República mexicana, a 14 de noviembre de 2014

AL PUEBLO DE MEXICO
A LOS PUEBLOS DEL MUNDO
A LOS MEDIOS DE COMUNICACION NACIONALES E INTERNACIONALES
A LOS ORGANISMOS NO GUBERNAMENTALES DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS
A LAS ORGANIZACIONES POLITICAS, POPULARES Y REVOLUCIONARIAS
A LOS NORMALISTAS DE AYOTZINAPA, A LOS PADRES DE FAMILIA, A LOS FAMILIARES DE LOS ASESINADOS Y DETENIDOS-DESAPARECIDOS

SU EXIGENCIA POR LA PRESENTACIÓN DE LOS DETENIDOS-DESAPARECIDOS, TAMBIÉN ES NUESTRA LUCHA

¡HERMANOS, HERMANAS, CAMARADAS!

La política de la actual junta administrativa de la mentira aviesa, del engaño premeditado y de la burla cínica sigue siendo una constante sin límites, constituye política permanente de criminalizar a las víctimas del terrorismo de Estado y maniobra política que pretende diluir la esencia del terrorismo político que ejerce el Estado mexicano contra el pueblo y en específico contra los sectores populares organizados fuera de las estructuras corporativizantes.

La sesuda y cientificista investigación gubernamental sobre el asesinato de tres normalistas y tres personas más, la detención-desaparición de 43 normalistas se revela en su esencia tal cual es, vil y descarado montaje mediático que ofende a la inteligencia humana. Los diferentes argumentos y conclusiones que se presentaron el 7 de noviembre en voz de Murillo Karam uno a uno van cayendo por la infinidad de inconsistencias y burdas mentiras para tratar de diluir el crimen de Estado en un simple delito del fuero común cometido por la todo poderosa "delincuencia organizada" y de esta manera eludir la responsabilidad del crimen de Estado y de lesa humanidad que pesa sobre la actual junta administrativa.

Como botón de muestra, todo hombre del campo y el que hace abstracción de la observación de la práctica social sabe, conoce y demuestra con hechos que donde se hace una simple fogata, el calor y los rescoldos no se extinguen en unas cuantas horas y dan cuenta de lo que ahí sucedió; en una fogata de grandes dimensiones y calor a la que alude la PGR, devasta vegetación y capa vegetativa en una amplia área, dejando el lugar estéril y huellas imborrables por meses e incluso por años. En el supuesto de la macabra fogata aludida por Murillo Karam raya en lo absurdo, en la ofensa, en lo grotesco, porque los rescoldos no podrían haberse extinguido y enfriado en unas cuantas horas, bastarían días y aun así las huellas serían imborrables.

Para todo hombre honesto de ciencia, de los cuáles se requiere su participación, es pertinente poner al descubierto toda la falsedad de la "impoluta investigación" de la PGR que perversamente induce y persiste en imponer la hipótesis de la autoría criminal de la "delincuencia organizada", pretensión reforzada por la dictadura de opinión que se ejerce desde los monopolios de la comunicación, que se desviven difundiendo a los cuatro vientos una y otra vez las mentiras del Estado mexicano.

Los crímenes de Estado, el terrorismo de Estado, los crímenes de lesa humanidad, el carácter represivo y antipopular de un gobierno no estriba ni constituye un problema moral o patológico de individuos siniestros, la esencia del fenómeno es que el Estado mexicano tiene el monopolio de la violencia que se ejerce contra el pueblo en diferentes formas y modalidades, en él tiene su origen, de él dimana y tiene un solo propósito: ejercer el terror de clase contra los desposeídos, contra los oprimidos y explotados, porque el carácter del Estado tiene fundamento en la clase social que se sostiene en el poder por medio de la violencia institucionalizada para imponer la voluntad de un puñado de oligarcas que ante un pueblo masacrado siguen exigiendo mayor cuota de sangre y represión.

