Aclimatar Colombia a la paz

ACLIMATAR COLOMBIA A LA PAZ*

Quizá sea poco riguroso usar la palabra desescalar, pero en sentido común se refiere a reducir la intensidad de la confrontación armada, de moda en la opinión nacional y en boca de los analistas.

Ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo de cese del fuego bilateral, paso necesario e inevitable si se quiere crear un clima favorable, para una solución política, aparece ahora la idea de desescalar el conflicto armado.

Sería más sabio desescalar las causas y prácticas que le dieron origen y lo reproducen, pues para el ELN y los desposeídos de Colombia estamos ante un conflicto armado de Naturaleza Política, reiterado cada día en la forma como el gobierno trata los conflictos con las organizaciones populares y las comunidades.

Históricamente los gobiernos y el Estado colombiano han gravitado muy cerca de la guerra total, por esto su relación estrecha con mafias y paramilitares, con estrategias y prácticas de terrorismo de Estado, que han vulnerado la ética y en muchos momentos nos han colocado, casi en el punto de no retorno.

Al terrorismo de Estado se llega por la inversión total en la doctrina militar, al considerar que la principal forma de disuasión es el uso exagerado de la violencia contra la sociedad. En esencia la disuasión es el no uso de la violencia, es evitar usarla.

En ese contexto crudo y real, el ELN hizo la propuesta de Humanización de la guerra, con el propósito de recuperar los límites éticos, que el Estado había roto en la década de los 80 del siglo pasado.

En la misma dirección el ELN ha expresado a los cuatro vientos la necesidad de construir una cultura de paz, camino que la humanidad a lo largo de la historia ha edificado a través del Derecho de la guerra y del Derecho Internacional Humanitario; tanto para regular la confrontación, como los comportamientos; el régimen siempre negó estas propuestas.

Mejores instrumentos no pueden existir para desescalar la confrontación militar. Habrá que preguntarse, entonces ¿de qué tipo de desescalamiento se habla? Muy seguramente se espera que la guerrilla siga haciendo "gestos" unilaterales, de los que el gobierno saca ventajas militares, además de mostrarlos como una manifestación de debilidad, con lo que logra alta rentabilidad mediática.

Para ir en la dirección que se quiere, es elemental que las dos Partes en esta confrontación, gobierno e insurgencia, tengan voluntad para proponérselo. Salta de inmediato un interrogante, sabiendo que el gobierno tiene en mente el aniquilamiento de la guerrilla. En una guerra, quien se siente más poderoso, tiene mayor responsabilidad en la búsqueda de la paz; pero si éste sigue muy prepotente, el menos fuerte poco creerá sus intenciones de paz.

Claridad en los caminos, da seguridad en el logro de los objetivos.
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* Editorial de la Revista Insurrección Nº 454-