INICIO DE SESIONES ORDINARIAS, TODOS HABLANDO DE PAZ
Los "padres de la patria" el 20 de julio iniciaron sus sesiones ordinarias hablando de paz, e incluso en sus intervenciones nos invitan a que lleguemos a ese recinto, donde se definen las directrices a seguir en el paìs. Pero unas son las palabras y otra la voluntad polìtica. Una cosa dicen pero otra es la pràctica. Nos hablan de paz, pero nos quieren es someter. Le dicen al pueblo que lo van a sacar de la pobreza, pero le aumentan los impuestos, no los atienden en los centros hospitalarios. Se apropian de los bienes naturales para aumentar sus riquezas, mientras al pueblo le dejan son los huecos, los daños ecologicos, el veneno y en la miseria.
Dicen que no quieren la guerra, pero matan al pueblo de hambre con sus medidas economicas, han asesinado 4.700 niños en los ùltimos 5 años por desnutriciòn, no cesan las hostilidades con su plan de desarrollo que aumenta la miseria, daña la salud y la educaciòn. Colombia ostenta el mayor índice de sindicalistas asesinados en el planeta. El presidente Santos fue el artífice de la política de seguridad democrática de combate a los grupos guerrilleros, implementada por Uribe, que fue duramente criticada por las violaciones a los derechos humanos de la población civil y durante la cual se produjeron y se producen los “falsos positivos”.
El gobierno de Juan Manuel Santos cumple las exigencias de los países de la OCDE, encabezados por Estados Unidos y la Unión Europea a través del Plan Nacional de Desarrollo “Todos por un nuevo país” haciéndolo aprobar en el Congreso de la república por los políticos al servicio del capital -salvo unos pocos de ellos, que por su compromiso político con los sectores sociales decidieron demandarlo. Dicho PND es todo un mamotreto con artilugios que buscan ampliar los privilegios de la gran oligarquía dominante. El Plan Nacional de Desarrollo, que con cinismo Santos denomina como un plan de Paz, tiene mucho de guerra. Reforma pensional que aumentará la edad de pensión a 65 años, aumentarà la cotización, rebajarà el monto de la mesada, coloca las pensiones por debajo del salario mínimo legal vigente; jamás gobierno alguno se había atrevido a tanto; la reforma tributaria estructural que gravará aún más los menguados ingresos de los colombianos de clase media, pequeños y medianos empresarios y trabajadores con el aumento del impuesto del IVA y ampliará la base tributaria de renta a las personas naturales, las franquicias ilimitadas al gran capital foráneo y el estrangulamiento hasta la aniquilación de la producción nacional industrial y agropecuaria. A la par del aumento del impuesto predial con las actualizaciones catastrales.
Y ni hablar de democràcia, ya que cada vez más se evidencia que la oposición política constituye un delito por el cual se puede ser asesinado, exiliado o encarcelado.
Con prepotencia se anuncia que no se discute el modelo economico, ni institucional, y menos las fuerzas militares. Y entonces, què es lo que hay que cambiar para que el sufrido pueblo viva en paz? ¿Son estas medidas, acciones para la paz? Claramente no, sin lugar a dudas son medidas de guerra contra el pueblo.
Iluso pensar que con la firma de acuerdos llega la paz. No, debe ser en la pràctica, en los cambios, en el mejor vivir. La Constituciòn Polìtica de Colombia nos habla de derechos fundamentales, pero si en realidad no se pràctica, sino es polìtica, si nada se cumple, de nada vale estar escrita; por ejemplo el derecho fundamental a la vida està escrito, pero no se cumple, son miles de muertos, de asesinatos que cometen las autoridades, en nombre de la paz. Más de 6 millones de desplazados, que representan un 11% de la población, de los cuales el 80% son mujeres o menores de 18 años de edad y el 50% son descendientes afro-colombianos, y cerca de un cuarto del total pertenecen a comunidades indígenas. Igualmente apunta la cifra de 1.166 masacres paramilitares y más de 9.500 prisioneros y prisioneras políticos.
