EL SALVADOR: SOLUCIÓN POLÍTICA O EXPANSIÓN DE LA GUERRA*
Antonio Martínez
Representante del FDR-FMLN en España y Portugal
En El Salvador, opina la oposición, hay dos alternativas para resolver la crisis por la que atraviesa esta república centroamericana: la primera es la salida militar que impulsa el Gobierno Reagan, y la segunda es la salida política por la que lucha el Frente Democrático Revolucionario (FDR) y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). El representante en España de ambas organizaciones expone en este artículo las razones por las cuales las recientes elecciones no servirán para acabar con la guerra.
Las recientes elecciones se inscriben dentro del marco de la salida militar; ante ellas no estamos, en modo alguno, frente a ninguna salida política, como lo ha pretendido presentar Reagan y sus portavoces autorizados. Las elecciones son, en esencia, parte de la salida militar concebida por la Administración norteamericana y la Junta para resolver la crisis.Conforme a este plan militar, ellos calculan derrotarnos militarmente a la altura de los meses de julio y agosto del año pasado, de tal manera que las fechas de las elecciones vendría a ser la culminación del proceso de pacificación, realizado sobre la base de nuestro aniquilamiento por el Ejército salvadoreño. Este era el plan, eso no resultó así y muy por el contrario, en los, meses de julio y agosto, el FMLN desató una reactivación de sus operaciones militares que pusieron al Ejército en una situación muy difícil e hicieron fracasar ese plan, pero las elecciones continuaron, siendo presentadas como la única salida política.
Ahora, las elecciones tienen otro sentido: cumplen el papel de legalizar la agresión militar del Gobierno de Estados Unidos a partir del establecimiento en El Salvador, de un Gobierno surgido de unas elecciones como éstas. Estando el país en guerra, en medio de la represión más salvaje y feroz contra el movimiento popular y el pueblo, en su conjunto; estando una serie de regiones del país controladas militarmente por las fuerzas insurgentes, se realizan estas elecciones, pero, independientemente de las condiciones en que se realizan, éstas dan lugar a un Gobierno. Este Gobierno pide ayuda a otro Gobierno amigo, en este caso el de Reagan, y él le presta ayuda militar. Tenemos, entonces, la creación de un marco legal para la agresión y es éste el objetivo con el cual ellos están trabajando en este momento. Se trata entonces de elecciones celebradas en el marco de la guerra, una guerra muy cruel y muy sanguinaria, que afecta a toda la población; prácticamente en El Salvador no hay ni una sola familia que no esté, directa o indirectamente, afectada por ella. Esas elecciones, en esas condiciones, no son ninguna solución. El FMLN frente a esas elecciones ha establecido su posición: 1. Las elecciones no son la solución a la crisis. 2. Las elecciones no van a traer la paz al país. 3. Las elecciones no terminan con la guerra.
Nosotros no planteamos que impediríamos las elecciones, tampoco hablamos que iríamos a boicotearlas, no hemos sostenido una lucha en contra de las elecciones en el terreno electoral. Lo que nosotros sostenemos es que estas elecciones no traen la paz, no son la solución a la crisis y a la guerra que continúa. Frente a estas elecciones, el FDR y el FMLN desarrollan su trabajo político y militar en todo el país, de tal manera que, tengan valor poco significativo, a tal punto que se nulifique su efecto. Esta es nuestra conducta frente a las elecciones.
Propuesta política
Desde hace cierto tiempo hemos manifestado en diversos foros internacionales, la necesidad de encontrar una salida política a la crisis, partiendo de nuestro interés de reducir el coste social, ya enorme, del proceso político revolucionario que se desarrolla en nuestro país. El camino es arribar a una solución negociada en base al diálogo, entre las fuerzas que estamos luchando. En las Naciones Unidas hemos dado a conocer esta posición y ahora tenemos una propuesta completa sobre la política de negociación.
Estamos presentando a la opinión pública internacional esta propuesta de negociación, y creemos que además, ésta va al encuentro de la exigencia de Gobiernos amigos y democráticos, incluso de Gobiernos amigos de Estados Unidos, exigencia que se expresa en la necesidad de encontrar una solución negociada a la crisis. Pero para encontrarla no hay otro camino más que el de conversar con el FDR y el FMLN. Sin ellos no puede haber una solución en el país. Nosotros creemos que en la propuesta actual se contienen los elementos y los problemas centrales que preocupan a las partes involucradas, incluyendo al propio Gobierno de Estados Unidos. No estamos interesados en levantarle un altar a la violencia y a la guerra. Hemos ido a la guerra y estamos desarrollando la guerra porque así nos ha sido impuesto.
Tenemos en El Salvador una experiencia variada de participación electoral, hemos llevado a las elecciones candidatos presidenciales civiles, candidatos presidenciales militares, pero hoy hacemos la guerra porque al pueblo salvadoreño le cerraron todos los caminos para conquistar la libertad y la paz, y así le impusieron la guerra y estamos dispuestos a llevarla a los niveles de profundidad y extensión que sea necesaria para conquistar esa paz y esa libertad, pero no le levantamos un altar a la guerra, de ahí nuestra disposición a entablar negociaciones.
