¡NO AL CONTINUISMO FACHISTOIDE DE SANTOS Y ZULUAGA!
La segunda vuelta presidencial no es el arranque ni el fin de ningún proceso histórico en la vida de Colombia, como lo presenta el coro de seguidores de los candidatos y ex ministros del fascista Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos y Oscar Iván Zuluaga, que con muchas debilidades de cara al pueblo irán hasta el final de este episodio de la lucha política nacional.
Si la convocatoria de una Asamblea Constituyente o la elección de un Gobierno Alternativo de inspiración popular estuvieran en juego,estaríamos realmente ante un punto histórico de inflexión. Son las fracciones del capital que se reagrupan y chocan por un buen lugaren el poder estatal que les facilite salir mejor librados de la asfixiante crisis económica del sistema capitalista-imperialista mundial.
Con un estruendoso 72.54% se impuso el rechazo al continuismoreflejadoen la ganadora abstención del 60%, y las votaciones del 6% en blanco, 2.35% de nulos, 0.4% no marcados y el 23.5% de votos por la Alianza Verde y la coalición que apoyó a Clara López, la cual recogió votación del PDA y la UP, así como de los Verdes inconformes con Peñalosa, petristas desencantados y sectores progresistas que buscan una alternativa de respuesta a la oligarquía.
3’759.971 votos por Zuluaga y 3’301.815 por Santos, que sumados da 7’061.786 sufragios,son demasiado poco frentea los 32’975.158 ciudadanos con ese derecho. Es claro que hay un rechazo al régimen y el mal gobierno de una oligarquía que por siglos detenta el poder en medio de esta indetenible ilegitimidad.
El 29.25 % para el delfín de Uribe, Zuluaga, y el 25.69 % para Santos, candidato-presidente, son porcentajes referidos a la reducida masa de votantes que no los salvan de la ilegitimidad y evidencian la gran debilidad de ellos y los partidos que los sustentan; es la demostración de la falta de apoyo popular para dos clientelistas queno hicieron campañas en las plazas públicas y gobernaron con el derechista Uribe, hoy enfrentados por mezquindades con todas las ventajas y trampas, con pocas ideas nada novedosas y el mismo proyecto de clase mangoneado por la Casa Blanca y el Pentágono.
El lánguido debate incluyó el lavado en público de las ropas de sus casas (chuzadas, dineros del narcotráfico, parapolítica y demás) y dejó al desnudo que es una falsa disyuntiva la pregunta de quién es mejor para el pueblo y para la nación: ¿Santos o Zuluaga?
La efectiva respuesta política a ese acertijo inventado por los partidos tradicionales de la oligarquía y buena parte de las vertientes socialdemócratas y del oportunismo de derecha, es VOTAR EN BLANCO y con ese llamado, desde ya, a trabajar para reunir en un solo haz a las fuerzas amantes del progreso económico y social, de la libertad política y dispuestas a enfrentar a muerte al fascismo. Esas son bases reales para la solución política al conflicto armado, son referentes de cambio estructural para hablar de paz y reparación a las víctimas de la guerra reaccionaria de los yanquis y sus socios en Colombia, víctimas que no son otras que las mayorías populares golpeadas con el terrorismo de Estado y sus paramilitares-bacrim, por la explotación infame y el despojo brutal de sus tierras y recursos naturales. La paz no pasa por realizar supuestos “acuerdos programáticos” con Santos para dejar por fuera a su homólogo Zuluaga. La Colombia en Paz que anhela el pueblo no vendrá si se toman de la mano la insurgencia y el gobierno de Santos.
El eventual gobierno de Zuluaga o el de Santos deben confrontarse con un Frente Amplio por la democracia y la justicia social para el pueblo, contra el proceso de fascistización y el neoliberalismo.
El manoseo electoralista, demagógico de los resultados secretos de La Habana anunciados en fechas cercanas a las elecciones, con tanta pompa y conjuntamente por todos los negociadores, así como la repetición sin contenidos de la consigna de la paz a manos de los partidos tradicionales y la llamada “izquierda democrática”, hizo que bajara el interés en los candidatos de esa orilla. Además, en el tema se tapa el papel y obstáculo del imperialismo que con el tratado de extradición espera que los actuales mandos guerrilleros pongan un pié en la legalidad para extraditarlos pues los miran como a un “cartel de la droga” y no como insurgentes.
