Mensaje internacional a los explotados y oprimidos

¡Proletarios de todos los países, uníos!

Primero de Mayo 2015
MENSAJE INTERNACIONAL A LOS EXPLOTADOS Y OPRIMIDOS

PROLETARIOS Y PUEBLOS DEL MUNDO ¡UNÍOS CONTRA EL IMPERIALISMO!

En el Día Internacional del Proletariado, comunistas marxistas leninistas maoístas de distintos países evocamos las huelgas obreras de 1886 en Estados Unidos, por 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas para otras actividades, y recordamos el martirio de sus dirigentes en Chicago en esta lucha obrera contra la explotación asalariada, lucha internacional porque los obreros no tienen patria, pues a pesar de las diferencias de nacionalidad, raza, sexo, creencias e ideas políticas, los obreros son una y la misma clase en todo el mundo, enfrentada a unos comunes enemigos, unida por los mismos intereses económicos y el gran objetivo de su emancipación definitiva, que solo puede ser obra de la propia clase obrera, si lucha y se organiza como clase independiente.

Casi desde entonces, a comienzos del siglo XX, el sistema capitalista entró en su fase superior imperialista, la última de su existencia, la fase del capitalismo monopolista, agonizante, parásito de la superexplotación mundial de la sociedad y de la desaforada destrucción de la naturaleza. Sus crisis económicas no son por escasez sino por superproducción relativa de bienes materiales, donde la sociedad que los produce es condenada al hambre y la miseria, mientras los parásitos grupos monopolistas de grandes empresarios acumulan en propiedad privada todo lo producido. La actual crisis económica del capitalismo mundial es una muestra viva de la caducidad y profunda descomposición de este sistema imperialista gobernado por la ganancia.

La crisis social mundial propia del sistema, es agravada por la crisis económica y empeorada por las políticas y medidas imperialistas de austeridad —sean a través del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, o de la Troika europea, o de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico— que descargan los costos de la crisis sobre los trabajadores en todos los países intensificando las terribles condiciones de explotación de las masas en campos y ciudades, con millones y millones de jóvenes lanzados a la desolación del desempleo; y profundizando las tenebrosas formas de dominación semicolonial imperialista para el saqueo de países y naciones oprimidos, llegando al extremo de convertir a Grecia en el símil de Haití o Zimbabue, en el propio seno de Europa.

Las medidas políticas y económicas anticrisis de los imperialistas son para proteger la ganancia de los grandes bancos y grupos monopolistas, a cuenta de la ruina social y del acabose de la naturaleza, pero no pueden impedir la crisis. Los imperialistas desaguan su impotencia en el canal de las guerras reaccionarias por un nuevo reparto del territorio ya repartido y sus fuentes de riqueza: la fuerza de trabajo y la naturaleza. En ese contexto, los imperialistas al son de discursos “contra las armas de destrucción masiva” multiplican sus arsenales nucleares, lanzan operaciones militares conjuntas intimidatorias, afianzan en posiciones estratégicas sus máquinas de guerra —OTAN y fuerzas armadas de Rusia, China, Japón— en disputa por la hegemonía en el Gran Oriente Medio, en Europa Oriental, en las islas y riquezas del Mar de China Oriental, urdiendo guerras de ocupación y agresión a países con el pretexto de “luchar contra el terrorismo” cuando son ellos los peores terroristas del planeta, son ellos los gestores, padrinos y financiadores de ejércitos reaccionarios como las mesnadas de Al Qaeda, Estado Islámico, Boko Haram; los imperialistas alegan “defender la democracia” cuando son ellos los más odiados dictadores del mundo; arguyen “defender las fronteras nacionales” cuando son ellos los campeones de la ocupación y anexión de territorios extranjeros.

Sus guerras son injustas y reaccionarias, donde los regímenes de países como Israel, Egipto, Arabia Saudí, Irán, Siria, India… son alfiles lacayos de una u otra potencia imperialista. No existen imperialistas “amigos” o “menos peligrosos” para los pueblos; todos son extremadamente reaccionarios, todos son bestias sanguinarias, que hacen de las guerras locales un negocio para capotear la crisis, aliviar su agonía, ensayar armamentos, movilizar ejércitos en preparación para una nueva guerra mundial de rapiña imperialista.

Todos los países imperialistas se disputan la dominación semicolonial en África, Asia y América Latina incluida Cuba, donde los regímenes del llamado “Socialismo del Siglo XXI” pregonan un antiimperialismo falso, porque de hecho son lacayos de los países imperialistas de Europa y de Asia, son dóciles cipayos del sistema imperialista mundial de opresión y explotación.

Ante la tiranía, estropicios y tropelías de los imperialistas y reaccionarios, principales causantes de la ruina y sufrimientos de la sociedad, saltan al escenario partidos y movimientos reformistas alzando consignas contra la austeridad y el mal gobierno, que prometen soluciones por la vía electoral, pero lo único que logran es apartar a las masas del camino revolucionario, ilusionarlas y traicionarlas, caso de Syriza en Grecia; colaboran con la burguesía ayudándole a gobernar como sirvientes prestos a legitimar la dictadura de clase de los explotadores y aplicar emplastos al podrido sistema capitalista. Las reformas no pueden suprimir los males de capitalismo; para resolverlos se necesita suprimir el capitalismo y dar paso al socialismo.

