APORTES PARA UN ANÁLISIS SOBRE LA COYUNTURA ELECTORAL 2013
“El viejo Estado cuenta con el aparato ejecutivo, las Fuerzas Armadas (…), la burocracia estatal, el Parlamento, las cárceles, la policía y el poder judicial, todos los que cumplen distintas funciones de opresión y explotación. Frente a este Estado capitalista está surgiendo el poder popular, los Comandos Comunales de Trabajadores, que es y debe ser absolutamente contradictorio y alternativo como base de un nuevo orden, al poder burgués: y no cabe ninguna posibilidad de subordinarlo, por el contrario, los Comandos Comunales se forman en una lucha abierta con el aparato estatal burgués.”
[MIR, Entrevista a Víctor Toro: ‘Poder Popular: Unión y lucha del pueblo’, junio de 1973]
1. Introducción.
Es de suma importancia considerar las recién pasadas conmemoraciones de los 40 años del golpe de Estado al gobierno democrático-popular liderado por el compañero Salvador Allende Gossens que dio apertura a la Dictadura Gorila. De ese proceso debemos sacar una serie de lecciones, debemos saber sistematizar los errores y aciertos, rupturas y continuidades, pero por sobre todo, debemos sacar la lección sobre la lectura de las condiciones objetivas que permiten que un proceso revolucionario pueda ser potenciado por las elecciones dentro del marco institucional de la burguesía.
Es cierto, en el MIR en 1970 sosteníamos que “…la mayoría electoral de la izquierda o un gobierno de la UP son un excelente punto de partida para la lucha directa por la conquista del poder por los trabajadores, que incorporando nuevos contingentes de masas y bajo nuevas formas de lucha, con seguridad terminará en un enfrentamiento entre los explotadores nacionales y extranjeros por un lado y los trabajadores por el otro.” En efecto, el triunfo de la Unidad Popular en las elecciones, para nosotros no fue una derrota, tampoco una victoria; nuestro norte es el socialismo, la socialización de las fábricas, empresas, servicios, tierra y la banca; pero también es necesario para ello que los trabajadores y trabajadoras tomen el control del Estado adoptando un gobierno democrático popular y revolucionario, expresión teórico-práctica de la dictadura del proletariado. Es por ello que, dadas las condiciones objetivas del período Pre-revolucionario de 1970-1973, nuestro Partido analizando las contradicciones particulares de la coyuntura expresó que aquel “…triunfo electoral a nivel de la conciencia de las masas entregó a éstas la sensación de victoria y de ‘derecho a gobernar’…” o sea, bajo esas, y sólo esas condiciones, la obtención de una mayoría electoral para la UP significó un salto en la correlación de fuerzas entre el campo popular y el enemigo. No obstante ello, a pesar de que la UP pudo ocupar los cargos del poder ejecutivo y una mayoría electoral que le permite gobernar bajo las reglas de la institucionalidad burguesa “…el aparato del Estado, sus estructuras burocráticas y militares, permanezcan intactas, no podrá pasar de allí; seguirá siendo un instrumento de dominación y seguirá cumpliendo su rol de clase.”
En efecto, al tener de manera virtual el control del Estado, pero no así el de los medios de vida ni las FF.AA, el gobiernos de la UP se ve sumida en una serie de dificultades provocadas por la clase patronal que desembocan en inestabilidad política del país que no pudo ser conducida por el gobierno democrático popular por su carácter reformista y su subordinación imperialista con la URSS. Por lo tanto, aunque las condiciones objetivas y subjetivas estaban a favor del campo popular, por sí misma la lucha electoralista no provocó rupturas significativas en la composición del Estado chileno ni en la composición de clase del mismo.
