He tomado atenta nota de su carta enviada al Presidente Juan Manuel Santos y al Comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Timoleón Jiménez, de la cual usted gentilmente me hizo llegar copia.
Doña Gloria, Usted es conocedora que desde hace más de 20 años, desde la insurgencia hemos hecho importantes esfuerzos en aras de la paz, porque ese es el más grande anhelo del pueblo colombiano.
Usted registra con mucha precisión, que “(...) el genocidio gestado por el Estado se originó en forma premeditada, sistemática y generalizada desde el año de 1946 (…)” y fue la causa de fondo que llevó, 17 años después y 15 años luego del magnicidio de su padre, al levantamiento armado de la insurgencia revolucionaria. Decisión que se da, luego de muchas búsquedas y esfuerzos por las vías políticas legales, frustradas desde siempre.
Todo lo ocurrido después del asesinato de dirigente popular Jorge Eliécer Gaitán, sellado con el pacto oligárquico del Frente Nacional, que oficializa la exclusión del pensamiento y acción de la izquierda colombiana y de la oposición política, no hicieron más que ratificar el análisis del sacerdote Camilo Torres, que las vías legales para que el pueblo accediera al poder estaban cerradas.
Fue en esas circunstancias históricas que se produce nuestro levantamiento en armas.
Es por eso, que hemos reafirmado que el conflicto armado colombiano es de naturaleza política y solamente reconociéndolo y yendo a sus causas, será posible abrir los caminos de la paz.
Hoy como Ejército de Liberación Nacional desarrollamos diálogos con el gobierno nacional con expectativas y esperanzas, pero también con dudas y preocupaciones porque precisamente hay quienes, dentro del gobierno y del Estado, piensan que la paz es el sometimiento y rendición de la insurgencia, y ven al Estado como el ente al cual la insurgencia debe someterse.
La insurgencia colombiana es producto de la imposibilidad de encontrar cauces legales para la acción política. Hoy estamos explorando en estos diálogos, la posibilidad de hacer política sin armas, luego de más de 65 años de conflicto.
En el Ejército de Liberación Nacional somos conscientes que sólo será posible transitar el camino de la paz con una amplia participación organizada de las inmensas mayorías excluidas, en más de 65 años, de la acción política, del gobierno y del poder. El Estado debe garantizar que no excluirá, que no asesinará y que no perseguirá a nadie por sus ideas políticas.
Construir la paz en Colombia, pasa por tratar el sentido problema de las víctimas, con respeto y consideración a ellas mismas, a sus procesos y derechos.
En el Ejército de Liberación Nacional asumimos la responsabilidad que nos toca en estos más de 50 años de confrontación con el Estado.
Nuestra organización se inscribe, en ese sentido, en la doctrina universal del tratamiento a las víctimas de los conflictos, con Verdad, Justicia y Reparación y el compromiso de No repetición. Todo esto dentro de un Perdón que no olvida. Un perdón constructor de paz e impulsor de la justicia.
Finalmente doña Gloria, agradezco y valoro altamente su disposición de poner al servicio del proceso de paz, el valioso archivo referente a los dolorosos acontecimientos históricos, desde cuando el Estado colombiano cercenó las posibilidades de hacer política por las vías legales al Movimiento Gaitanista, que luego remató con el magnicidio de Gaitán.