El Gobierno norteamericano y la Junta no han dado muestras, hasta ahora, de tener voluntad alguna de negociar y, muy por el contrario, se apresta a agredirnos militarmente, tenemos conocimiento de operativos que están realizando basándose en fuerzas aerotransportadas situadas en las bases de Fort Brag, en Carolina del Norte, calculando incluso el empleo de portaaviones de la flota del Pacífico y de las unidades navales dispersadas en la zona del Caribe, concretamente, el portaaviones Kennedy y el Eisenhower. Fuerzas militares muy grandes, con un gran poder de fuego y de movimiento para invadir nuestro país. Hasta ahora se han detenido, pero ellos son los que tienen la palabra. No queremos que nos agredan y no estamos interesados en que nos invadan, pero tampoco vamos a aceptar ninguna política de chantaje, ni de presión, si ésta se presenta como condición para que se rindan las fuerzas o claudiquen. La guerra se desarrolla, pero levantamos la bandera del diálogo y la negociación.
Ofensiva revolucionaria
En el campo militar, el fenómeno más importante, es el que el Ejército democristiano ha perdido la iniciativa y ésta es la característica central del desarrollo de la guerra: pérdida de la iniciativa por parte del enemigo. A partir de la última ofensiva que ellos desataron en contra de Morazán, que tenía como objetivos: por un lado impedir que el FMLN llegara a tener condiciones para una nueva ofensiva militar a través del desgaste de nuestra logística. No pensaban ellos en una campaña de aniquilamiento, era una campaña de desgaste. Por otro lado, el segundo objetivo específico era la destrucción de Radio Venceremos. No lograron ni lo uno, ni lo otro. Es más, el ahora general José Guillermo García, ministro de Defensa, anunció la destrucción de la radio, pero a la semana siguiente estaba Radio Venceremos transmitiendo y en mejor forma.
El objetivo del desgaste logístico del FMLN tampoco se logró. A partir de allí, la iniciativa pasó a nuestras manos, y el FMLN golpeó al enemigo en la zona de oriente, tomó localidades: Sociedad, Sensembra, Osicala, Usulután, San Fernando, Chalatenango; se reactivaron las operaciones militares en la zona occidental del país, se golpea en la zona central, San Vicente, la zona del volcán Chinchontepeque, es decir, toda una reactivación militar del FMLN, y el ejército enemigo pierde su iniciativa en la guerra. La operación militar de Usulután es importante porque el enemigo había desplegado sus fuerzas en la ciudad y los alrededores, pese a eso el FMLN tomé la ciudad y se arrinconó al enemigo en los cuarteles, se les causó muchas bajas, se aniquilaron las unidades militares que en auxilio venian de oriente, de la ciudad de San Miguel. San Salvador, la capital del país ya no es aquella ciudad que la Junta presentaba a la opinión pública internacional como la muestra de que había tranquilidad en el país, en la capital, el enemigo pasa día y noche amenazado por nuestras fuerzas. El importante y contundente golpe contra la base aérea de Ilopango, muestra claramente las características de la guerra y la audacia, desarrollo y experiencia de las unidades militares del FMLN.
La guerra profundiza y el Ejército ha perdido la iniciativa por dos razones: 1. Porque el FMLN ha desarrollado una enorme capacidad militar; 2. Porque el Ejército está averiado por sus mismas contradicciones internas.
En el ascenso de los coroneles José Guillermo García, Eugenio Vides Casanova y Jaime Abdul Gutiérrez. al grado de generales y en la afirmación de García corno jefe del Ejército, se expresa toda una lucha interna en la institución, que en un determinado momento amenazó con provocar la renuncia de la Junta de Gobierno de Abdul Gutiérrez. También el marco de estas contradicciones situó a Napoleón Duarte en una situacion casi al borde de su sustitución, en un nudo de contradicciones cada día más evidente, que el Ejército no puede derrotarnos y que les estamos derrotando, y esto acerca la posibilidad de la agresión directa o indirecta de EE UU.
Este es el peligro que ahora pende sobre el pueblo salvadoreño, la lógica de la política trazada por Reagan no indica otra cosa más que eso. Si está ayudando al Ejército salvadoreño y está enviándole asesores; si repone de inmediato los helicópteros y aviones destruidos por nuestras fuerzas en el ataque del 28 de enero contra la base militar de Ilopango, si le envía rápidamente, aun a pesar de la oposición del Congreso, otros aviones más sofisticados, si está entrenando 490 oficiales y mil soldados en Fort Benning, si después de todo esto no derrota al pueblo salvadoreño alzado en armas, lo lógico es pensar que acaricia y se siente tentado a ordenar la intervención en cualquiera de las modalidades -directa o indirectamente- que ya tiene planificadas.
La amenaza inmediata que se cierne sobre nuestra patria es la agresión norteamericana, aunque ésta no sea hecha con la propia mano, sino utilizando una de sus modalidades, como la de la intervención de los Ejércitos de Argentina, Chile, Colombia y/o Venezuela. Sostenemos que cualquier intervención extranjera conducirá, a la inmediata regionalización del conflicto, afectando así a Centroamérica y al Caribe, pensamos además que ello podría derivar hacia un conflicto internacional de mayores y más graves proporciones, con el que se amenace incluso la paz en el mundo. Es por ello que los Gobiernos democráticos y la solidaridad de los pueblos, en sus distintas expresiones, deben exigir el reconocimiento de la representatividad del FDR-FMLN, su rechazo a la política militarista de Reagan y la importancia de celebrar las conversaciones de paz.
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