2. Las condiciones actuales (2013)
Hemos planteado reiteradamente nuestra lectura sobre el período político en el que actualmente vivimos: pasamos aún por un estadio de estabilización de la lucha de clases a pesar de las múltiples movilizaciones sociales y de masa que han sucedido desde el año 2006 y se han potenciado hacia el 2011; la correlación de fuerzas no está a favor del campo popular, además de ello la izquierda revolucionaria se encuentra aún fragmentada a pesar de los esfuerzos que algunas fuerzas hemos impulsado para lograr grados de coordinación política que apunten a la unidad de los y las combatientes, además de muchos otros aspectos subjetivos propios de la franja revolucionaria. A ello sumámosle que las condiciones económicas son de relativa estabilidad para las expectativas de la burguesía monopólico-financiera, el crecimiento económico en términos cuantitativos favorece la estabilidad del régimen político que se encuentra en una fase de ausencia relativa de hegemonía la cual, a pesar de no ser cooptada por ninguna fuerza política, es influenciada aún por el reformismo burgués y el pequeño burgués a nivel de demandas económicas inmediatas de la clase y otros sectores.
Dicho eso, el escenario electoral no es ni será una real alternativa para la conquista del poder político ni para alcanzar el socialismo. Antes que sucumbir ante una táctica electoralista, debemos tener en cuenta cuál es la contradicción principal a resolver en el actual período de la lucha de clases, por lo tanto debemos hacer una lectura científica de las condiciones objetivas y subjetivas, generales y particulares; o sea, determinar qué es casualidad y qué es necesidad en el desarrollo de nuestra lucha. Lo que acabamos de plantear no es antojadizo ni cliché, es enunciar la urgente necesidad de todas las fuerzas que luchan por el socialismo podamos hacer una lectura acertada sobre las tareas que debemos realizar para lograr dar un salto cualitativo y equiparar las fuerzas del enemigo con nuestra acumulación subjetiva de fuerza.
El régimen de dominación política de democracia restringida es otro de los elementos que debemos tener en cuenta para leer acertadamente el contexto y generar una praxis que apunte a avanzar en la lucha por nuestra emancipación. El régimen de democracia restringida es aquel búnker donde el aparato estatal y su funcionamiento clasista se amparan para mantener el status quo la dominación de la burguesía y sus esbirros. De todo esto, ya hemos expuesto en numerosas ocasiones por tanto no daremos mayor auge.
Quienes plantean como caballo de batalla la lucha por medio de las elecciones están dando un respiro al resquebrajamiento de la institucionalidad política. El bloque dominante intentará en las presentes elecciones recomponer la legitimidad que está dañada por la revelación de las contradicciones que presenta el capitalismo entre los medios de producción y las formas sociales que este adopta para incrementar las ganancias del capital monopólico-financiero.
En las presentes elecciones se presentan nueve candidatos/as a presidente/a, cifra no menor para los intereses del bloque dominante en su interés por re-encantar al pueblo con las elecciones como forma de conseguir las más sentidas demandas sociales y solucionar las contradicciones inherentes que el modelo económico y el régimen político traen para el campo popular. Más aún, dentro de las promesas de campaña que se frecuentan tenemos reformas que en el actual período de lucha de clases serían sendas derrotas para la clase obrera, como la Asamblea Constituyente y el sucesivo cambio de Constitución Política de la República cuya implementación sería cooptada por el bloque dominante y el reformismo burgués y pequeño-burgués ya que en términos subjetivos, si quiera, la franja democrático-revolucionaria no tiene hegemonía ni capacidad de influenciar tal proceso.
El reformismo burgués, cuya expresión es la Concertación o ‘Nueva Mayoría’ que tiene la particularidad de incluir al Partido Comunista de Chile (expresión del reformismo pequeño burgués en nuestro país) en su coalición para las presentes elecciones, intenta recomponer la hegemonía que perdieron hacia la segunda mitad del gobierno de Frei Ruiz-Tagle, hegemonía que logró imponer un capitalismo mucho más rapaz y un Estado contra-insurgente capaz de crear condiciones para atomizar al enemigo interno revolucionario.
