Señoras y señores miembros de las FFAA de Colombia, desde iniciado nuestro alzamiento en armas y basados en reglamentos internos , pero ante todo en nuestras convicciones, ningún miembro de nuestras filas, ingresa a ellas alguien obligado ni presionado; cumplirlo al pie de la letra, es algo sin excepciones en nuestra fuerza.
Sin embargo, los grandes medios de información, repiten y repiten que reclutamos personas a la fuerza, lo cual se convierte en propaganda confusionista, que viola aquel importante precepto que enseña, que con la verdad basta y la mentira engaña.
El ELN, por el contrario considera, que el servicio militar obligatorio, en Colombia, sí es altamente cuestionable por cuanto es obligar a los jóvenes colombianos, a servir en uno de los bandos en conflicto, por encima de su voluntad.
No es igual, señores y señoras, el servicio militar obligatorio en un país sin conflicto armado interno o en un conflicto con otros países, que en Colombia donde el ejército oficial enfrenta por la vía de la guerra a sus propios hermanos nacionales, por diferencias políticas, dentro de un régimen donde las clases que están en el poder, imponen su dominio.
Un joven como miles de ustedes, reclutados a la fuerza, vive un grave conflicto cuando el concepto de defender la patria se materializa, controlando en retenes la comida que necesitan los campesinos en las regiones donde habitan, o deteniendo pobladores a los que se les sindica de colaborar con la insurgencia. ¿Cuál patria se defiende con esas acciones?
Cuál patria defiende el Esmad dispersando violentamente la población movilizada por el derecho a la salud, la educación, la vivienda, etc.
¿Cómo puede entenderse que se defiende la patria cuando se encarcela o mata a los campesinos, que luchan por un pedazo de tierra que necesitan sobrevivir? Así podríamos citar muchos casos que ocurren a diario en el país, sin tocar otros muy graves de nuestra historia y el papel desempeñado en ellos por las Fuerzas Armadas del Estado cumpliendo órdenes de sus comandantes en jefe, los presidentes de turno.
Prestar de manera obligada el servicio militar, en un país gobernado por minorías, para enfrentar a muerte los hombres y mujeres de su mismo pueblo, no puede considerarse un servicio a la patria, sino todo lo contrario, un daño terrible a una patria que urge superar el enfrentamiento fratricida; ser consecuente con ello exige hacer prevalecer el derecho de los jóvenes a negarse al reclutamiento obligatorio y ejercer su derecho a la Objeción de Conciencia, y que desde el Estado se asuma la suspensión del servicio militar obligatorio.
Otra fórmula perversa existente en nuestro país es la de haber convertido la Libreta Militar en documento esencial para poder buscar trabajo, presionando de esa manera a los jóvenes a prestar el servicio militar y convertirse por definición del Estado a servir de carne de cañón sin ser esa su libre decisión. ¿Cuándo desaparecerá esa fórmula perversa?
Señores y señoras integrantes de las Fuerzas Armadas del Estado, la paz que sueñan millones de colombianas y colombianos, incluida toda la insurgencia, exige el examen juicioso de estas realidades que por un lado generan confusión y por el otro, desde el poder, obligan a la juventud a entregar su vida o cuando menos parte importante de su juventud, a involucrarse en una guerra donde el objetivo son sus propios compatriotas, a quienes consideran su enemigo principal o su “enemigo interno”.
Por todo lo anterior, plantearse hoy un proceso de paz realista, en la búsqueda de justicia y equidad social, democracia y soberanía, hace indispensable las anteriores reflexiones en el seno de las Fuerzas Armadas del Estado.