandes tempestades del compromiso que desde temprano asumió por liberar a la América Nuestra de todas las cadenas que aún la aprisionan. Con su ensueño de siempre, el bolivariano ensueño de la unidad de nuestros pueblos en condiciones de justicia y dignidad, el Comandante Chávez ha tomado el sendero de la inmortalidad.
Con esperanza y absoluta fe en el logro de tan magno propósito, el Padre de la Revolución Bolivariana, entregado pleno a su pueblo y a su causa, más allá de la profunda congoja que impone su ausencia física, nos deja su ejemplo de amor, de vida decorosa y abnegada; nos deja un camino abierto hacia retos de dignificación humana, que deberemos seguir construyendo con los insumos de su pensamiento y todas las esperanzas renovadas en la posibilidad real de una revolución que nos permita conquistar la justicia social y la libertad.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército del Pueblo, teniéndolo presente, vivo en nuestros corazones, le decimos:
Chávez nuestro que estás en el pueblo, bendito sea tu nombre entre los sueños perennes de la emancipación humana.
Hugo santo de las pobrerías, sagrado polen de la justicia plena; en las manos infinitas del tiempo se ha vertido tu presencia inmensa de amor inmarcesible.
Gracias por haber sido, gracias por haber existido, gracias por estar ahí junto al padre Libertador velando para siempre, ahora con tu inmensa presencia de alborada mestiza, la comunión de un pueblo nuevamente esperanzado en la posibilidad cierta de un mundo sin cadenas.
Océano de bondad para los desamparados, en las voces de los humildes tu nombre inmortal se multiplica, eternizando tu marcha triunfal por los rincones todos de nuestra tierra dignificada.
Comandante Chávez: el rojo clamor de la multitud que te llora y ama, te alza sublime en sus alas de relámpago hasta la inagotable luz de las galaxias, y con el oro tierno del maíz maduro, se empreña de tu gloria la patria de los sojuzgados.
Prócer primero de la definitiva independencia, tu misión de tempestad agitando el firmamento, ha colmado de renovada esperanza y para siempre la historia de lucha de la América Nuestra. Y el palpitar de tu constancia, alienta y da brío a nuestro compromiso de entrega absoluta a la causa común de la Patria Grande en socialismo.
¡Viviremos y venceremos!