Fue así como la abstención castigó severamente a los candidatos en las zonas donde tiene más fuerza el conflicto armado y de los pocos participantes sacaron ventajitas Zuluaga y Santos que –por tanto— no pueden interpretarse como respaldo popular a sus iniciativas en ese tema. De allí también se deriva que no sean endosables o negociables los 1’958.414 de Clara López (15.23%) y los 1’065.142 (8.28 %) de Peñaloza a Santos sin que se deriven graves y negativas repercusiones políticas y de masas para quienes así actúen, como lo ha demostrado el rechazo amplio a los compromisos de apoyo a Santos del Alcalde de Bogotá, Gustavo Petro.
El Estado –en especial las Cortes y la Registraduría Nacional— y sus agentes políticos y columnistas oficiosos atacaron virulentamente con calumnias, manipulación de encuestas y mordaza violenta en medios de comunicación masiva a las consignas de Asamblea Constituyente y Gobierno Popular que defendieron muchos de los impulsores del voto en blanco. Sus defensores vieron negados los derechos legales y constitucionales para difundir proyectos alternativos. Aún así duplicaron la votación pasando de los 760 mil votos.
El voto en blanco manifiesta un avance del nivel de conciencia política que se ve reforzado con los incrementos de posiciones que hacen política absteniendose de votar. Valga resaltar que el voto en blanco fue la única expresión política electoral que creció en el número de ciudadanos que la apoyan, las fuerzas que lanzaron candidatos perdieron en número de votos (absoluta) vistos los guarismos de 2010 y el porcentaje de participación relativa entre los votantes también disminuyó para todos esos partidos.
Los contenidos políticos del llamado a votar en blanco atraen políticamente y tienden a fortalecerseporque los 33 millones de colombianos convocados a elegir han expresado en encuestas el rechazo mayoritario a la reelección de Santos y las parlamentarias de marzo dejaron escasos dos millones de votos al cabeza de lista al Senado del Centro Democrático, Álvaro Uribe Vélez, mentor y beneficiario de la candidatura del pelele Zuluaga, indicando que las mayorías no ven al partido Centro Democrático que los agrupa como fuerza que refleje sus intereses.
Los debates en las tres semanas antes del 15 de junio no tendrán nada nuevo ni sustancial. La demagogia populista con lo social dará el maquillaje a Santos para facilitar la adhesión de corrientes socialdemócratas y oportunistas que posan de izquierdistas y a otras fuerzas funcionales al sistema como el partido Mira que mantiene un silencio sospechozo. El fraude electoral viene, como pasó en 2010, en la segunda vuelta es cuando más sefacilita todo al candidato-presidente, él y su coalición de “unidad nacional” controlan los aparatos del Estado que escrutan, que por lo tanto eligen por encima de la voluntad de los votantes.
La continuidad del proceso de fascistización está garantizada con Santos y Zuluaga, pero el pueblo puede derrotar sus pretensiones si se organiza y lucha con independencia de clase y de quien gobierne en nombre de la oligarquía.
Avanzará el reagrupamiento y realinderamiento político de los sectores sociales urbanos y del campo como expresión de la toma de conciencia por los cambios en la realidad y en las posiciones de las organizaciones políticas y el gobierno debido a la agudización de los antagonismos de la lucha de clases atizada por la crisis.
La crisis económica, que poco a poco se va convirtiendo en crisis política, favorece la correlación de fuerzas para el campo popular que tiene en la unidad de acción la gran palanca para avanzar hacia saltos en la acumulación de fuerzas por la toma del podery por grandes conquistas como un gobierno táctico por la vías de la acción directa de masascon el Paro Cívico, levantamientos populares, huelgas obreras, paros de magisterio, las luchas agrarias, los bloqueos y marchas estudiantiles y demás acciones directas de diferentes sectores sociales que incluyen la importancia del desarrollo de la lucha armada revolucionaria que que inútilmente tratan de contener los oligarcas con la colaboración del oportunismo, como bien lo han señalado los mandos de las guerrillas del Ejército Popular de Liberación –EPL- que dirige el Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista).
¡Abajo el continuismo pro fascista de Santos y Zuluaga! ¡Abajo!
Con el Voto en Blanco en la Segunda Vuelta Presidencial… ¡Adelante!
Por un Gobierno y una Asamblea Constituyente Popular… ¡Al combate!
¡Combatiendo Unidos Venceremos!
Comité Ejecutivo Central
Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)