La tesis de que "todos somos el Estado" es absurda y una bufonada, es cínica y perversa, porque desde esa tesis pretenden que el pueblo se asuma como responsable de los crímenes de Estado, de los crímenes de lesa humanidad, de las atrocidades que cometen las fuerzas represivas bajo el estado policiaco-militar, en esa lógica, todos seriamos criminales de Estado. Funcionarios públicos de todos los niveles, politicastros, integrantes de los cuerpos represivos esos sí son parte del Estado y sin importar su color de filiación partidaria, todos sin excepción, se sujetan a las leyes del funcionamiento del Estado burgués mexicano.

No conformes con los crímenes de Estado que se han cometido a lo largo y ancho del país empresarios y los sectores reaccionarios auto nombrados como sociedad civil; la crema y nata de la dictadura de opinión que se erige como ministerio de la opinión pública; personeros del Estado de toda índole que hablan a nombre de toda la sociedad; politicastros y políticos de oficio que dicen representar al pueblo, en sí, paleros y defensores del régimen se desgarran las vestiduras y pretenden hacerse pasar por genuinos paladines de la justicia y los derechos humanos, todos los beneficiados del régimen se han unido en santa cruzada para exigir una nueva oleada represiva y otro baño de sangre. Ahora resulta que los perpetradores de crímenes de lesa humanidad son los más grandes defensores de los derechos humanos, ¡Qué gran cinismo!

Los defensores del régimen llaman a cerrar filas en un falso pacifismo para seguir criminalizando la protesta popular combativa; desde los monopolios de la comunicación, las plumas y voces mercenarias en una lógica policiaca propia del Cisen y los diferentes órganos de inteligencia civil y militar "descubren" "vasos comunicantes" unas veces en la delincuencia y otras con la insurgencia, "infiltraciones", "nexos", "vínculos", "presencia de comandantes insurgentes" en comitivas de dialogo, "fachadas guerrilleras"... en clara maniobra mediática para preparar una nueva campaña contrainsurgente y de terrorismo de Estado. La espada del Cisen está siendo enfilada hacia Oaxaca y Chiapas, para desatar una nueva oleada de terrorismo de estado en beneficio del capital monopolista y transnacional.

Los llamados a aplicar el estado de derecho, a sujetarse a la ley, a aplicar todo el peso de la ley, a recuperar el "orden" y la "paz social" constituye la exigencia de los grandes empresarios y sectores reaccionarios por ejercer la represión masiva y selectiva y justificar el estado policiaco-militar. El orden y la paz social a la que apelan, no es más que una dictadura militar con rostro civil, forma en la que se impone la voluntad y la democracia burguesa en nuestro país. Es la paz de los fusiles, las bayonetas, las fosas clandestinas, de la bota policiaco-militar, de los ríos de sangre de los asesinados impunemente y de las cárceles clandestinas con sus potros de tortura donde confinan a los detenidos-desaparecidos. Con esa paz el pueblo nunca estará de acuerdo, contra ese estado de cosas es que el pueblo se indigna, protesta y desarrolla la acción política generalizada contra el régimen.

Las ejecuciones extrajudiciales, los crímenes de lesa humanidad, los muertos por hambre, la miseria, los feminicidios, la muerte producto de enfermedades curables, el analfabetismo, la deserción escolar, la alta tasa de mortalidad infantil por desnutrición, las taras mentales producto del hambre, los salarios de hambre, los más de 150 mil asesinados en una falsa guerra contra el narcotráfico, los más de 85 mil detenidos-desaparecidos por motivos políticos y sociales, los más de 1.5 millones de desplazados por la violencia del Estado, el despojo sistemático que genera la acumulación originaria del capital, el despojo legalizado de las tierras comunales y ejidales, la expatriación forzada por hambre y violencia, el empobrecimiento de más de 90 millones de mexicanos en condición de pobreza y miseria, la homeorresis impuesta... eso sí es violencia, la violencia del Estado, la violencia de la oligarquía que se ejerce de forma constante y sistemática contra el pueblo.

