Mientras Nuestra América avanza en la lucha por su segunda y definitiva independencia, Puerto Rico, nación hermana nuestramericana, se mantiene como colonia de Estados Unidos. El hecho de que, entrados ya en la segunda década del siglo XXI, aun exista un país colonizado es una vergüenza para los todos pueblos nuestramericanos y una deuda perenne que tenemos con el pueblo Boricua, pues no puede haber liberación definitiva para Nuestra América mientras uno de nuestros hermanos continúe encadenado como colonia.
El “Grito de Lares” sigue vigente
El pasado 23 de septiembre se conmemoró en el almanaque nuestramericano el 145 aniversario del “Grito de Lares”, la proclama popular que incitó la insurrección armada en contra del gobierno colonial de España.
En el centro de la isla, el general Manuel Rojas lideró una insurrección de 1000 hombres tomando el pueblo de Lares, declarando el fin de la tiranía española, la abolición del sistema de libretas de jornaleros y libres a los esclavos que enseguida tomaron las armas contra sus amos españoles. El sacerdote Gumersindo Vega celebró una misa y frente al altar mayor se desplegó la bandera boricua confeccionada por la revolucionaria Mariana Bracetti. En la madrugada del 24 de septiembre se proclamó la República de Puerto Rico, constituyéndose un gobierno provisional.
En los momentos de la insurrección, Ramón Emeterio Betances, uno de los grandes autores intelectuales de la lucha independentista, se encontraba en la República Dominicana, buscando armas y apoyo para la revolución, pero que fueron interceptadas por autoridades españolas.
El Grito de Lares se enmarcó dentro del sentimiento anticolonialista que en 1868 se apoderó del Caribe hispano, pues, en Cuba, en ese mismo año se da el Grito de Yara, que proclamó el inicio de la guerra de independencia de la hermana isla. Las luchas por la independencia del Caribe fueron abortadas en gran medida por la Guerra Hispano-Estadounidense en la que Estados Unidos resultó victorioso, despojando a España de las Filipinas, Guam, Cuba y Puerto Rico.
El otro 23 de septiembre
En el año 2005, en la localidad de Hormigueros, el mismo día en que se conmemoraba el Grito de Lares, fue asesinado por el FBI Filiberto Ojeda Ríos, luchador independentista puertorriqueño quien fue el "Responsable General" del Ejército Popular Boricua (mejor conocido como los Macheteros). Filiberto fue un gran revolucionario e internacionalista que llevó la lucha al corazón del imperio, realizando acciones audaces tales como el asalto al depósito Wells Fargo en Connecticut, donde se capturaron 7 millones de dólares, que sirvieron para continuar financiando la lucha puertorriqueña, tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos. Murió desangrado por las heridas recibidas en un combate que duró más de 6 horas: un hombre solo en su casa contra decenas de agentes del FBI.
El Mandela de Nuestra América
No se puede referir a la lucha independentista sin hablar de Oscar López Rivera, el preso político más antiguo de Nuestra América, que lleva 32 años de encarcelamiento. Fue arrestado en mayo de 1981, acusado de conspiración sediciosa para derrocar el gobierno de Estados Unidos y de pertenecer a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN – antiguo nombre del Ejército Popular Boricua). Es condenado a 70 años.
Su encarcelamiento ha sido un infierno diseñado para quebrantar su espíritu y desmoronar su mente: la privación sensorial, la reclusión en solitario indefinida, el registro al desnudo frecuente y la desarticulación del tiempo, entre otras infamias. Tienen una sola meta: volverlo loco o empujarlo al suicidio.
Pero Oscar no se rinde. Lo sostiene la solidaridad sin fin de los que, desde afuera, comparten su dolor. La esperanza, nunca perdida. El día que cumplió 70 años de edad, y desde su encierro, dijo: "La celebro [la vida] y le doy gracias por haberme permitido sobrevivir más de 3 décadas en los gulags sin desviarme del sendero escogido y con mi espíritu y voluntad mas fortalecidos que antes de estar preso".
A descolonizar
Pese a los grandes avances en materia de soberanía e independencia en Nuestra América, el colonialismo y el neocolonialismo son lastres que aun arrastramos como pueblos. Por ello, la lucha por la liberación definitiva es necesariamente una lucha descolonizadora, contra el colonialismo burdo y crudo que mantiene sometido a Puerto Rico, y también contra la colonización interna, que controla nuestros imaginarios, nos hace añorar la cultura del colonizador y nos hace cómplices de quienes aspiran a perpetuar su dominación.
Es por ello que en el ELN decimos que la liberación definitiva tiene que ser de cuerpo, mente y alma. Y por eso sumamos nuestras voces, a los gritos que reclaman: