En su primera alocución del 2015, el presidente Santos ha urgido a sus negociadores en la Habana, a acelerar la discusión de un cese bilateral al fuego y las hostilidades.
No hay duda que este anuncio público, llena de expectativas a todas y todos los colombianos humildes, en particular a quienes viven en las llamadas “zonas de conflicto” que son millones de compatriotas que padecen los rigores de un ambiente de guerra y de grandes operativos militares, en los que muchos de ellos son sus víctimas.
Podemos decir que el presidente responde así a la reiterada solicitud de numerosas organizaciones populares y sociales, que con anterioridad han solicitado el cese bilateral del fuego y hostilidades entre el gobierno y la insurgencia, como una necesidad que la dé confianza al proceso de paz.
No tengo la menor duda que este anuncio presidencial, motiva positivamente a los cientos de miles de mujeres y hombres de las FF.AA colombianas, particularmente a un alto número de soldados y policías, que son la fuerza que asume las acciones de orden público y que son también quienes mueren o son heridos en el campo de batalla.
También es positivo el anuncio para los miles de guerrilleras y guerrilleros de Colombia, quienes hemos planteado la urgencia de un cese bilateral del fuego y las hostilidades.
Solo pensar en una Colombia donde los humildes no tengamos que enfrentarnos a muerte en una guerra que se nos impuso, por los señores que tienen en sus manos el poder, es soñar en un mañana donde todos los humildes podamos mirarnos como hermanos, como compatriotas y como hijos de mujeres sencillas de nuestro pueblo, que también desean de todo corazón, que la guerra termine para que sus hijos e hijas retornen a su hogar.
El ELN, señoras y señores de las FF.AA colombianas, ha urgido por un cese bilateral del fuego y las hostilidades, desde hace mas de 20 años; pero cuando se nos dio respuesta, fue para decirnos que eso no era posible, mucha sangre humilde de militares, policías e insurgentes ha sido regada en nuestro suelo patrio desde entonces.
Colombia requiere que desde el soldado y policía recién ingresado a la institución policial y militar, hasta los mandos de mayor rango en dichas instituciones, al igual que todos los niveles de la insurgencia, nos preparemos desde ya, sobre todo espiritualmente, para asumir con alta responsabilidad el deseado momento en que sea oficialmente decretado entre el gobierno y la insurgencia, el cese bilateral del fuego y las hostilidades, como un paso importante hacia la paz de Colombia.
Estoy convencido que todas y todos los policías y militares, acatarán la orden del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas colombianos y no tengan ustedes ninguna duda que las mujeres y los hombres del ELN esperan que esa orden llegue, para cumplirla cabalmente.