El telón de la paz

COMUNICADO

EL TELÓN DE LA PAZ

Los hechos recientes subrayan la fuerte polarización política que se vive en Colombia; el complejo debate sobre el tema de la paz recibe muchos otros agregados que lejos de hacerlo más confuso por el contrario ilustran y alumbran con mayor claridad las verdaderas intenciones tanto del gobierno como de las diferentes organizaciones y fuerzas políticas pertenecientes a las diferentes clases que se enfrentan en la presente coyuntura.

Sin advertir una secuencia cronológica de los hechos más destacados en lo corrido del año 2015, destacamos en primer lugar las reuniones sostenidas en la Habana por la mesa de conversaciones del gobierno y las FARC-EP con varias delegaciones de victimas en el país. Las denuncias que han trasmitido sin cesar los diferentes medios de comunicación y el Informe reciente publicado sobre la historia del conflicto colombiano muestran con suma claridad que la confrontación que se desarrolla en Colombia tiene múltiples causas y dimensiones económicas, políticas, sociales y militares que lejos de amainarse por el contrario se profundizan con el acentuamiento del paramilitarismo, el terrorismo de Estado, la criminalización de la protesta social y el recorte sistemático de las libertades políticas y democráticas en el país.

Las múltiples exigencias de verdad, justicia y reparación que levantan hoy las comunidades demuestran el mentís del llamados gubernamentales a desescalar la confrontación armada en el país; mientras se mantenga por parte del ejército los bombardeos indiscriminados en las llamadas zonas de guerra seguirán extendiéndose el número de víctimas y desplazados que engrosan los cinturones de miseria en nuestras ciudades.

Ahora, con la negativa del gobierno a firmar un cese bilateral de fuegos y hostilidades, su desconocimiento de las mínimas normas del derecho internacional humanitario, la compra de armas, el aumento del pie de fuerza y los mayores recursos que se han aprobado para la guerra el interés del Estado y gobierno colombiano no es aclimatar el conflicto y mucho menos posibilitar o acercarse a una solución política del mismo. Ganar la guerra, aniquilando o sometiendo al contrario es la orden gubernamental que se imparte en estos tiempos de diálogo.

Otro hecho que resulta paradójico y propio de una estrategia burda y poco consistente comprende las declaraciones del señor Santos y sus colaboradores en las que subraya la cárcel para los dirigentes de la insurgencia como un elemento sin el cual es imposible un acuerdo de fin del conflicto. Olvidan el señor Santos y todos los amigos del statu quo que el genocidio y todos los crímenes de guerra por los cuales ellos deben responder ante el país y la comunidad internacional marchita por completo sus declaraciones.

Los colombianos no olvidamos las masacres de Trujillo, la Chinita y otras muchas más donde el Estado incluso ha sido declarado responsable por su acción criminal. La impunidad frente hechos como el Palacio de Justicia, y el asesinato y desaparición de miles de luchadores populares no es el sinónimo de la paz que anhela el pueblo colombiano. No hay duda que las declaraciones del señor Santos no tienen

otra intencionalidad que señalar como condición para su paz que la rendición y el sometimiento de los revolucionarios y combatientes a su orden de impunidad e injusticia social.

El desconocimiento del delito político, así como la negativa a discutir una agenda con las guerrillas del ELN y EPL, que permitan el desarrollo de un amplio diálogo nacional sobre las causas, dimensiones y salida política al conflicto muestran el más crudo interés de acabar por un lado con las garantías y los espacios de participación popular, y por el otro impedir la decidida acción de los revolucionarios y demócratas en el debate de los problemas nacionales.

Toda la alharaca que pregona el gobierno sobre la paz resulta más endeble que un castillo de naipes; todo el paquete de medidas económicas y políticas que en los últimos días ha salido a sustentar a raíz de los estragos que viene causando la crisis con la reducción de los precios del petróleo, la elevación del déficit fiscal y la deuda externa, no tiene otro entendimiento que la oposición del gobierno a una verdadera paz con justicia social. Mayores impuestos, menos recursos para la salud, la educación y la vivienda, mayores tarifas para el transporte y los servicios públicos, menores salarios, son entre otras medidas la más clara demostración que la paz del gobierno no compagina con las necesidades y aspiraciones populares, más sí con el afán que tienen los grandes monopolios y el capital financiero de mantener y elevar su tasa de ganancia, aprobando mayores salvaguardas a las inversiones, excepciones de impuestos, movilidad y seguridad a los capitales.

El telón de la paz que tanto defiende el señor Santos se desvanece y su estrategia populista empieza a mostrar una reducción ostensible de apoyos que lo debilitan y desesperan. Las masas populares y un mayor cúmulo de organizaciones preparan importantes jornadas de lucha.

En ese acrecentar de la inconformidad y la lucha del pueblo y sus organizaciones nuestro Partido hace el llamado a todos los revolucionarios, a las fuerzas democráticas y progresistas a potenciar la lucha por una paz con justicia social, en una perspectiva en la que la más amplia unidad popular se abra paso para conquistar una verdadera apertura democrática en el país.

¡Viva la lucha popular…Viva, Viva, Viva!

¡Abajo el mal gobierno… Abajo, Abajo, Abajo!

¡Por pan, trabajo, tierra y libertad… Unidad Popular!

¡Por la conquista de una verdadera apertura democrática…
Unidad, Organización y Lucha Popular!

Partido Comunista de Colombia (marxista-leninista)
Secretariado Nacional

Bogotá, febrero 14 de 2015