La Habana, Cuba, sede de los diálogos de paz, julio 24 de 2015
En el debate de control político del Senado al proceso de paz, la senadora Vivian Morales, ha levantado en su oratoria la voz multitudinaria de los que anhelan la reconciliación para Colombia.
Resulta anacrónico incitar a las fuerzas militares como lo hacen ciertos incendiarios, a que continúen la guerra fratricida que nos desangra. Y mucho más cuando lo que buscamos todos, es desescalar el conflicto. Es un hecho incontrovertible que los combatientes, los que exponen su pellejo todos los días en los campos de combate arriesgando no solo sus vidas sino el futuro de sus propias familias, quieren, con toda la fuerza de sus sentimientos, la convivencia y la paz. Saben que los que mueren, son sólo héroes por un día en los papeles de la gran prensa. Bienaventuradas las personas que se preocupan más por la motivación de las Fuerzas Militares para la paz; malaventurados los que desean que se derrame más sangre.
No se está hablando de impunidad en La Habana. Estamos de acuerdo, como dice la senadora, que impunidad es no reconocer responsabilidades. Lo reiteramos: antes de aplicar el sistema de justicia que se convenga es imperativo conocer la verdad. En Colombia hay personajes que parece le tienen más miedo a la verdad que a la cárcel. Si se va a hablar de justicia ya, es fundamental que la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la no Repetición, comience a trabajar inmediatamente. Necesitamos la verdad que salga de los labios de los actores del conflicto y de las víctimas. La base de la justicia integralmente reparadora es la verdad, hoy consagrada por la legislación y Naciones Unidas, como el primer derecho inalienable de las víctimas. Dejar la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad para después de la firma de la paz, es abrirle las puertas a imputaciones sesgadas y a la impunidad de los máximos responsables y determinadores de la violencia.
La reparación sin duda, debe ir absolutamente ligada a la no repetición, y en este campo uno de los aspectos ineludibles es el esclarecimiento y la erradicación del paramilitarismo, porque como ha dicho la Senadora Morales, este fenómeno “estuvo amparado y fortalecido dentro de la institucionalidad que Álvaro Uribe considera perfecta”. Abordar urgentemente estos temas es parte esencial del desescalamiento, el cual “no es el triunfo de una de las partes en la Mesa, es el triunfo de la razón”, cuyo camino no es otro que el de la participación del soberano en la Asamblea Nacional Constituyente.
La llama de la verdad deberá alumbrar el sendero que conduce a la paz; en tal sentido es apremiante poner en marcha la comisión de Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y no Repetición y la apertura de los archivos, contando con las víctimas del conflicto, como protagonistas del nuevo escenario de reconciliación de tal manera que en la búsqueda de vida digna, creen justicia en vez de recibirla pasivamente.