La Habana, Cuba, sede de los diálogos de paz, junio 22 de 2015
Hemos analizado con todo cuidado lo manifestado por el Alto Comisionado para la Paz y columnista invitado de un medio de prensa, a raíz de nuestras declaraciones efectuadas con motivo del Día Mundial de los Refugiados. Algunos medios han calificado sus palabras como un “fuerte pronunciamiento” frente a lo planteado por las FARC con relación al drama humanitario de estos, y de los millones de colombianos en el exilio por razones políticas. Nosotros las estimamos desafortunadas por su tono innecesariamente descomedido. Jamás utilizaremos el calificativo de “cínicos” en referencia a ninguno de los plenipotenciarios con los que estamos conversando en la Mesa.
Las declaraciones del día 19 del corriente mes pronunciadas por el Alto Comisionado ante la prensa, complementan las de su nota periodística del 13 de junio en las que se refería a propuestas nuestras que reivindican los derechos del las víctimas, y que aunque han sido presentadas en la Mesa no han tenido respuesta formal.
Ahora, públicamente, y con desobligante trato, rompe el compromiso de mutuo reconocimiento y respeto entre las partes, al tiempo que niega la posibilidad de brindar nuevos Planes y Programas que favorezcan el propósito superior de la reparación integral en que nos hemos comprometido. Especialmente habíamos descrito la realidad lamentable que padecen los desplazados y los exiliados, procurando la atención de este importante sector de nuestra sociedad que merece también atención urgente en el camino de buscar la reconciliación nacional.
Al Alto Comisionado lo hemos respetado como plenipotenciario del gobierno en la Mesa de Diálogo de La Habana porque esas son la reglas del juego. Sabemos a quién y qué representa, y aunque tengamos contradicciones o puntos de vista divergentes le dispensamos tolerancia y comprensión, porque de lo que se trata es de encontrar salidas a la confrontación y no de profundizarlas en el ámbito de las conversaciones.
No obstante lo anterior, con todo respeto y de forma comedida, le pedimos que ponga fin a este tipo de actuaciones que sólo conducen a sobresaltos inoportunos en momentos en que debemos enfocar nuestros esfuerzos en sacar adelante el proceso.
Invitamos al Alto Comisionado, a desescalar ese lenguaje que nos distancia y lesiona la confianza construida, y a asumir con absoluta responsabilidad y sensatez la conducción de este gran propósito nacional que es el de la paz para Colombia.