República Mexicana, 23 de septiembre de 2002

Al pueblo de México
A las organizaciones revolucionarias
A los pueblos del mundo


Un día 23 de septiembre, del año de 1965, un puñado de hombres tomó la determinación de encender el faro que guiaría la acción de los revolucionarios en nuestro México.

Un día 23 de septiembre, del año de 1965, un grupo de personas, entre las cuales se encontraban el Dr. Pablo Gómez, el Prof. Arturo Gámiz y los Hnos. Gaitán, tomaron la determinación de asaltar militarmente el Cuartel Madera, en Chihuahua.

Un día 23 de septiembre, del año de 1965, inicia el largo camino que los revolucionarios de nuestra patria hemos venido transitando, con las armas en las manos, con rumbo al socialismo como modelo de desarrollo alternativo al Modo de Producción Capitalista.

Un día 23 de septiembre, del año de 1965, da comienzo una nueva forma de lucha que desde el movimiento armado de 1910-1917 no había sido considerada como una opción válida, necesaria, irreductible, inevitable y obligada.

Un día 23 de septiembre, del año de 1965, se mostraba al mundo entero que para nuestra nación no quedaba más alternativa que la rebelión armada como instrumento efectivo de transformación de nuestra vida miserable, de explotados, oprimidos, alienados y excluidos. Que las vías de la democracia electoral estaban cerradas como opción real y efectiva para asegurar el ejercicio pleno de nuestros más elementales derechos humanos. Que el Estado Burgués Mexicano era un instrumento al servicio de los intereses de la burguesía nacional y extranjera. Que el “Estado de Derecho” no garantizaba la racionalidad de una verdadera vida democrática, participativa, justa, digna, equitativa y humana de las grandes masas de obreros, campesinos, indígenas y pueblo en general.

Un día 23 de septiembre, del año de 1965, este grupo de revolucionarios evidenció ante la comunidad nacional e internacional que los partidos políticos existentes en nuestro país se disputaban las migajas que el poder dejaba, que olvidaron los principios de servicio y lucha al lado de nuestro pueblo, que la cabeza de dichos partidos no era la de nuestro pueblo y clases trabajadoras, sino la de quienes aspiraban a disputarse pedazos de poder, excluyendo de su ideario y programa de acción los intereses y necesidades populares.

Un día 23 de septiembre, del año de 1965, el ¡¡¡Ya basta!!! dicho con la razón de las armas para impulsar las armas de la razón de nuestro pueblo, abrió la senda que aún permanece como opción inexorable para nuestra nación.

Un día 23 de septiembre, del año de 1965, como otro día 23 de septiembre, pero del año 2002, permanece como el único camino que nos deja el Estado Mexicano para transformar verdaderamente, más allá del gatopardismo, nuestra miserable e insoportable calidad de vida.

Un día 23 de septiembre, del año de 1965, la sangre de nuestros mártires salpicó la tierra para mostrarnos que la única manera de dejar de ser los mártires, los miserables, explotados, excluidos, enfermos y muertos de siempre consiste en construir un poder popular que posibilite la derrota militar, política e ideológica de los defensores del orden social existente, anulando y superando su carácter inhumano y alienante.

Hoy, a 37 años de distancia, es evidente que las condiciones político-económicas que orillaron a ese puñado de revolucionarios a decidir tomar las armas para transformar las condiciones de vida en nuestra patria, permanecen y recrudecen como realidad inexcusable; hoy, a 37 años de distancia, sigue siendo necesaria la construcción y desarrollo del Ejército Popular Revolucionario.

Fraternalmente:

¡¡¡CONTRA EL NEOLIBERALISMO, EL PODER POPULAR¡¡¡

PARTIDO DEMOCRÁTICO POPULAR REVOLUCIONARIO
EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
TENDENCIA DEMOCRÁTICA REVOLUCIONARIA
PDPR-EPR-TDR

República Mexicana, 23 de Septiembre de 2002