JOSÉ MIGUEL, PEDRO, MAURICIO: INSURGENTES Y LIBERTARIOS POR SIEMPRE
Hace 22 años, la mañana del 10 de octubre, nuestros hermanos Pedro Ortiz, José Miguel Martínez y Mauricio Gómez, fueron asesinados por el primer Gobierno de la Concertación encabezado por Patricio Aylwin, cuando buscaban la libertad fugándose desde la Penitenciaría de Santiago.
Este crimen fue auspiciado desde la Oficina de Seguridad Pública liderada por Isidro Solís, quien estaba en conocimiento de dicho plan de fuga, mediante la infiltración de traidores a una historia heroica de resistencia armada que ha tenido altísimos costos en vida, con miles de muertos, torturados, desaparecidos y presos políticos.
Reconocemos en la disposición del vuelo libertario de nuestros hermanos, la voluntad inquebrantable de lucha y compromiso con esta larga marcha de generaciones por alcanzar una sociedad de verdadera justicia social y respeto absoluto al ser humano y a la naturaleza.
Ellos forman parte de una generación que se mantuvo dispuesta a continuar por los caminos de resistencia popular y por ello estaban encarcelados, mientras muchos renegaban de la historia para insertarse a una institucionalidad que sólo le calza a los intereses de los empresarios, las transnacionales y sus gendarmes civiles y militares.
Recordamos con tristeza esa vil y cobarde masacre, donde el ensañamiento dejó a sus cuerpos con una decena de balas, encontrándose desarmados y siendo rematados en la calle por funcionarios de Gendarmería al mando del teniente Reyes.
Pero también los recordamos haciendo nuestro el compromiso de vida de seguir construyendo una opción de resistencia desde los pueblos pobres que sufren directamente la voraz barbarie del capitalismo y su Estado policial.
Tenemos el deber de reconstruir la memoria y la verdad de cada crimen cometido durante la dictadura y los gobiernos concertacionistas.
Luchar con renovadas fuerzas para que el silencio y el olvido no sigan siendo la tragedia permanente que nos imponen a los pueblos con la impunidad.
Los que seguimos en la lucha libertaria no olvidaremos jamás lo que cada uno de ellos planteaba en sus conversaciones de su opción de vida, de crítica al tiempo histórico donde muchos que habían luchado en contra de la dictadura buscaban acomodar sus opciones individuales y llevar al FPMR a la negociación con la concertación y con ello sepultar la esencia de nuestra razón de ser, que no es otra que ser un instrumento insurgente del pueblo que se organiza autónomamente para combatir bajo diversas formas al capital y sus injusticias
Quienes conocimos al Palito no podríamos olvidar que apenas salió de la Cárcel Pública buscó integrarse a las estructuras clandestinas de la organización para participar en las tareas militares financieras que se impulsaban en ese entonces, siendo nuevamente detenido algunos meses después.
Pedro, siempre humilde y crítico a la crisis que se vivía en ese momento, estaba abocado a hacer esfuerzos para reconstruir el trabajo social rodriguista clandestino, el cual fue truncado al ser capturado gracias a la colaboración de traidores ligados a la Oficina de Seguridad Pública.
Mauricio, un joven revolucionario y rodriguista de corazón, acompañó en este combate por la libertad a Pedro y al Palito sin condición alguna más que su relación de hermandad revolucionaria con el Frente...
A todos ellos, que acompañan las historias de los hombres y mujeres que luchan por nuestro continente y el mundo, nuestro homenaje en un mes que recuerda los combates libertarios de revolucionarios como el Che, Miguel, Raúl, Cecilia, Mauricio Arenas, les decimos que no claudicaremos, que la historia la construyen los pueblos y sus acumulados de luchas, voluntad y valores humanos fundamentales para poder reconstruirnos todas las veces que sea necesario, aprendiendo de nuestros errores y rectificando los mismos, asumiendo que la única posibilidad que tenemos es el compromiso de unidad responsable entre los revolucionarios del continente, del pueblo pobre y los pueblos indígenas.
¡La única lucha que se pierde es la que se abandona!
¡Construyendo fuerza y unidad continental, hasta vencer o morir!