SALUDO AL VI CONGRESO NACIONAL Y I INTERNACIONAL REDUNIPAZ
Estimados compatriotas de la Academia Colombiana, señores y señoras de la Comunidad internacional asistentes a este importante evento, amigos y compañeros de camino, todas y todos.
Participamos con ustedes en este recinto, aceptando con mucho gusto y agradecimiento, la convocatoria que se nos ha hecho.
Reiterarles ante todo, nuestra profunda convicción, en cuanto la paz es una obra colectiva y considerarla de otra manera, es equivocado.
Aquí y en diversos encuentros, asistimos amantes de la paz, procedentes de las más diversas expresiones políticas y sociales; esa amplia convocatoria en tales eventos, es la fehaciente demostración de cuanto estimamos y valoramos la paz para Colombia y la paz del mundo; gracias por esa comprensión porque sin ninguna duda, eso nos acerca a la meta por la que muchos trabajamos y damos la vida.
Siendo que esta es otra oportunidad para el intercambio y otras construcciones del camino hacia la paz, porque muchas y muchos ya lo han hecho antes que nosotros, creemos necesario expresar con mucha franqueza, lo que entendemos por la paz en que nos empeñamos, entendiendo que en ello tenemos diferencias y matices, que es necesario clarificar que los elenos y elenas somos Camilistas y ello nos hace ratificar que las diferencias, lejos de dividirnos y separarnos, debe unirnos, basados en todo lo que nos identifica y tener la capacidad de comprendernos, respetarnos y aceptarnos con agrado, sabiendo que hay asuntos que nos diferencian.
Por todo lo anterior, debo expresarles lo siguiente:
En unos meses el ELN cumplirá 50 años de haberse levantado en armas.
La racionalidad de nuestros análisis nos lleva a concluir que ese levantamiento en armas que nos ha caracterizado como una organización rebelde de revolucionarios, tuvo un basamento de carácter político, con el máximo objetivo de buscar la paz para Colombia.
El sacerdote Camilo Torres dijo en 1965 que en Colombia las vías legales para que el pueblo accediera al poder, estaban serradas y por esa consideración, entre otras, empuñó las armas y dio su vida en combate en aquel luctuoso 15 de febrero de 1966. Doy vivo testimonio de ello porque vi a Camilo llegar a las montañas y desde entonces conviví con él hasta el combate donde dio su vida, convencido de lo que pensaba, buscaba y defendía. Cuanto diera, para que fuera él, quien ofreciera hoy, sustentación de su pensamiento y estoy convencido que si así fuera, aquí y ante ustedes lo repetiría.
Llamo la atención de este cardinal asunto que nos une y diferencia, porque hace solo unos meses, la dirigente del Polo Democrático Alternativo Clara López, le dijo al presidente santos que en Colombia no existían garantías para quienes ejercían el derecho a la oposición política, a raíz de las constantes amenazas contra la vida de los miembros de este partido.
En este mismo sentido y de manera palmaria, esa durísima realidad de carencia de garantías la dicen los miles de muertos, desaparecidos, exiliados y perseguidos políticos y muchos de los millones de desplazados que hoy deambulan en nuestro territorio, sin que ni siquiera muchos de nosotros sintamos como propio su dolor y su amargura de vivir un calvario sin ser responsables de tal desgracia.
Esta realidad que se mantiene 50 años después que Camilo hablara de que las vías legales para acceder al poder estaban serradas, se complementa con un sistema electoral clientelista tramposo y fraudulento controlado desde el poder, que llevó a Camilo a afirmar que “el que escruta elige” lo que es igual a decir que quien cuenta los votos pone los candidatos.
Algunos piensan que todo este entramado de violencia se debe a la existencia y persistencia de la insurgencia porque desde los círculos del poder se ha desplegado una gran campaña publicitaria que ha hecho mella, a quienes así piensan debo preguntarles ¿por qué se vivió esto mismo, antes de 1950 sin que hubiesen guerrillas?
Nosotros hemos afirmado y hoy lo ratificamos que ello es el producto de un Estado Terrorista que recurre a la represión ilegal para truncar las luchas populares. ¿Acaso no fue eso lo que ocurrió con Gaitán y después de su asesinato?
¿En qué circunstancias y quien dio muerte a muchos de los guerrilleros liberales que firmaron “la paz” que les ofrecieron desde el poder? y no solo guerrilleros sino luchadores populares de entonces.
Si la Unión Patriótica surgió fruto de acuerdos entre el gobierno y las FARC, ¿como se explica el cruel y horrendo exterminio a manos de fuerzas ilegales?
Esta difícil realidad histórica la traemos al análisis, no solo por razones históricas sino principalmente, porque hoy el presidente Santos, hace descansar su concepción sobre el logro de la paz, en la desmovilización y desarme de la insurgencia como punto de partida en el proceso de paz, a cambio de espacios para la acción política. Con los anteriores antecedentes que antes de cambiar se mantienen o se han agudizado, ¡que lógica tiene tal punto de vista y que confianza puede tenerse para creer que ahora si la conducta criminal va dejar de actuar?
