A un año de la muerte del presidente Chávez

La Habana, Cuba, Marzo 5 de 2014

A UN AÑO DE LA MUERTE DEL PRESIDENTE CHÁVEZ

Todos los pueblos del mundo deben unirse en la defensa
de la revolución bolivariana de Venezuela.

El 5 de marzo de 2013, los sentimientos y la razón de los pueblos venezolano, caribeño, latinoamericano y mundial fueron estremecidos por la infausta noticia de la muerte del Comandante y Presidente Hugo Rafael Chávez Frías. Como revolucionarios socialistas y bolivarianos de toda la vida, los mandos y combatientes de las FARC Ejército del Pueblo sufrimos, en lo más profundo de nuestro ser, la abrumadora pérdida que para la felicidad de los pueblossignificaba la ausencia definitiva de un líder con tan excepcionales cualidades.

El Teniente Coronel que se dio a conocer mundialmente cuando con un puñado de sus hombres intentó tomar el cielo por asalto aquel 4 de febrero, había librado a partir de entonces una formidable batalla contra todos los poderes injustos del planeta, había encabezado la lucha de la gente humilde de su país por la recuperación de la dignidad nacional, había reconquistado para todos los explotados la esperanza en la revolución socialista, se había opuesto sin titubeos a la voluntad arrogante del imperio, había escarbado con sus propias manos el sendero de integración continental, había arrinconado la voracidad de la oligarquía de su país y sembrado el desconcierto en la de las naciones vecinas.

Chávez, el incorruptible dirigente, amado y seguido por el pueblo de Venezuela, el símbolo de la soberanía nacional y la independencia latinoamericana y caribeña, el faro que alumbraba el camino de liberación para los desarraigados del mundo, el portentoso rebelde que desencajaba reyes y déspotas, el gigantesco Libertador del siglo 21, se nos fue para siempre, dejando en quienes aprendimos a admirarlo, apoyarlo y seguirlo, un angustioso sentimiento de orfandad y desconsuelo. Tener que continuar la brega sin él, tal como nos pasó a las FARC-EP seis años atrás, cuando también en marzo falleció el Comandante Manuel Marulanda Vélez, llegó por unos momentos a parecer una tarea imposible.

Pero semejantes titanes no pasan por la Tierra sin plantar una huella imborrable, sin sembrar sus ideas, sus sueños y su tesón con verdadero arraigo en el alma popular. Chávez dejó tras de sí un pueblo consciente, unido por la bandera justiciera e igualitaria de Simón Bolívar, fiel a su causa antiimperialista y socialista, organizado social y políticamente, dispuesto a combatir cuanto sea necesario por defender la patria y sus bienes comunes. Y legó también para el futuro un atado de cuadros tan convencidos como él de la necesidad de conducir acertadamente el movimiento revolucionario. Todos ellos, unidos e inspirados por el ejemplo de su inolvidable maestro, asumieron la misión de continuar adelante hasta culminar la obra.

Con la mira siempre puesta en el porvenir de país potencia integrado a las patrias hermanas en un mundo multipolar, el Presidente Chávez se encargó también de materializar la herramienta para alcanzar ese fin, la construcción de unas instituciones inspiradas en los más altos valores democráticos. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, producto de la más amplia Asamblea, fue sometida además a la aprobación del conjunto de las mayorías ciudadanas en las urnas, estableciendo de manera incontrovertible un marco jurídico legítimo para el accionar político de los venezolanos y venezolanas. La lucha de las masas, por primera vez en la historia latinoamericana, alcanzó el carácter de derecho público y se fortaleció al infinito, contando con el firme apoyo de la Fuerza Armada Bolivariana, un verdadero Ejército del pueblo venezolano.

Gracias a las previsiones del Comandante, unidos bajo la consigna de todos somos hijos de Chávez, el gobierno del Presidente Nicolás Maduro, el bravo pueblo bolivariano, sus organizaciones políticas de avanzada y su fuerza armada, enfrentan con valor y patriotismo heroicos la arremetida del imperialismo y la oligarquía reaccionaria, que pretende retrotraer el país a los tiempos de colonia de los Estados Unidos y fuente de enriquecimiento para la burguesía corrupta. Miles de veces les juró Hugo Chávez que no volverían jamás a gobernar a Venezuela. Ahora su pueblo y sus continuadores al frente del proceso y del gobierno se encuentran empeñados en hacer cumplir ese juramento sacro.

No es la primera vez que el Imperio recurre a operaciones encubiertas de desestabilización. Es claro que su mano tramposa dirige las acciones terroristas de los extremistas de la derecha fascista, nadie puede dudar que la campaña de desinformación ejecutada por los monopolios mediáticos norteamericanos, europeos y latinoamericanos obedece a un maligno plan concebido de antemano. La realidad de lo que ocurre en Venezuela es distorsionada además por la diplomacia y las autoridades de los países vecinos postrados ante la voluntad imperial. Una auténtica trama, semejante a la empleada contra el gobierno socialista de Salvador Allende en Chile, está puesta en marcha contra Venezuela. La inspira el afán del capital transnacional por recuperar el control sobre la fabulosa riqueza petrolera del país.

Todos los pueblos del mundo deben unirse en torno a la defensa de la revolución bolivariana de Venezuela. Su carácter democrático, humanista, bolivariano, tercermundista, antiimperialista, socialista, íntegramente fraternal y tolerante, la convierten en patrimonio moral y político de la humanidad entera. Las FARC-EP, con ocasión de cumplirse el primer aniversario de la muerte del Presidente Chávez, expresamos nuestro pleno sentimiento de solidaridad con el gobierno de Nicolás Maduro y el bravo pueblo bolivariano. No vacilamos en identificarnos con su noble causa, la apoyamos y definitivamente haremos cuanto esté a nuestro alcance para favorecerla. Invitamos a toda la izquierda colombiana y latinoamericana, y a todos sus pueblos, a rodear sin condicionamientos al gobierno democrático venezolano.

Advirtió el camarada Raúl Reyes, asesinado en Sucumbíos por una conspiración similar a la que se fragua hoy contra Venezuela, que la paz de Colombia es la paz del continente. Así lo reconoció el Presidente Chávez, dedicando de manera desinteresada sus mejores esfuerzos a la consecución de ese propósito. En memoria de él y su obra, decimos ahora las FARC-EP que la paz de Venezuela es presupuesto fundamental para la paz en Colombia y toda Nuestra América. Pero al igual que en nuestro país, la paz de Venezuela no puede ser la pax romana impuesta por obra de la violencia y el terror imperiales, ni por una sanguinaria oligarquía reaccionaria. La única paz posible y verdadera para nuestros pueblos es la nacida de la soberanía nacional plena, la justicia social y la voluntad mayoritaria de sus pueblos libres.

SECRETARIADO DEL ESTADO MAYOR CENTRAL DE LAS FARC-EP

Montañas de Colombia, 5 de marzo de 2014.