Las elecciones dentro de las reglas del Estado burgués no solucionarán las contradicciones entre los medios de producción y las formas sociales en que se producen dichos medios; si bien debemos luchar por una mejoría en la vida de nuestro pueblo, no debemos perder el norte estratégico-táctico en el actual período y objetivo principal de nuestra lucha: el socialismo y el gobierno obrero revolucionario. Y los oportunistas (Autónomos, Todos a la Moneda, Igualdad) que engañan al pueblo con falsas promesas de lograr dar salida a las demandas laborales, estudiantiles, indígenas, campesinas, etc. no hacen más que atrasar el largo camino de liberación de la clase obrera y deben ser aislados social y políticamente para que no logren penetrar en el campo popular.
3. El planteamiento estratégico-táctico para el período.
La necesidad principal a solventar en el período actual de estabilización de la lucha de clases es re-construir el movimiento obrero y popular. Sólo la unidad teórico-práctica del pueblo con los trabajadores y las trabajadoras será capaz de sistematizar las experiencias de lucha que se suceden en nuestro país a raíz de las contradicciones innatas que el capitalismo trae consigo. A pesar de visualizar leves articulaciones políticas con carácter clasista, principalmente entre estudiantes y trabajadores/as, éstas no han superado aún el carácter marginal-aislado, lo mismo que el fenómeno de las asambleas populares o territoriales, cuyos esfuerzos a pesar de apuntar a la unidad práctica del pueblo, no han podido dar aún un carácter clasista a las demandas; no obstante ello, lo que sí se evidencia es que todos los sectores en lucha tienen claro que la forma de conseguir sus requerimientos es la movilización, la violencia política, el control territorial, el sabotaje menor, etc. dicho método debe ser reforzado por todos los cuadros revolucionarios apuntando a la acumulación de fuerza social revolucionaria y a la construcción de un instrumento organizativo clasista capaz de agrupar todas las demandas populares e impregnarlas de contenido revolucionario.
Es por esto que nuestra lucha no es por medio de las elecciones burguesas, porque tenemos absoluta certeza que dicho método sólo traerá consigo nefastas consecuencias a nivel de acumulación de fuerza social para superar el estadio de atraso que la organización clasista que Chile sufre. Más bien lo que proponemos y practicamos con rigor científico es la reconstrucción del movimiento obrero y popular que tenga como norte el levantar Poder Popular en un período cualitativamente favorable para la clase obrera. No necesitamos ‘pactos nacionales amplios’ o ‘grandes acuerdos multi-clasistas’ qué sólo han provocado en la historia de la lucha de clases el reflujo, la atomización, el atraso y, por consiguiente, la profundización de la dominación de la burguesía y sus aliados estratégicos.
Nuestro Partido está avocado a esto, a impulsar la lucha de la clase, a conquistar a los trabajadores y trabajadores a la lucha por el socialismo, a legitimar la violencia política del pueblo contra la patronal y el Estado contra-insurgente, a generar instrumentos de organización clasista y forjar la unidad de la franja revolucionaria. Nuestros cuadros político-militares tienen claridad estratégica y estratégico-táctica de las reales necesidades para avanzar hacia la conquista de nuestras demandas históricas, el MIR de Chile ha estado y estará articulando la fuerza de los pobres del campo y la ciudad, el MIR viene del seno de la clase obrera y luchará hasta el socialismo, sin vacilar ni bifurcarse ante caminos errados, oportunistas y/o científicamente inviables bajo las condiciones actuales.
¡¡Con toda la fuerza de los trabajadores, las trabajadoras y el pueblo pobre: la lucha continúa!!
¡¡A crear montañas de pueblo organizado!!
¡¡De la acción rebelde de la masas al Poder Popular; del Poder Popular al Socialismo!!
¡¡Socialismo o Socialismo!!
Movimiento de Izquierda Revolucionaria
MIR – Chile