En este tercer mensaje dirigido a todos Ustedes, haré mención a la doctrina militar puesto que si Colombia está iniciando un camino para la paz, el tema de la doctrina militar, requiere indispensable discusión y tratamiento, toda vez que hoy tanto dicha doctrina, como la esencia de las Fuerzas Armadas están inspiradas y organizadas para la guerra.
Lo anterior lo ven muchos analistas nacionales e internacionales, que sienten la urgencia de una Colombia en Paz, como la vemos la insurgencia.
Sin duda, la doctrina militar con la que nació el ejército colombiano, es orgullo para sus ciudadanos, porque era bolivariana, patriótica e internacionalista.
Así lo registra la historia. Fue brillante la gesta libertadora y sus batallas que concluyeron en la derrota del imperio español en la Batalla del Puente de Boyacá, dejando gloria, reconocimiento y admiración para nuestros soldados patriotas; esta herencia, señores y señoras es patrimonio de todos los colombianos.
Sin embargo y justo luego de esas gloriosas batallas dirigidas por nuestro Libertador, éste dejó para las futuras generaciones una premonitoria frase, que es necesario retomar por su profundidad y vigencia:
“Los Estados Unidos de Norteamérica parecen destinados por la providencia, para plagar de hambre y miseria a la humanidad en nombre de la libertad”.
Poco tiempo después, Bolívar moriría traicionado y solo, en la histórica ciudad de Santa Marta.
Estamos obligados, señoras y señores, a estudiar lo que ocurrió después, para aprender de nuestra historia y que ello nos permita puntos de unión, lecturas comunes como sociedad y como pueblo, al que pertenecemos los soldados guerrilleros y los soldados del ejército gubernamental.
Los hombres y mujeres agrupados en el ELN, valoramos, junto con muchos otros colombianos y colombianas, que es indispensable, encontrar en los capítulos de nuestra historia, cómo fue el tránsito de la doctrina bolivariana, hasta la actual doctrina militar colombiana, que terminó colocando en orillas opuestas y en enfrentamiento fratricida al pueblo colombiano, en los casi últimos 200 años.
El que una potencia extranjera como Estados Unidos, incida de forma determinante, sobre el curso del enfrentamiento interno entre los colombianos, requiere de urgente revisión.
Estar abiertos a estos análisis, es indispensable hoy, cuando el gobierno y la insurgencia adelantan diálogos de paz, que es otro camino diferente al de la guerra, que lleva más de medio siglo de manera ininterrumpida.
El concepto de “enemigo interno” que justifica la acción violenta de parte de las Fuerzas Armadas colombianas contra los luchadores populares, debe examinarse a profundidad.
Los más altos valores que debemos encarnar todos los colombianos, incluidas por su puesto las Fuerzas Armadas, es la defensa de la patria, los encontramos en la historia misma de Colombia, por lo que es necesario evaluar por qué los oficiales del Ejército se forman en la Escuela de las Américas, bajo la instrucción de militares estadounidenses y que sea esa potencia imperialista la que rija los destinos de Colombia, en materia política económica y militar.
Finalmente el que en este conflicto interno de más de 60 años de duración, se estén enfrentando hijos e hijas del mismo pueblo, regando con su sangre el suelo patrio, debe ser motivo de reflexión por parte de las Fuerzas Armadas del Estado y la Insurgencia.
Sin duda un riguroso análisis de lo anterior, llevará al replanteamiento de la doctrina militar.