Ha transcurrido más de medio siglo de historia después de aquel fatídico 9 de Abril de 1948, cuando cayera asesinado el líder popular y candidato presidencial Jorge Eliecer Gaitán.
La oligarquía colombiana que hoy sigue en el poder y los imperialistas norteamericanos, que continúan impidiendo el destino de los pueblos a ser libres, son los responsables de dicho magnicidio.
Ellos no han podido borrar de la memoria popular, la presencia del líder que se agiganta en cada lucha por la organización, la unidad ni los esfuerzos para que su legado de lucha por la paz se haga realidad.
Gaitán pagó con su vida, ser ferviente defensor de ensanchar las estrechas vías democráticas, amenazadas por el terrorismo de Estado -usado desde entonces-, y que se encargó de destruir a sangre y fuego el movimiento, que desde años atrás había construido sin vacilaciones este dirigente.
Tan consciente era Gaitán de los peligros que lo asechaban, que en el estremecedor discurso conocido como Oración por la paz, en la Marcha del Silencio del 7 de Febrero de 1948 en Bogotá, 61 días antes de que lo asesinaran, esto dijo al presidente de entonces, Mariano Ospina Pérez:
“Queremos la defensa de la vida humana, es lo que puede pedir un pueblo. En vez de esta fuerza ciega desatada, debemos aprovechar la capacidad de trabajo del pueblo para el beneficio de Colombia...
Amamos hondamente a esta nación y no queremos que nuestra barca victoriosa tenga que navegar entre ríos de sangre hacia el puerto de su destino inexorable...
Nosotros no somos cobardes. Somos descendientes de los bravos que aniquilaron las tiranías de este suelo sagrado. Somos capaces de sacrificar nuestras vidas para salvar la paz y la libertad de Colombia”.
Señores de la clase dominante, esos ríos de sangre de los que habló este gran líder de manera premonitoria, son los que ha tenido que recorrer Colombia luego de asesinado Gaitán y hoy Ustedes siguen negando que son los verdaderos responsables de ellos.
Los revolucionarios demócratas y luchadores populares, que luego del miserable asesinato de Gaitán encontraron cerrados los caminos de la democracia, al ser reemplazados por políticas excluyentes, como la creación del mal llamado Frente Nacional, que ilegalizó a otros partidos o fuerzas política legales en las que hubieran podido agruparse los luchadores populares y la oposición política. Esa dura realidad fue la que obligó a amplios sectores populares al levantamiento en armas y Ustedes todavía son incapaces de aceptar tal realidad.
Hoy, luego de más de medio siglo del sacrificio del líder popular, la oligarquía colombiana responsable y cómplice del crimen, lejos de haber aprendido la lección, sigue aplicando la fuerza ilegal del Estado contra el movimiento popular y social, criminalizando las luchas populares, amparado en leyes regresivas, que terminan acabando los pocos resquicios democráticos que quedan.
El genocidio contra la oposición política, contado en millares de muertos, desaparecidos, exiliados, encarcelados y más de 7 millones de desplazados, es el macabro testimonio de terrorismo perpetrado desde el establecimiento y lo peor de todo es que la maquinaria que lo desarrolla sigue intacta.
Tener en cuenta lo anterior es indispensable, sobre todo cuando hoy se adelanta una gran campaña oficial, para demostrar que todo ha cambiado, que la democracia colombiana es un ejemplo para el continente y que el terrorismo de Estado es asunto del pasado o que “jamás ha existido”.
Alguien dijo recientemente que la paz que hoy pregona el gobierno, no pasa de ser un cuento romántico que contrasta con la realidad que vive Colombia, y que convence a quienes están desinformados en el país y fuera de él, porque sólo reciben la voz de confusión del establecimiento.
En el Ejército de Liberación Nacional seguimos reafirmando que la paz es la única salida de futuro para Colombia; dejando claro que ella significa justicia y equidad social, democracia y soberanía, y no la renuncia a ello, para que la oligarquía siga su práctica violenta, excluyente y anti soberana.
Estamos de acuerdo con todas y todos los que ven urgente la paz para Colombia, sin embargo no compartimos el modelo de paz que ofrece la clase dominante.
Reafirmamos que el proceso de paz debe estar liderado por la sociedad, priorizando a los marginados de siempre que son las mayorías, sólo de esta manera la paz tendrá futuro.
El próximo domingo 9 de Abril, se movilizarán importantes contingentes de la Colombia humilde que quiere la paz, allí en cada ciudad, en cada poblado y en cada vereda, estará viva la memoria de Gaitán para decirle al presidente Santos lo que el gran líder le dijo a Mariano Ospina Pérez: “pedimos hechos de paz y de civilización”.
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