Lo primero que hay que hacer es no continuar con esa Guerra. Con su brazo armado legal han asesinado muchas personas que les endilgan ser rebeldes. Este es el principal conflicto que hay que terminar, que paguen los responsables en la cabeza del presidente Juan Manuel Santos, representante de esas familias poderosas, que gobierna, ejecuta y depreda. Es la necesidad de una reforma profunda y de carácter democrático en la institución militar, que renuncie a la doctrina de la ‘seguridad nacional’, una doctrina de guerra contrainsurgente que golpea a la población civil. Hay que revisar la orientación que reciben los oficiales colombianos en la llamada Escuela de las Américas, verdadero centro de entrenamientos en torturas y toda suerte de violaciones a los derechos humanos, que mira a la población civil como el enemigo. Los ‘falsos positivos’ son una doctrina de Estado, que es necesario revisar en el proceso de reformas democráticas y sociales. Esto implica entonces que hay una política de Estado en el diseño de esta estrategia contrainsurgente de ejecuciones extrajudiciales y megaprocesos judiciales. 180 batallones y unidades tácticas vienen siendo investigados por su implicación en ‘falsos positivos’. Casos, que comprometen a 5.133 miembros de la Fuerza Pública, habitualmente presentados por los medios de comunicación como "héroes de la patria", que operan en casi todas las brigadas y todas las divisiones que existíen, incluyendo guarniciones militares que no operaban en áreas de afectación del orden público. 22 generales de la República, entre activos y retirados, están siendo investigados por la Fiscalía por su participación en ‘falsos positivos’. Entre los implicados se encuentran altos mandos militares en servicio. Más grave aun es el hecho de que muchos de estos oficiales, siendo comandantes de brigada o de guarnición implicados en ejecuciones sumarias, en su momento fueron denunciados por organizaciones defensoras de derechos humanos, y sin embargo, en vez de judicializarlos, fueron promovidos a cargos superiores, premiando su conducta ilícita.
Serìa interminable remitirnos a su brazo armado ilegal, el paramilitarismo. Ante la ingobernabilidad, los pobladores del comùn en forma desordenada y copiando ideologicamente lo que enseña la èlite hacen los mal llamados “ajusticiamientos” a presuntos delincuentes. Estos episodios sacan a la luz algunas de las dolencias más hondas de la sociedad. La justicia por mano propia pone en entredicho la existencia misma del Estado. La impunidad y pràctica percibida o efectiva en relación con casi todos los delitos, práctica ilegal para resolver sus conflictos, tienen menos confianza en las instituciones y se muestran más de acuerdo con impartir justicia por mano propia Y cuando alguien los toca,molesta con una furia infinita y saca al verdadero ser nacional: el vengativo, el matón de esquina, el narquito que lleva adentro, desde luego que todo eso lo enseña la ejecución de civiles por brigadas del Ejército como una práctica habitual en toda Colombia, sumado a la corrupción. Es lo que enseña la burguesìa con su guerra mediatica.
Lo segundo el cambio economico. Hoy se aplica la formula de "para el pobre nada para la oligarquia todo, El actual Gobierno creó 18.000 cargos en la rama ejecutiva con lo cual el gasto público en nómina pasó de 2,6 billones de pesos que se destinaban en el año 2010 a 5 billones en 2014, el doble.
Lo tercero. Debe haber coherencia, claridad en la decisión del gobierno nacional para asumir un proceso de paz serio, responsable y de propósitos que signifiquen democracia, soberanía y bienestar social.
La sociedad es la llamada a presionar los cambios, a mantener la movilizaciòn social por la paz, reconociendo las causas sociológicas, económicas y culturales. Su plena decisión en desarrollar un proceso de paz en el que se considere crucial la participación de toda la sociedad es la que nos llevarà al tren de la paz, que nos conduzca a una relación entre el ser, hacer y convivir en paz.
Es la escritura, la palabra y con la acciòn fundamentalmente, la que nos conducirà a la anhelada paz.
COLOMBIA PARA LOS TRABJADORES,
NI UN PASO ATRÀS, LIBERACIÒN O MUERTE.
CONDUCCIÓN FRENTE DE GUERRA CENTRAL, COMANDANTE DARIO DE JESUS CALLE CORREA.