CARTA DE RESPUESTA A COLOMBIANOS Y COLOMBIANAS POR LA PAZ
Señoras y señores miembros de la Organización Colombianas y Colombianos por la Paz.
Reciban un respetuoso saludo del Comando Central del ELN.
Recibimos con atención su misiva del pasado 29 de junio, la cual saludamos por su contenido y porque es necesario mantener el intercambio epistolar en aras de la paz de Colombia.
La liberación del suboficial Carlos Fabián Huertas el pasado 4 de julio, hecho prisionero el pasado 22 de mayo en los combates de Chitagá, Norte de Santander, es considerado por el ELN como un deber en el cumplimiento de nuestras normas internas de trato a los prisioneros de guerra, así como del respeto al Derecho Internacional Humanitario que nos lleva a ponerlo en libertad, igual que como lo hemos hecho con más de un centenar de militares hecho prisioneros por el ELN en diversos combates y puestos en libertad en diferentes oportunidades y sin contraprestaciones.
No hay duda que son conductas inequívocas de un comportamiento diametralmente opuesto a las actuaciones de la Justicia del Estado, que utiliza a nuestros prisioneros, como trofeos de guerra y escarmiento, a la usanza terrorista que hoy desarrollan los imperios contra los revolucionarios y luchadores populares del mundo.
Estas conductas son las que nos diferencian éticamente de nuestros enemigos.
Compartimos con ustedes la importancia de que se conozca públicamente el informe de la Comisión Parlamentaria sobre la dramática situación de todas y todos los presos políticos y de conciencia, que hoy se pudren en las cárceles gubernamentales, ante la más salvaje indolencia del gobierno y los carceleros estatales, que ven a los detenidos como presa y sobre lo cual cabalga su corrupta institucionalidad.
Sobre el ciudadano canadiense Jernoc Wobert, empresario y directivo de la multinacional minera canadiense, Braewal Mining Corporation debemos reiterar, que fue retenido por nuestras unidades guerrilleras, debido a que dicha empresa obtuvo mediante sobornos y de manera fraudulenta 4 títulos mineros de una extensión de 1643.23 hectáreas, lesionando de manera flagrante los derechos de propiedad de las comunidades en dicha región.
De otro lado dicho ciudadano es portador de documentación irregular que lo inhabilita para desempeñarse en las funciones que desarrollaba al frente de la obra donde fue retenido. En regiones como el sur de Bolívar, el Estado no actúa sino a través de sus Fuerzas Armadas en agresivas campañas de represión contra los pobladores. El poder insurgente actúa en regiones donde el estado hace presencia solo.
Aun así, tenemos una postura flexible frente a la resolución de la retención del señor Wobert, la cual hemos consignado en varios documentos de nuestro semanario oficial INSURRECCIÓN.
Sin embargo, la respuesta oficial del gobierno colombiano y la empresa canadiense a nuestras propuestas ha sido el silencio, mientras las Fuerzas Armadas del Estado siguen empeñadas en el rescate militar.
Vemos con simpatía las propuestas que con sensatez plantean los colombianos que buscan allanar el camino hacia la paz y dentro de ello, la que hacen Colombianas y Colombianos por la Paz que, en uno de sus apartes, le plantea al gobierno nacional…“la realización de un seminario nacional e internacional con amplia participación y difusión pública, en que estén empresas, habitantes urbanos y pobladores rurales, entes de control del Estado y del gobierno, expertos y afectados directos respecto a las "operaciones extractivas…"
No hay duda que las decisiones a puerta cerrada y de conciliábulo que le han atrancado el paso a la democracia en Colombia es un lastre a superar, en aras de enderezar el camino al entendimiento dentro de la sociedad colombiana.
Finalmente, es necesario expresar que fue el gobierno quien definió que los diálogos de paz se adelantarían en medio de la confrontación, en contra de la postura de la insurgencia, quien de manera reiterada ha planteado la urgencia de un cese bilateral de fuego. Por esta razón es un absurdo que se le cuestione a la insurgencia su accionar insurgente y, peor aún, que se le pongan condiciones para dialogar mientras el gobierno despliega la mas feroz arremetida guerrerista, no solo contra la insurgencia sino contra las justas luchas que desarrollan las organizaciones populares.
Deseosos de continuar el diálogo epistolar con su organización, les reiteramos nuestro compromiso por la paz de Colombia.