De esa manera, el inicio del proceso de paz, comienza con un escollo muy grande, porque nadie en la insurgencia concibe que iniciar un proceso de paz, signifique desaparecer o suicidarse.
Expresarlo con toda claridad, es nuestra obligación ante Colombia y ante el mundo.
Señoras y señores, asistimos a una realidad muy compleja en nuestro país, donde los niveles guerreristas, represivos y excluyentes fruto del Terrorismo de Estado, son una verdadera talanquera para avanzar de manera firme hacia la paz de Colombia.
Si el gobierno nacional, ni siquiera trata con espíritu conciliador y receptivo, las luchas populares, cuyos justos reclamos están consagrados en los derechos constitucionales y esa masa reclamante es reconocida como parte integral de la sociedad y sus organizaciones ¿Qué puede esperarse de las exigencias, críticas y cuestionamientos de una fuerza guerrillera levantada en armas y en rebeldía, que cuestiona el modelo económico y político que se impone en Colombia y sigue reivindicando que son necesarios cambios sustanciales o estructurales de ese modelo?
No es un capricho ni un orgullo, rechazar el marco gubernamental que ofrece la paz como una formula desmovilizadora para la insurgencia, sino que tenemos una visión contrapuesta de lo que es el camino a la paz de Colombia, la cual deseo exponer de manera sucinta:
1- La insurgencia no ha logrado alcanzar su objetivo de lograr, mediante la lucha popular y revolucionaria, que las mayorías organizadas lleguen al poder, por tanto no pretendemos que hoy este asunto se concrete, en unos diálogos con el gobierno nacional; ni más faltaba tamaña ingenuidad.
2- Las oligarquías tampoco han logrado derrotarnos en casi 50 años de confrontación, donde se han usado todos los medios a su alcance, con toda la tecnología militar moderna de Occidente y sobre todo, recurriendo a las perversas prácticas ilegales de exterminio de la población como los escuadrones de la muerte transformados después en bandas paramilitares que alcanzaron una estructura nacional y sembraron de terror y sangre el territorio entero. Aun así hoy resurge el movimiento de masas y se mantiene con perspectivas de fortalecimiento el movimiento guerrillero, así se diga lo contrario en las voces oficiales.
3- Comprendiendo lo anterior e inspirados en evitar los sufrimientos de la guerra para las mayorías, el ELN, desde 1991 (en el gobierno de Cesar Gaviria Trujillo) planteó la necesidad de buscar Una salida Política al Conflicto, que hemos entendido como un proceso que a partir de acuerdos entre las partes, se concrete en un cese al fuego y hostilidades, en el que las partes se reconozcan y se comprometan ante el país y la Comunidad internacional, en un plan de largo plazo, para reconstruir el país superando la confrontación armada.
4- Lo anterior indica que le apostamos a un proceso de paz incluyente, donde las partes nos reconozcamos y se inicie un plan donde ellas actúen en consonancia con lo que son y a partir de sus desarrollos, porque no estamos pidiendo más de lo que hemos alcanzado en la lucha misma.
5- En este proceso de Salida Política al Conflicto que planteamos, es decisivo encontrar mecanismos de participación para las comunidades y organizaciones populares y sociales que han sido las marginadas y excluidas de siempre, cuyas agendas, reclamos y pliegos de peticiones alcanzados en sus luchas, han sido negados por los sucesivos gobiernos y allí están como testigo mudo de sus aspiraciones sueños y esperanzas, consagradas muchas de ellas como derechos constitucionales que se niegan y reprimen. Es decir, paz es democracia, es participación, es construcción colectiva y no arreglos por arriba y conciliábulos de espaldas a la sociedad.
6- reafirmamos hoy ante este magno evento que construye acción y pensamiento por el futuro del país, que la carencia en Colombia de una política de Paz de Estado, es un vacío profundo, que lleva a gobiernos y políticos, cuando menos, a improvisar, en un asunto tan delicado como es la superación de esta profunda crisis que solo es posible superarla con el denodado esfuerzo de todos y todas, colocando por encima de intereses de grupo, los de las grandes mayorías. Aun en medio de este complejo panorama, el ELN reitera su disposición de sentarse a dialogar con el gobierno y si esto aún no se ha dado, no es por su falta de voluntad y disposición, porque tenemos lista la delegación para ello desde hace más de un año.
7- Finalmente, respetados señores y señoras deseamos instarlos a contribuir en la constitución del Gran Movimiento Ciudadano por la paz de Colombia, propuesto por diversas organizaciones sociales y populares en sus recientes luchas y movilizaciones, así como por otras expresiones de la sociedad; es necesario unir voluntades, generar una estructura muy amplia donde quepamos todos para lograr la verdadera paz que traiga a esta Colombia valiente, aguerrida y buena, la paz auténtica que es la que signifique justicia y equidad social, democracia y soberanía, trabajemos por ella a partir de lo que nos une y que las diferencias no nos separe ni nos divida; Colombia necesita el concurso activo no solo de los nacionales, sino de todos sus amigos de la comunidad internacional.