“Tenemos tantos soles y lluvias acumuladas en el rostro
que podríamos alumbrar todas las sombras y regar todos los desiertos.”
En este 8 de marzo cálido y rebelde, las guerrillas que operamos en el Sur de Bolívar y Nordeste Antioqueño, que transitamos a diario ríos, selvas y montañas arriba abajo, y que vemos siempre mujeres en ranchos, caminos y más diversos trabajos, deseamos saludarlas en forma especial, darles un beso de ternura y cariño y alentarlas para que hagan suyo este día, un día de combate, de estudio y de lucha por sus derechos y aspiraciones.
La historia de nuestro país da testimonio de la importancia alcanzada por la mujer en las más duras batallas por construir una Colombia independiente, soberana, justa y democrática. Ahí están la cacica Gaitana, Manuela Beltrán, La Pola, María Cano, las guerrilleras Judith Grisales, Miriam Narváez y Mariana Páez, o la luchadora comunista Yira Castro, para mencionar sólo unas pocas.
A su lado encontramos centenares, miles de sencillas y anónimas hijas de este pueblo, mineras y campesinas, amas de casa o barequeras. Son costeñas, chilapas, cachacas, indias y negras, tejedoras de ilusiones y forjadoras de una nueva sociedad, que todos los días luchan para alcanzar los más nobles objetivos. Y que labran con su ejemplo una imborrable huella justiciera, enseñándonos que la participación femenina es imprescindible si de construir una sociedad nueva se trata.
No es fácil esa lucha en una sociedad profundamente descuadernada y machista, en un Estado capitalista y corrupto que discrimina a la mujer, a los jóvenes, a los más débiles. En el que no hay oportunidades, donde no hay educación ni salud, donde no hay pago ni reconocimiento al trabajo del hogar. Los abusos, las vejaciones y maltratos a las jóvenes y mujeres son el pan de cada día. Por eso la importancia de expresar el grito de rebeldía. Y las mujeres han de ser las primeras en emprender esa pelea. En las filas de las FARC-EP les ofrecemos ese espacio.
Acá llegan las muchachas a luchar por un mundo y una sociedad mejor, no como propiedad de ningún hombre. Juntos, mujeres y hombres combatimos hombro a hombro, decididos a enfrentar todos los sacrificios que sean necesarios para construir un mejor futuro para todos. Nuestro propósito es uno solo, la toma del poder para nuestro pueblo, para entre todos diseñar y construir una patria soberana, justa y pacífica en la que se pueda vivir, amar y morir de viejos.