La protesta popular en sus diferentes expresiones que exige la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa, el castigo de los criminales de Estado que se han cebado contra el pueblo hoy desde la dictadura de opinión y los defensores del régimen la tildan de violencia, nada más falso, afirmaciones dolosas de lógica policiaca y de pensamiento maniqueo.

La protesta popular que hoy vemos en todo el país es la crítica política de las masas al régimen neoliberal, es la condena combativa de los diferentes sectores populares al gobierno antipopular y represivo; es la exigencia de un pueblo con memoria histórica y dignidad que exige justicia y castigo a los criminales de Estado; es la respuesta combativa del pueblo agraviado que ya no está dispuesto a seguir poniendo la otra mejilla.

De frente a los crímenes de lesa humanidad, ante el terrorismo de Estado que asola al país la protesta "civilizada" es insuficiente y no basta para contener esta oleada represiva y de terrorismo de Estado, con buenas intenciones y súplicas martirológicas que crean falsas esperanzas no se detendrán los ríos de sangre y las fosas clandestinas repletas de víctimas que surcan a todo el país.

Los crímenes de Estado cometidos el 26 y 27 de septiembre quedan al descubierto con la amenaza del secretario de la SEDENA, general Salvador Cienfuegos Zepeda, contra el pueblo movilizado, los diferentes organismos defensores de los derechos humanos y contra todo aquel que exige justicia contra los criminales de Estado; con su declaración engallada queda de manifiesto el carácter represivo de las fuerzas castrenses que hoy le exigen al Ejecutivo mayor impunidad, extensión del fuero criminal y del derecho de pernada. Amenaza que no prosperará ante la voluntad popular de combatir de un pueblo agraviado y ultrajado que cada vez más cobra conciencia de sí y para sí.

La exigencia por la presentación de los 43 detenidos-desaparecidos de manera forzada es legítima, por tanto legítimas y necesarias son las diferentes expresiones de la movilización popular combativa; necesario también es exigir el reconocimiento de todos los crímenes de Estado que han cometido los gobiernos neoliberales, la detención-desaparición forzada por motivos políticos y sociales no es solamente un secuestro, en esencia es un crimen de lesa humanidad.

Los 43 detenidos-desaparecidos de Ayotzinapa es la cifra más reciente y conocida por su magnitud en la danza del terrorismo de Estado que flagela al país, cifra que sobrepasa los 85 mil con creces; luchar por la presentación de los 43 normalistas lleva implícita la lucha por todos los detenidos-desaparecidos de ayer y hoy. Pongámosle nombre y apellido a cada uno de los detenidos-desaparecidos de manera forzada por el Estado, son crímenes de lesa humanidad que deben ser juzgados como tal, más de 85 mil desapariciones forzadas es dato estadístico en abstracto, lo concreto son los nombres de cada uno de ellos, los nombres de nuestros dos detenidos-desaparecidos en el 2007 son Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya.

Si un nuevo crimen de Estado se está cocinando a partir de la exigencia oligárquica y encubierta con la voz y pluma progobiernista; si las fuerzas represivas se ceban una vez más en el pueblo indefenso, no dudamos que de ese tamaño será la respuesta popular.

¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!
¡PRESENTACION CON VIDA DE LOS 43 NORMALISTAS DE AYOTZINAPA DETENIDOS-DESAPARECIDOS POR EL ESTADO!
¡A SEGUIR EXIGIENDO LA PRESENTACIÓN CON VIDA DE TODOS LOS DETENIDOS DE AYER Y HOY!
¡A CERRAR FILAS CONTRA EL TERRORISMO DE ESTADO!
¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARA!

COMITÉ CENTRAL
DEL
PARTIDO DEMOCRATICO POPULAR REVOLUCIONARIO
PDPR

COMANDANCIA GENERAL
DEL
EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
CG-EPR

Año 50.
República mexicana, a 14 de noviembre de 2014.