PARA EL CONOCIMIENTO DEL PUEBLO
A LOS INTEGRANTES DEL EJÉRCITO FEDERAL MEXICANO
Cuánto entusiasmo y cuántos deseos de servir a nuestra Patria desbordamos quienes hemos ido a presentar nuestro examen a las escuelas militares, que dicho sea de paso no son precisamente las "herederas" de nuestras luchas revolucionarias, e ignorándolo nos inscribimos. Y al ya estar en estas escuelas empezamos a notar los rasgos diferenciales que existen en ellas sin darles importancia y como jóvenes se continúa haciendo gala del uniforme, de la disciplina, del porte, con tal de salir como oficiales.
Pero una vez como subtenientes y al reportarse a su respectiva base es ahí en donde continúan los abusos convirtiéndose en un verdadero "calvario" pues se está a merced del despotismo de los superiores, que sin importar el medio involucra a la mayoría de los nuevos subtenientes que llegan como pan caliente y los convierten en cómplices de todo tipo de acción relacionada sobre todo con la delincuencia organizada, con quien los obligan por supuestas órdenes superiores a participar y bajo la tutela del mando militar los convierten en brazo armado de los cárteles de la delincuencia organizada.
No sin antes pasar por el entrenamiento forzoso por obligatorio de fuerzas especiales en cualquiera de los ámbitos de las fuerzas del ejército, la marina o la fuerza aérea, entrenamiento en el que se terminan olvidando ilusiones juveniles, humanismo y la esperanza de regresar a la vida civil como si nada hubiera pasado. Entrenamiento dirigido desde el Pentágono yanqui con un solo fin: conservar el sistema de explotación capitalista y con él su poderío militar.
Una vez entrenados física-militar y psicológicamente, están listos para enfrentar a quienes les ordenen los mandos superiores, no importa si son bandas de delincuentes o ciudadanos totalmente inocentes, siendo el resultado una serie de actos y de prácticas inhumanas, desde el enfrentamiento -cuando lo hay-, las detenciones, la tortura durante el traslado, la presentación en el ministerio público -si la hay-, el proceso, la prisión. Total que no importa de quienes se traten, se deben cumplir las órdenes superiores aunque atenten contra los propios, no romper por ninguna causa la cadena de mando.
Es decir, cuando se trata no de presentar a los detenidos sino de llevarlos a otro destino que no sea el ministerio público sino una prisión clandestina dentro de las instalaciones del más cercano batallón o edificio militar o, en su defecto, una cañada, un cerro, un bosque, un vuelo para ser arrojado vivo o inconsciente al mar, o un basurero alejado del lugar de la confrontación o la detención.
Y todos estos "procedimientos" son mucho más terroríficos cuando se trata de luchadores sociales o militantes revolucionarios a quienes se les tortura hasta producirles la muerte con tal saña que para no dejar rastro que pudiese descubrirlos terminan por sepultarlos en fosas clandestinas o incinerándolos en hornos crematorios que sólo el ejército tiene en instalaciones de su propiedad como son los hospitales en donde está plenamente justificada su existencia o en sus propios velatorios.
Estas acciones que se ven obligados a ejecutar sobre todo los oficiales y la tropa seleccionada han mellado y acabado por corromper y podrir a un sector de las fuerzas militares, porque a fuerza de repetirlas les ha creado profundos traumas, ya que a nadie que no sea del grupo pueden comentar en qué consiste en realidad su actividad y se ven impedidos a denunciar la cloaca que existe en el ejército y en la que viven porque el costo es muy grande: su vida y la de su familia.
Y no pueden denunciar porque esta cloaca que es el ejército como institución del Estado burgués está protegida por éste, desde la presidencia como jefe de las fuerzas armadas y la cúpula castrense.
Por lo que a pesar de vivir una situación traumática que los enferma cada día más, continúan en el ejército por sobrevivencia y para no terminar como sus propias víctimas, en caso de rebelarse. Y continúan siempre obligando a las tropas bajo su mando, gente del pueblo que no encontró otra salida más para sobrevivir, que ser soldados.
Cuántos militares hay en el ejército que son hostigados, ellos y su familia, por los jefes que ocultan un conjunto de hechos, los cuales les deben solapar, tales como la homosexualidad, la violación a hombres y mujeres que se encuentran dentro de sus filas, el hostigamiento sexual y la drogadicción.
Es por eso que entendiendo la situación de las fuerzas armadas jamás hemos sido capaces en el combate de asesinarlos a mansalva y hoy tienen una oportunidad para llenarse de valor y gloria al dar a conocer la verdadera actividad que realizan, de denunciar y demandar a sus superiores, porque debemos recordar que también forman parte de la lucha de clases y comprender que con esta política neoliberal que nos han impuesto, para poder subsistir y sobrevivir los están obligados a reprimir a nuestro pueblo ya sea uniformados o vestidos de civil.
Ustedes bien saben que ha habido y aún hay, muchos presos civiles y militares en sus campos sin ninguna oportunidad de libertad, porque muchos de ustedes tuvieron, a veces, que defenderse de su oficial con las armas, hasta por el abuso que cometen con otros oficiales de bajo rango y con la tropa.
Es por ello que les hacemos un llamado al decirles que es el momento de reflexionar, es el momento de decir ¡basta!, denunciemos de alguna forma o por algún medio la corrupción y lo más prostituido del sector del ejército federal que se sostiene siempre amparado en el "jefe supremo" que hoy por hoy es, para mayor seña, Enrique Peña Nieto.
Al ser el ejército el principal instrumento represivo y ejecutor de los crímenes de lesa humanidad en México, sirvan estos párrafos para la reflexión, porque el origen del pueblo nunca debe perderse, mucho menos la condición humana. No se debe seguir siendo partícipe de los crímenes de lesa humanidad como los cometidos en Iguala el 26-27 de septiembre.
A todos aquellos elementos en activo que aún conservan las raíces populares y la dignidad humana nada tienen que hacer en las fuerzas represivas, abandonar las filas no es deshonra, menos traición a la patria de los burgueses porque a quien se le asesina es la esencia del pueblo, a los hijos del pueblo. Debemos identificar al verdadero enemigo del pueblo, el enemigo común es la burguesía, su Estado y el imperialismo.
El ejército tiene una estructura, en ella existen elementos que conocen el paradero de todos los detenidos-desaparecidos, apelando a su condición humana y de verdadera honorabilidad denuncien el paradero de los detenidos-desaparecidos así como a los responsables intelectuales que aun en contra de su voluntad les han dado la orden de detener-desaparecer no sólo a los normalistas de Ayotzinapa, sino a los miles de mexicanos que se encuentran en esa condición.
Un verdadero acto de valor y honor es desacatar toda orden que implique perpetrar crímenes contra el pueblo, en específico crímenes de lesa humanidad.
¡A DENUNCIAR LOS CRIMENES DE ESTADO!
¡DESACATAR ORDENES CRIMINALES CONTRA EL PUEBLO!
¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!
¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARA!
COMANDANCIA GENERAL
DEL
EJÉRCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
CG-EPR
Año 50.
República mexicana, a 16 de diciembre de 2014.