Señoras y señores miembros de las FFAA colombianas, los saludo.
Ha pasado más de medio siglo desde que el Ejército de Liberación Nacional se levantó en armas contra el Estado, se declaró una organización rebelde y desconoció por completo la legislación colombiana, iniciando una lucha revolucionaria que desde entonces se mantiene vigente.
Lo anterior ha significado enormes desafíos, los mismos que en otros momentos de nuestra historia, significaron para otros revolucionarios y patriotas como Benkos Biojó, José Antonio Galán, Simón Bolívar, Guadalupe Salcedo y tantos otros.
La decisión de levantarnos en armas contra el Estado no hubiese sido posible sin el respaldo de importantes sectores de la población, que comprendieron que ese camino, aunque difícil y de altísimos riesgos, era el único posible para alcanzar los derechos y las libertades, arrebatadas y negadas a la gran mayoría de la población colombiana.
Desde aquel momento de nuestro levantamiento en armas el 4 de Julio de 1964, asumimos los principios de defender las ideas revolucionarias, democráticas, patrióticas y antiimperialistas, dentro del ideal Bolivariano, latinoamericano e internacionalista. De la misma manera nos hemos regido por una legislación propia consagrada en Estatutos, que rigen nuestra vida de organización rebelde, en Reglamentos que definen nuestro comportamiento como insurgentes y en Normas Humanitarias que regulan nuestros comportamientos con la población.
De la misma manera y en el transcurso de nuestra trayectoria revolucionaria, asumimos y acatamos el Derecho Internacional Humanitario, varios años antes de que lo hiciera el Estado Colombiano.
Más de 50 años de acción revolucionaria actuando contra el Estado colombiano, es el más claro testimonio de nuestra fortaleza, pues el mundo entero puede constatar, que nos hemos mantenido y desarrollado, estamos presentes en todo el territorio nacional incluidas las ciudades, entre ellas las más importantes y somos hoy una fuerza presente y reconocida por el mismo Estado, al punto que de común acuerdo, estamos en un proceso de diálogos con el Gobierno nacional, con el propósito de hallar la paz para nuestra patria.
La razón de ser de nuestra existencia guerrillera y revolucionaria, radica en nuestra sabiduría para luchar dentro de nuestro pueblo, viviendo como él, aprendiendo de sus luchas a lo largo de la historia. Esta es una verdad de a puño así se niegue a diario, por parte de quienes nos adversan, si así no fuera, hubiésemos fracasado desde el comienzo de la lucha, cuando fuimos bastante vulnerables.
Por todo lo anterior acá consignado, siempre hemos rechazado los calificativos peyorativos con que el gobierno, sus grandes medios informativos y las FFAA nos tratan, tales como bandoleros, facinerosos y chusmeros, como nos llamaron en nuestros primeros 30 años de existencia y ahora “terroristas” por definición del Pentágono a partir del 11 de septiembre del año 2001.
En consecuencia y asumiendo los riesgos y las responsabilidades que nuestra condición de rebeldes conlleva, debo ratificar ante Colombia y el mundo, que el Ejército de Liberación Nacional no se rige por las leyes colombianas, lo que no obsta para que algunas de ellas puedan ser tenidas en cuenta y reconocidas, sobre todo en un proceso de paz.
Por todo lo anterior, los grandes medios de Información, el gobierno colombiano y sus Fuerzas Armadas, no deben valorar nuestra conducta insurgente como violatoria de su legislación, y que al actuar por fuera de ella, no la violamos, puesto que algo se viola cuando se está dentro de un marco de acatamiento que obliga y en nuestro caso estamos por fuera de ello.
Lo anterior obliga a encontrar nuevos parámetros para analizar nuestros actos y conductas, como alzados en armas y en rebeldía contra el Estado.
Dentro del contexto que planteo, invito a los miembros de las Fuerzas Armadas colombianas, a un intercambio amplio y profundo sobre todos los asuntos acá consignados.
A los miembros de las Fuerzas Armadas colombianas que me han respondido de manera discreta algunos de mis anteriores mensajes, les reitero en esta oportunidad, que seguiré atento a sus opiniones.