He estudiado sus preguntas formuladas en días pasados en un artículo de prensa, le manifiesto con sinceridad que me causaron alegría porque muestran su interés por indagar en asuntos que preocupan al país y que solamente mediante un diálogo franco e incluyente, construiremos caminos de entendimiento.
Las circunstancias difíciles que hemos tenido que vivir los colombianos y colombianas, han roto el diálogo directo y se ha reemplazado por interpretaciones, algunas veces amañadas, se ha creado estereotipos que distorsionan la realidad y como decía un ex magistrado, no es equilibrado ni sensato clasificarnos entre buenos y malos, porque la insurgencia no es tan mala como la pintan los medios, ni el Estado es tan bueno como se cree, sin que se pretenda por ello, eximir a nadie que tenga responsabilidades en este grave conflicto que vive Colombia.
Yendo a sus puntos de vista y preguntas, debo decirle que la notoria variedad de opiniones políticas existentes hoy en nuestro país, hace que por ejemplo, el anuncio hecho por el ELN el pasado 7 de enero en su 50 aniversario, haya sido visto de manera diversa por quienes se interesan por la política Colombiana. Toda esa diversidad nos merece respeto y el solo hecho de que se retomen los intercambios, aporta a los consensos y disensos que enriquecen la dinámica política nacional, por ello bien venido el diálogo multilateral que necesita esta Colombia de exclusiones.
Como lo señaló recientemente Antonio García, “Ojalá fuera mañana el momento de firmar los acuerdos”, pero este conflicto es muy complejo y las soluciones debemos construirlas entre todos.
Desde hace más de 20 años el ELN inició diálogos en búsqueda de la paz, que es nuestro máximo objetivo y sueño; sin que estemos satisfechos con los resultados, no consideramos que hayan fracasado como usted lo afirma.
Dichas experiencias son parte del difícil camino recorrido y hoy es sobre tales experiencias que asistimos al actual proceso, buscando poner fin a casi 70 años de conflicto ininterrumpido.
Una de las mayores enseñanzas de los diálogos anteriores es que hoy, sólo si se logra la participación activa de la sociedad, sobre todo la excluida de los destinos del país, el diálogo tendrá éxito, nadie puede reemplazarla.
No voy a entrar a polemizar en las causas de las interrupciones o escasos avances en los procesos anteriores, sólo decir que se han conocido las "verdades del gobierno" y se desconocen las valoraciones de la insurgencia, esa unilateralidad hace perder objetividad de lo ocurrido, es necesario resolverlo para que el actual proceso de paz sea conocido con realismo por la opinión nacional, ese es un deber de los medios de comunicación, si se actúa con objetividad gana la paz.
Los guerrilleros somos de los más interesados en que no siga siendo necesario estar alzados en armas, ejerciendo el derecho a la rebeldía para resistir y luchar, es mucho mejor hacerlo legalmente en las plazas públicas, barrios o veredas.
Sin embargo en ese esfuerzo asesinaron a Gaitán, se produjo el genocidio de la Unión Patriótica, además fueron aniquiladas otras organizaciones, A Luchar y El Frente Popular, solo para nombrar las más sobresalientes.
Hoy la intensidad del terrorismo del Estado y la Guerra Sucia, que produjeron esos luctuosos acontecimientos ha disminuido, pero nadie con sensatez puede decir que ese monstruo haya desaparecido, siguen los asesinatos selectivos de dirigentes y luchadores populares, las masacres, las amenazas son permanentes, el uso del exilio es obligatorio y no son ni capturados ni identificados en la “exhaustivas investigaciones” las Águilas Negras y demás bandas que siembran el terror.
Con el anterior panorama, el ELN no coincide con su afirmación de que la lucha armada ha fracasado, o que perdió su validez, por el hecho de no haber llegado el triunfo revolucionario. Las luchas y sus formas no se invalidan por el tiempo transcurrido o por el resultado que logren en un tiempo determinado, son parte de la historia de los pueblos a quienes no se les ha permitido expresarse de manera eficaz por las vías democráticas, se les mata, violan sus derechos y conquistas y se les excluye; cuando la lucha armada revolucionaria sea inválida, no se encontrarán contingentes juveniles que la asuman y nosotros mismos los más veteranos en ella, seremos los primeros en asimilar la lección.
Precisamente, explorar si el gobierno Santos y la clase en el poder tienen disposición de permitir los caminos democráticos, es tarea urgente en los diálogos actuales entre el ELN y el gobierno, si así fuera, los logros de la paz serian satisfactorios para todos, así se lo planteó nuestro V Congreso.
En estas cuartillas, doña Maria Elvira, sería muy ambicioso resumir el aporte del ELN en sus 50 años de existencia, la invito a conocer los logros de las comunidades en el departamento de Arauca, en cuanto a sustitución de Cultivos ilícitos, en donde hemos dado nuestro respaldo a la población, para convertir esa región en importante despensa agrícola del país, sin ningún aporte de los sucesivos gobiernos.
