Ya el Estado Mayor del Bloque Iván Ríos, que opera en el noroccidente del país, se pronunció con relación a lo verdaderamente sucedido el pasado 16 de septiembre en la vía que une a Tierradentro con Puerto Libertador. Junto con el parte de la emboscada cumplida contra una unidad de la Policía Nacional, nuestros camaradas explican suficientemente los hechos.
Desde luego que la versión del Bloque Iván Ríos riñe por completo con las irresponsables declaraciones de señor general Palomino, Director Nacional de la Policía. Si desde siempre hemos escuchado del alto mando militar y policial las más asombrosas difamaciones contra nosotros, hay que reconocer, sin vacilaciones, que este general los supera a todos en mala fe y fantasía.
Claro, sabemos que él simplemente se toma bien a pecho sus lecciones sobre la guerra de propaganda, ese ganar la mente y el corazón de la población con base en las construcciones más falsas y calumniosas contra los opositores políticos y armados. Se lo enseñaron en sus escuelas de formación, en consonancia con las cartillas de contrainsurgencia elaboradas por el Pentágono.
Que sus jefes políticos inmediatos, el ministro de la defensa y el Presidente de la República, repiquen de inmediato sus infundadas declaraciones, sencillamente prueba que trabajan por la misma causa y con las mismas armas. Hay que ver la felicidad con la que informan al país sobre las muertes de decenas de guerrilleros por obra de los bombardeos y ametrallamientos nocturnos.
Las que contrastan con la serie de adjetivos denigrantes que emplean para referirse a la insurgencia cuando esta logra, en medio de las ultra poderosas condiciones de seguridad de las que se ufanan las fuerzas militares en todo el país, asestarles golpes contundentes, a plena luz del día, con recursos notoriamente inferiores a los poseídos por sus adversarios.
Entonces no queda otro recurso que salir a tratar de justificarse, a tapar su propia arrogancia valiéndose de la desinformación inmediata. Para ello cuentan con su gran celestina en la gran prensa, que no ahorra recursos para multiplicar a velocidades supersónicas la realidad virtual que interesa crear. Esta vez fue la presunta alianza con la banda de los Urabeños.
A la que se añadió la historia de un poderoso minado activado al paso del vehículo policial y luego el remate de los sobrevivientes heridos mediante tiros de gracia. Tan inmediato resulta el efecto de la avalancha informativa que en unas cuantas horas nuestra Delegación de Paz en La Habana resultó asediada y acosada por las más diversas presiones de distintos sectores.
Que incluso sin mala intención, alucinados por la droga mediática, se empeñaron en exigir aclaraciones, condenas, deslindes, definiciones y demás, como si nuestros combatientes en el campo de batalla y ante la reacción oficial, contaran con amplias condiciones para comunicar de una vez a La Habana los pormenores de una guerra en la que el mínimo error cuesta la vida.
Las aclaraciones ya están dadas y no vamos a repetirlas. En esta misma página puede leérselas. Pero sí quisiéramos hacer énfasis en la bajeza de la gran prensa, que aún teniendo en sus manos la evidencia clara de la realidad, cierra los ojos, se empeña en negarla, para insistir tercamente en la desinformación ordenada desde arriba, por encima incluso de lo que ella misma difunde.
Bajo el titular "Guerrilleros se burlaban mientras nos atacaban" , la revista Semana, en su sección Nación, fechada el 19 de septiembre a las 00:00 horas, reproduce, con sus propios comentarios venenosos, la versión de uno de los agentes de la Policía sobrevivientes, publicada inicialmente en el diario El Heraldo de Barranquilla, según indica la propia revista.
Redacta así Semana:
Al primero que le dispararon fue al conductor del camión. “Tuvo que ser un francotirador”, dice el agente… “De inmediato se oyeron ráfagas de fusil desde diferentes puntos y por lo menos seis granadas. El sargento nos gritó que saliéramos, abrió la puerta del conductor, lo arrojó y él hizo lo mismo. Varios logramos salir, pero nos disparaban. Tratamos de reaccionar, pero fue imposible”.
Continúa: En Tierradentro se oyó el estruendo de los disparos, pero los policías que quedaron allá recibieron la orden de no moverse, puesto que había información de que otro grupo guerrillero estaba cerca del pueblo… No tuvieron otra opción que rezar por sus compañeros que estaban en medio del ataque.
Cuenta que después de una hora un grupo de como de 20 o 30 guerrilleros se acercó al camión, tenían una cámara de video y registraron todo lo acontecido. Uno de los subversivos se paró en medio de la vía, se identificó como el comandante ‘Álex o Álvarez’, del frente 58, dijo que obedecía órdenes del ‘Mocho’, y les grito a los sobrevivientes que salieran que no los iban a matar.
En ese momento se dieron cuenta de que había un sobreviviente, y un guerrillero grito (sic): “¡Comandante, acá hay uno vivo!”. El policía les pidió que no lo asesinaran y el guerrillero que dirigía el ataque se le acercó y le dijo que no se preocupara, que no lo iban a matar. Le dio la orden a una guerrillera de brindarle atención médica mientras seguían grabando el video.
Y remata: El agente cree que se cometieron errores, primero, porque existía una amenaza clara y no se mandó el número de hombres suficientes a Tierradentro. También porque iban en un camión desde el cual era difícil repeler el fuego o salir para protegerse.
Queda claro que se trató de una clásica emboscada, en zona de guerra, con fusiles y granadas, a una patrulla policial fuertemente armada, de lo que da cuenta la lista del material recuperado, escoltada además por 4 policías en motocicletas, ejecutada por una unidad guerrillera que ni empleó minados ni remató heridos. Antes bien, les brindó oportuna atención médica.
Poco valor reconoce el sobreviviente a sus policías compañeros de Tierradentro, que se dedicaron a rezar por ellos antes que salir en su ayuda. Una versión sobre los héroes de la patria mucho más ajustada a la realidad que la difundida diariamente por la publicidad oficial. El señalamiento del sobreviviente acerca de incompetencia de sus superiores seguro alcanza al general Palomino.
Definitivamente, con ese apego por el odio y la mentira, va a ser una tarea titánica alcanzar la firma de un Acuerdo Final de paz en la Mesa de Conversaciones de La Habana. No obstante trabajaremos incansablemente para conseguirlo.