La Habana, Cuba, sede de los diálogos de paz, febrero 26 de 2015
SALUDO AL SEÑOR KOFI ANNAN
La Delegación de las FARC-EP da la bienvenida al señor Kofi Annan, ex Secretario General de la Organización de Naciones Unidas y Presidente de la Fundación Kofi Annan, saludando su apoyo a las Conversaciones de paz que se llevan a cabo entre la insurgencia y el Gobierno de Colombia. Valoramos muy positivamente su reciente visita a nuestro país y, de manera muy especial, su deseo de reunirse con la Delegación insurgente aquí en La Habana.
Sin duda, se trata de un gesto que se une a los múltiples respaldos que viene dando la comunidad internacional a los Diálogos de paz.
Hemos seguido con atención el desarrollo de la visita del señor Kofi Annan a nuestro país, porque estimamos que su amplia experiencia en la resolución de conflictos, primero como Secretario General de la ONU, y ahora a través de su Fundación, puede ofrecer importantes posibilidades para darle nuevos impulsos a los diálogos, a partir de su idea de que no hay esquemas pre establecidos aplicables a un proceso de paz, que no hay dos procesos iguales, sino que siempre deben hacerse esfuerzos porque éstos atiendan las realidades locales; coincidimos con su valoración sobre un cese bilateral de fuegos cuando señala que “si el cese bilateral fuera aprobado, sería algo que todos apoyaríamos porque habrían menos personas muertas mientras se está negociando"; coincidimos en que siempre se presentan tensiones al buscar el adecuado balance entre justicia y paz y que el modelo de justicia a aplicar “debe ser acordado por ambas partes”.
Su visita a La Habana se lleva a cabo en un momento crucial del proceso, pues nos encontramos frente a la trascendental tarea de construir un acuerdo político que permita cerrar el punto 5 de Víctimas, dando plena reparación a los millones de afectados por el conflicto social, político y armado que desde hace muchos años sufre Colombia.
Las FARC-EP hemos hecho importantes esfuerzos para conseguir que las partes en la Mesa acordáramos los 10 principios orientadores sobre Victimas, algo que por primera vez permite que en un proceso de paz se recojan tanto el espíritu como los contenidos de los principales tratados sobre derechos humanos y derechos de las víctimas del sistema de las Naciones Unidas, adecuándolos a nuestra realidad. Posteriormente hemos elaborado y propuesto a la Mesa de Diálogos para su aprobación el documento “Hacia Una nueva Colombia sin víctimas”, donde se compendian lo que a nuestro entender han de ser las concreciones de los 10 principios orientadores para alcanzar la plena verdad, justicia y la reparación de las víctimas, garantizando la no repetición en el futuro. Igualmente hemos hecho públicas nuestras 10 propuestas mínimas sobre víctimas y propondremos en la Mesa de Diálogos la aprobación de decenas de medidas concretas que recogen las históricas reivindicaciones del movimiento de víctimas y de la sociedad civil colombiana. Las FARC EP no entenderíamos un acuerdo en el punto de victimas que no recogiera las justas propuestas de éstas, para elevarlas a rango de ley de obligado cumplimiento.
De nuestra parte y dentro de la anterior perspectiva, hemos manifestado nuestra disposición de responder en lo que nos corresponda por los impactos que con ocasión de nuestro alzamiento armado puedan haber afectado a la población; hemos señalado nuestro compromiso con el esclarecimiento de la verdad histórica sobre el conflicto que demandan las víctimas y el pueblo colombiano en general. Pero al tiempo que nos hemos obligado con ello, demandamos que la contraparte haga lo propio. No es posible la paz si la responsabilidad suprema del Estado y de sus poderes e instituciones, si las múltiples responsabilidades colectivas de los partidos políticos, de los poderes económicos y mediáticos, entre otras, no son declaradas expresamente y asumidas con la debida consecuencia; si no se alcanza un compromiso radical y colectivo con la verdad histórica.
Para poder alcanzar acuerdos sólidos que garanticen una paz estable y duradera, es imprescindible recordar que los actuales diálogos no son un proceso de sometimiento o de rendición de la insurgencia. Esta realidad ha sido la premisa que ha posibilitado construir los acuerdos parciales alcanzados hasta el momento, y es igual de válida para alcanzar un acuerdo en el punto actual sobre víctimas. De nuevo es necesario el acuerdo político. Dadas las múltiples responsabilidades colectivas sobre el origen, la persistencia y los impactos del conflicto, que comprometen en forma suprema al Estado, hemos propuesto un acuerdo político nacional para construir fórmulas que permitan alcanzar los propósitos comunes de una paz estable y duradera así como de reconciliación nacional. Estamos convencidos de que entre todos debemos avanzar en esa dirección.
Para consolidar la paz que surja de un posible acuerdo en estos diálogos es imprescindible adoptar medidas de reparación y satisfacción de los derechos de las víctimas -mediante un enfoque diferencial, por etnia y género imprescindiblemente-, garantizar el retorno de los desplazados y la recuperación de las tierras que les fueron despojadas, reconstruir los tejidos sociales devastados por el conflicto que nos impusieron, y garantizar el derecho de los sujetos sociales populares diversos a la mejora efectiva de sus condiciones de vida.
En este momento crucial del proceso, sabremos apreciar sus recomendaciones.