Buena parte del oro que aún duerme en las cordilleras del Sur de Bolívar conservando su hermosa bio diversidad, no ha sido pasto de la voracidad de las transaccionales, debido a la resistencia de sus comunidades y a la presencia insurgente, este logro no ha sido fácil, ha costado millares de muertos entre campesinos, paramilitares, militares y guerrilleros para que siga allí esa riqueza como patrimonio de las y los colombianos.
En todas las regiones del país donde operamos en este medio siglo, le hemos aportado a las comunidades, para no dejarse matar ni desplazar de sus territorios, durante las operaciones contraguerrilleras de tierra arrasada, conjuntamente desarrolladas por militares y paramilitares.
En los territorios donde operamos hemos construido junto a las comunidades una legislación de convivencia, así como proyectos de vida en armonía con la naturaleza. Éstas y muchas otras construcciones, permanece en la conciencia de esa población como un secreto, cuando sea conocido por la opinión nacional podrá evaluarse el papel histórico, político y social de la insurgencia colombiana, de lo tanto que se han magnificado sus errores y demonizado su conducta. Esto ocurre en extensas zonas donde la acción del Estado, brilla por su ausencia o sólo aparece para bombardear, restringir el tránsito de la población reprimirla y desplazarla.
Cuando abrazamos el concepto de una lucha de liberación nacional nos referimos a la urgencia de la autodeterminación y soberanía de una Colombia a la que se le impusieron los designios imperialistas desde los tiempos en que el Libertador Simón Bolívar se lo advirtió a los pueblos del continente en su premonitoria advertencia, “Los EU parecen destinados por la providencia a cubrir de miseria los pueblos de nuestra América”. Negar que somos una neocolonia, no es sensato, así tengamos todos y todas, una manera diferente de mirarlo y resolverlo, bienvenida una amplia discusión de la sociedad colombiana al respecto cuando se abra la mesa pública con el ELN.
Debo aclarar que nunca nos hemos considerado liberadores, somos humildes luchadores que entendemos que los pueblos se liberan de sus dominadores y de los imperios así mismos y los individuos y organizaciones de revolucionarios hacemos en ello un modesto aporte, esta América es hoy ejemplo de los esfuerzos de los pueblos, sus organizaciones y gobernantes por la independencia y la soberanía.
Nuestra persistencia en la lucha guerrillera no es sordera, como no lo son las luchas populares centenarias, son realidades históricas reconocidas por respetables y estudiosos analista, soy uno de los convencidos que si hoy, a pesar de los enormes retos que tiene la lucha guerrillera, una organización se desmoviliza sin lograr cambios estructurales del Estado, otros hombres y mujeres se alzarán en armas, eso será así mientras se persiga y asesine a los luchadores populares. Las guerrillas en Colombia son la respuesta a la violencia oficial, sin duda si esta desaparece, las guerrillas no tendrán razón de ser, eso es lo que queremos y los señores del poder deben entenderlo.
Cuando Camilo Torres murió en nuestras filas nos anunciaron la derrota, también en 1973 después de la operación Anorí, donde el ELN perdió las tres cuartas partes de su fuerza; si por los generadores de opinión fuera, hace muchos años hubiésemos desaparecido.
Según las cuentas de los organismos militares, las bajas a las guerrillas son mayores al número de sus hombres. Según ellos, ya deberíamos haber desaparecido. La “inteligencia” militar no puede entender que la guerrilla es un fenómeno social y político.
El grueso de los hombres y mujeres del ELN no tienen el arma encima, lo que no indica que no estén listos a tomarlas si fuere necesario, muchos de ellos estamos en las fábricas, las universidades, los colegios, las iglesias, las veredas, los barrios; somos maestros, taxistas, artistas, obreros, comerciantes, campesinos, etc. Yo que soy uno de los más veteranos guerrilleros como usted lo reconoce, he permanecido más tiempo en labores, políticas, académicas y productivas, que en la actividad militar, se lo digo con mucha franqueza porque para nosotros la política no es un cuento para ganar adeptos o barnizar la realidad, sino una expresión de nuestra vivencia cotidiana.
“Las causas justas que se pierden son las que no se luchan” y tenga la seguridad doña María Elvira que las guerrillas existen por el apoyo que reciben del pueblo, si así no fuera, hubiésemos desaparecido.
Hemos hecho un cuidadoso seguimiento al proceso de paz que desarrolla el gobierno y los compañeros de las FARC, con estos últimos hemos desarrollado importantes intercambios, concluyendo en la importancia de dos mesas con miras a un solo proceso, ello no niega que al final pueda haber una sola mesa, dejémosle eso a la realidad que siempre es más interesante y sorpresiva que nuestras propias intenciones.
Sin duda que quedan varios temas sin desarrollar en este primer intercambio, pero cuente siempre con este servidor para compartir con franqueza y espíritu dialogante, los temas más complejos que aporten a las claridades de la opinión nacional y apostémosle a la paz de Colombia donde ganemos todos.