Al tiempo que intensifican las guerras de agresión y las matanzas en masa, los imperialistas y reaccionarios, encuentran respaldo en los reformistas de todos los pelambres para predicar la paz entre clases sociales, para promover acuerdos de paz con los opresores y fomentar entre las masas la idea de renunciar a cualquier forma de violencia, lucha armada o guerra revolucionaria. Contrario a sus deseos, la crisis económica y las guerras reaccionarias han atizado la lucha de clases en todo el planeta, han agudizado más todas las más importantes contradicciones del sistema imperialista mundial —entre los países imperialistas, entre los grupos monopolistas, entre países imperialistas y países oprimidos, entre el proletariado y la burguesía, entre la sociedad y la naturaleza— y en especial, han exacerbado la contradicción fundamental indicativa de la caducidad del sistema: la contradicción entre la producción cada vez más social y la apropiación cada vez más privada.

Los hechos son tozudos. Las consecuencias de la crisis económica y de las medidas imperialistas anticrisis, avivan la rebeldía de las masas trabajadoras en todos los países. Las sanguinarias guerras imperialistas desatan la resistencia armada de pueblos y naciones. El papelón reaccionario de los politiqueros reformistas siembra indignación, desconfianza y desprecio en las masas populares. La profundización de la crisis social fortalece la tendencia no hacia la paz y la conciliación, sino a la lucha y guerra contra los opresores y explotadores.

Agudización de las contradicciones mundiales del imperialismo y agudización mundial de la lucha de clases, significan debilidad del imperialismo y los reaccionarios, significan mejores condiciones para el avance de la Revolución Proletaria Mundial, para el avance de la Revolución Socialista en los países capitalistas y de la Revolución de Nueva Democracia en los países semifeudales, para el avance mundial del movimiento revolucionario antiimperialista.

Por eso los comunistas marxistas leninistas maoístas declaramos en este Primero de Mayo, que en el sistema capitalista basado en la explotación del hombre por el hombre, jamás podrá haber paz entre explotados y explotadores; es inevitable la lucha armada de las masas para expropiar a los expropiadores, abolir la propiedad privada sobre los medios de producción y con ella suprimir toda forma de explotación. Bajo un Estado de dictadura de clase de los explotadores, jamás podrá haber paz entre oprimidos y opresores; es necesario destruir con la violencia armada de las masas el Estado reaccionario y construir un nuevo Estado de los obreros y campesinos armados. En un mundo donde un puñado de países imperialistas, oprimen y explotan a todos los demás países, jamás podrá haber paz entre ellos; es imprescindible derrotar con la guerra popular a todos los imperialistas y reaccionarios, para cortar de raíz los males que atormentan a la sociedad.

Ni las inicuas medidas imperialistas contra los trabajadores, ni sus reaccionarias guerras, ni su tiránica dictadura en alianza con las clases lacayas burguesas y terratenientes, ni los remiendos reformistas, podrán evitar la derrota del imperialismo y el fin de su sistema mundial de opresión y explotación. La principal tendencia de la época es la Revolución Proletaria Mundial, única fuerza social y política capaz de sacar a la sociedad del embrollo y salvar a la naturaleza de la destrucción, causados por el imperialismo.

Saludamos la movilización de las masas trabajadoras en resistencia a la intensificación mundial de la explotación asalariada. Saludamos las guerras de resistencia popular a las guerras imperialistas y reaccionarias de agresión y ocupación. Saludamos la lucha de los comunistas revolucionarios en cada país por la construcción del Partido y demás tareas necesarias para el avance de la revolución. Reconocemos en las heroicas guerras populares dirigidas por Partidos Comunistas en la India, Turquía, Filipinas y el Perú, las avanzadas de la Revolución Proletaria Mundial, que hoy enfrentan a sanguinarios regímenes pro-imperialistas, en el objetivo estratégico de destruir el Estado reaccionario en esos países, coronar triunfante la Revolución de Nueva Democracia en marcha al Socialismo, y consolidar un nuevo Estado como forma de la Dictadura del Proletariado.

También es cierto que la luminosa perspectiva mundial de la revolución se ve ensombrecida por los nubarrones del oportunismo revisionista, que al falsear el Marxismo Leninismo Maoísmo, condujo a la derrota la revolución en Nepal y a la destrucción del Movimiento Revolucionario Internacionalista, con lo cual, al descabezar este centro ideológico y político internacional, sirvió de aliento al imperialismo en su agonía precisamente en vísperas de la gran crisis económica mundial.

La situación de gran desorden bajo los cielos alrededor del mundo, contrasta con la situación de crisis del Movimiento Comunista Internacional, que en cada país exige construir y fortalecer un auténtico Partido político del proletariado; y a nivel internacional, impone la necesidad de profundizar la derrota del revisionismo avakianista y trazar un deslinde general con todo tipo de oportunismo, pues “la lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no va ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo”, y ésta es condición para la unidad de los comunistas en una nueva Internacional, centro indispensable para organizar y dirigir las batallas de la Revolución Proletaria Mundial que inevitablemente darán sepultura al agonizante parásito imperialista.

¡ABAJO EL IMPERIALISMO Y TODOS LOS REACCIONARIOS! ¡VIVA LA REVOLUCIÓN PROLETARIA MUNDIAL!
¡VIVAN LAS GUERRAS POPULARES EN LA INDIA, TURQUÍA, FILIPINAS Y PERÚ!
¡CONTRA EL REVISIONISMO Y TODO OPORTUNISMO: VIVA EL MARXISMO LENINISMO MAOÍSMO!
¡POR UNA NUEVA INTERNACIONAL COMUNISTA BASADA EN EL MARXISMO LENINISMO MAOÍSMO: ADELANTE!

Grupo Reconstrucción - PERUCRPM (Estado Español)
Partido Comunista ML - Panamá
PCP - Comité Base Mantaro Rojo – (Perú)
Unión Obrera Comunista (Marxista-Leninista-Maoísta) – (Colombia)