La Delegación de Paz de las FARC-EP y la Subcomisión de Género reitera nuestro más caluroso y fraterno saludo a Olga Amparo Sánchez de la Casa de la Mujer, a Ana Elsa Rojas, de la Asociación de Mujeres por la paz y los Derechos de la Mujer. a Marina Gallego de Ruta Pacífica, a Ángela Cerón de Iniciativas de Mujeres de Paz, a Claudia Mejía, de Sisma-Mujer, a Patricia Ariza, de la Corporación Colombiana de Teatro.
Para las guerrilleras y los guerrilleros de las FARC-EP, la presencia de ustedes hoy, en la Mesa de Conversaciones, tiene una importancia extraordinaria. Por un lado, porque la participación de organizaciones y movimientos sociales y políticos en la Mesa ha sido una reivindicación permanente por parte de las FARC-EP desde el inicio de las conversaciones de paz. Y como tal Ustedes les representan. Por otro lado, porque su presencia es una de las expresiones concretas de una creciente conciencia, de esa dinámica y transversalidad, cada vez más generalizada e imperiosa, para que el horizonte de los derechos de las mujeres sea asumido, con enfoques, propuestas y articulaciones integrales y diferenciales.
Para las FARC-EP la interlocución con las organizaciones sociales recoge en parte la voz del pueblo colombiano, que es el sostén fundamental de nuestras propuestas, y que a su vez responde a los anhelos en la construcción de otro modelo de sociedad, diverso en la conjugación de las libertades, democrático y participativo.
Incluir a las mujeres en el proceso de paz significa, por lo tanto, incluir a las campesinas, a las indígenas, las afrodescendientes, a las mujeres que cuidan sus familias y comunidades, a las profesionales, a las trabajadoras, y por supuesto también a las guerrilleras. Somos parte de ese torrente de mujeres colombianas que sienten con todo su corazón que ha llegado la hora de las transformaciones, para que hombres y mujeres puedan gozar de plenos derechos y tener las mismas oportunidades en todos los campos. En este sentido, la igualdad formal, aun siendo imprescindible, no siempre es suficiente; tener los mismos derechos no necesariamente significa tener las mismas oportunidades. No bastan declaraciones en el papel. Se requieren transferencias de poder, empoderamientos reales.
Sabemos que el conflicto ha producido un negativo impacto diferencial en las mujeres colombianas. La guerra ha creado toda una serie de problemáticas que desgarran profundamente, que deben ser resueltas de manera urgente; el fin del conflicto armado es una premisa para ello, pero no es suficiente, porque un acuerdo de paz no resuelve en sí mismo los conflictos sociales y políticos que afectan a las mujeres. Por ello, somos conscientes que la firma de un eventual acuerdo de paz no va a acabar automáticamente con la discriminación de género, de etnia o de clase. Nuestra lucha política por la Nueva Colombia, sin discriminación de ningún tipo, seguirá siendo una tensión en la realidad del día a día.
Una organización anti-capitalista y anti-neoliberal como la nuestra, necesariamente debe ser anti-patriarcal. No puede ser de otro modo. Pero más allá de pronunciarnos en contra de sistemas y modelos, queremos ser propositivas y encarnarlas en los proceso de lucha y transformación. Potenciar las facultades de las mujeres y su autodeterminación en la vida misma de los espacios colectivos, en todos los niveles y dimensiones existenciales, hace parte de nuestra propuesta insurgente. La deuda histórica de Colombia con las mujeres debe empezar a ser saldada.
Las mujeres y los hombres de las FARC-EP creemos firmemente que el enfoque de género en los acuerdos de paz no se puede únicamente reflejar en frases grandilocuentes o en volcamiento automático de un lenguaje que puede luego ser y quedar vacío, sino que debe tener un impacto real, en el curso de un proceso emancipatorio, de conformación o hacedor de cambios. Por lo tanto, queremos escuchar sus opiniones, planteamientos y sugerencias para que un acuerdo de paz se convierta también en una herramienta útil enclavada en la cotidianidad,en los entornos públicos y privados, para acabar con la discriminación y las violencias que durante siglos hemos venido sufriendo las mujeres colombianas. Sus aportes son cruciales. Estamos seguras que servirán como insumo definitivo para las discusiones en la Mesa y la proyección de los acuerdos.
Lo que han expresado hoy aquí lo acogemos con gratitud, responsabilidad y compromiso. La paz la construimos con todas las voces, con todos los colores y con todo el torrente popular y democrático y claro con la sabiduría y acción de las mujeres colombianas. Sabemos que ustedes han batallado desde todas las orillas por la paz, y se han ganado para todas las mujeres, para nosotras, un pódium en la historia.
Hoy hemos compartido sus sentimientos y abrazos con toda la carga emocional que produce trabajar por alcanzar una paz con justicia social, estable y duradera.
Delegación de Paz de las FARC-EP
Subcomisión de Género.